Un estudio descarta que la nueva depuradora de Orihuela provoque grandes alteraciones en el paisaje
El documento fue exigido por la Generalitat como condición previa para dar su consentimiento al inicio de los trabajos, valorados en 11 millones y que ejecutará la entidad pública de aguas valenciana
Las obras de ampliación de la estación EDAR de Orihuela casco dan un paso más en su tramitación administrativa. Tras obtener hace justo un año una resolución de impacto ambiental favorable por parte de la Generalitat, el Ayuntamiento, a través de la empresa Typsa, ha concluido el estudio de integración paisajística que la administración autonómica establecía como condicionante previo para dar su plácet a los trabajos.
El documento, que ha sido publicado en la web municipal, permanecerá en exposición pública durante un periodo de 45 días, según decreto firmado por el concejal de Urbanismo, Matías Ruiz. El estudio manifiesta que el ámbito de actuación «presenta una calidad paisajística media y una fragilidad paisajística alta, debido a la escasa pendiente existente y a su elevada visibilidad desde zonas próximas, como la línea ferroviaria Alicante-Murcia y la margen derecha del Río Segura, así como a unas distancias superiores, como es el caso del Seminario Diocesano o el Castillo de Orihuela, situados ambos en el Monte de San Miguel, a una cota superior que el resto del municipio».
No obstante, los técnicos concluyen que, en el resto de puntos de observación analizados, «la visibilidad obtenida es nula debido principalmente a las edificaciones y vegetación existente en la zona, o en el caso de la carretera CV-930, su visibilidad es parcial a su paso por el puente sobre el río Segura».
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Asimismo, reseñan que las parcelas seleccionadas para la remodelación de la EDAR, están incluidas en el ámbito del Paisaje de Relevancia Regional Huerta de la Vega Baja del Segura, perteneciente a la Infraestructura Verde la Comunidad Valenciana. No obstante, consideran que la aplicación de las medidas de integración paisajística propuestas en el estudio son compatibles con el valor paisajístico actual de la huerta del Bajo Segura.
Juego de colores y materiales
Entre otras medidas, el estudio propone jugar con los colores en las estructuras de hormigón más altas. Así, para favorecer la integración visual de dichos edificios los elementos prefabricados de hormigón tendrán un acabado de pintura graduado desde el color «gris-perla» propio del hormigón en la zona más cercana a la base, hasta un color «azul-gris cielo» en su parte superior.
Typsa también propone adicionalmente que las claraboyas de los edificios con finalidad industrial utilicen policarbonato celular translucido, cuyas propiedades permiten el paso de la luz natural exterior, pero sin desvelar el contenido del interior y reflejando el color del cielo.
En cuanto el perímetro de la EDAR, se contempla un murete de mampostería y valla metálica revestida en su parte exterior con una capa superficial de cañizo, reminiscente a las soluciones constructivas rurales históricas de la zona. Por último, se propone la instalación de una pantalla vegetal en el perímetro del ámbito de actuación, así como la implantación de ejemplares de limoneros, naranjos y palmeras en los parterres distribuidos en el interior de la parcela.
A prueba de riadas
La remodelación de la EDAR, valorada en 11,6 millones de euros, es la inversión más cara que se prevé ejecutar en esta legislatura en Orihuela. Con ella se pretende hacer la estación depuradora más resiliente y efectiva ante episodios de grandes avenidas, cada vez más frecuentes y que a menudo ponen las estaciones existentes al límite, sin poder procesar la avalancha de aguas pluviales que les llega.
Pese a que el Ayuntamiento es el promotor de las obras, estas no costarán un euro a las arcas municipales. Los trabajos serán financiados íntegramente por el entidad pública de aguas de la Comunidad Valenciana, la EPSAR.
Construida en 1996
La actual EDAR fue construida por la EPSAR en 1996 sobre las instalaciones de la antigua, que fue necesario demoler. La gestión de esta corre a cargo del Ayuntamiento, dando servicio a Orihuela y a la pedanía de Molins. La parcela donde se ubica y su ampliación se encuentran en suelo no urbanizable, zona de regadíos tradicionales y en las zonas afectadas por el cauce del río Segura. Por esto, los terrenos serán recalificados como pertenecientes a la Red Primaria de Infraestructuras y Servicio Urbano.
Más allá de lo urbanístico, las actuales instalaciones eran foco frecuente de quejas vecinales por generar molestias de ruido y olores. Además, presentan patologías derivadas de asentamientos del terreno y problemas con la calidad del vertido. Es por esto que en 2013 el Ayuntamiento elaboró el proyecto de reforma para solucionarlos. No obstante, la EPSAR consideró oportuno redactar uno nuevo sacándolo a licitación en 2016.
La instalación ahora planteada por Valencia busca modernizar el proceso de depuración con el fin de mejorarlo hasta alcanzar los vigentes parámetros legales que rigen la calidad del vertido, resolver las patologías estructurales que presentan los edificios existentes e implantar nuevos avances tecnológicos en los equipos electromecánicos, así como evitar las inundaciones periódicas que sufren las instalaciones.
Compuerta antiretorno
En este sentido, la CHS emitió en 2017 informe favorable y recordó que el área de actuación está dentro de la zona de policía del Dominio Público Hidráulico, por lo que se acometerán una serie actuaciones que minimicen su inundabilidad. Entre otras, se prevé elevar el terreno de las nuevas instalaciones, sus edificios y depósitos; instalar en la tubería de vertido existente una compuerta que impida en caso de elevación del nivel de agua en el cauce del río, el retorno de caudales a las instalaciones; y una cimentación de hormigón armado de más de 20 metros de profundidad en todos los edificios.
Uno de los cambios más relevantes es que se cambiará también el acceso a la depuradora, que actualmente se realiza por la mota del río. En su lugar, se proyecta un nuevo acceso más al noroeste, utilizando un camino trazado por ADIF para desvíos de caminos afectados por el AVE, el cual discurrirá por encima de la cota del terreno actual y de la mota del río.