El plan para reajustar grupos y plazas agita a docentes y alumnos en la UMU
El Consejo de Gobierno abordará en su próxima reunión la propuesta, que contempla un aumento del tope de estudiantes en algunas clases teóricas
Las propuestas planteadas por la Universidad de Murcia (UMU) para subir el número tope de alumnos que componen los grupos de estudiantes y reajustar la oferta de plazas el próximo curso han agitado a parte de la comunidad universitaria, en alerta ante dos medidas que, temen, «redundarán en el empeoramiento de la calidad docente». Los cambios, que serán analizados en el Consejo de Gobierno el 3 de marzo, están siendo abordados por las juntas de facultad y los órganos de representación. De momento, han cosechado el rechazo de la Junta de Personal Docente Investigador (PDI) y del Consejo de Estudiantes, y no han sido aprobados por algunas juntas de facultad.
En los dos casos se trata de propuestas que están aún en estudio, no de decisiones cerradas, y la última palabra la tiene el Consejo de Gobierno. La reducción de grupos y el reajuste de plazas persigue, en última instancia, «optimizar» los recursos de la UMU de cara a las nuevas exigencias de la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) y teniendo en cuenta las dificultades de financiación de la Universidad, según la institución.
La primera propuesta se plasma en un nuevo reglamento que afecta a la formación de los grupos de estudiantes a los que enseña cada profesor, tanto teóricos como prácticos, y que a la postre implica alguna rebaja. Docentes y estudiantes temen que se traduzca en un incremento de las ratios en los grados con más alumnos. Según la propuesta, los grupos de clases teóricas se ampliarán de 70 a 100 estudiantes (como tope) y los prácticos, de 35 a 50. Aunque la ratio media en las clases teóricas resultante en todas las titulaciones sería de 70 alumnos por clase, algunos grados, como Bellas Artes y Biología, se irían a cien estudiantes.
Para el Consejo de Estudiantes (CEUM), ese incremento tendría un impacto «negativo sobre la docencia y la calidad de la educación. Además, va en contra de lo establecido por el Espacio Europeo de Educación Superior, que establece que se debe promover un aprendizaje individualizado». Para los estudiantes, la normativa, «camuflada como una forma de optimizar la tarea docente y la educación, no sería más que un recorte económico con efectos negativos».
Los reajustes en la oferta de plazas, relacionados con la reorganización de grupos, han sido planteados por la UMU como una manera de «adecuar los cupos que se ofrecerán el próximo curso a la realidad de la demanda», pero la Junta de Personal Docente Investigador los califica de «recortes encubiertos». La propuesta, que puede sufrir cambios antes del Consejo de Gobierno, elimina plazas en algunos grados y las incrementa en otros, según la UMU, para adaptar la oferta a las dinámicas de los últimos años.
Así, pretende incrementar -todavía no es seguro porque depende de otras cuestiones añadidas- el cupo de plazas de Medicina, uno de los grados con más demanda de la Universidad: pasaría de las 200 de los últimos años a 220 el próximo curso. En cambio, el grado de ADE vería reducida su oferta en 65 plazas. Otros estudios que perderían alumnos son Derecho y Lengua y Literatura Españolas. Entre los que aumentan, Psicología y Biotecnología, entre otros.
Según la propuesta de la UMU, se restarán plazas a ocho grados para reforzar 20 títulos «con fuerte demanda». Para la Junta del PDI, esa afirmación no es cierta, ya que se reducen cupos en títulos como ADE, Derecho y Primaria, «en los que la demanda supera ampliamente la oferta. En el grado en Derecho, la demanda media de los últimos cinco años ha sido de 562, pero se reduce a 350 plazas cuando este año se ofertaron 370 y hay matriculados 380», ejemplifican.
La reordenación de la oferta tendría efecto en la composición de los grupos que plantea también el Gobierno de la UMU, según la junta del PDI: «Puede que no haya una reducción global de plazas en las carreras, pero se reducen, al menos, siete grupos de clases teóricas y más del doble de prácticas. En cambio, en esas titulaciones 'con fuerte demanda' no se crea ni un solo grupo. Lo único que se hace es masificarlas a costa de la calidad del aprendizaje de los estudiantes y la enseñanza del profesorado». En el trasfondo de las reformas, recuerdan los representantes de los alumnos y docentes, están las nuevas cargas docentes de la LOSU, que supondrán la reducción de profesores asociados.
«Se trata de optimizar los recursos y ajustar la oferta a la realidad»
Los vicerrectorados implicados en la reordenación de la oferta de plazas y los grupos de alumnos, los de Estudios y Profesorado, defienden que las propuestas buscan «optimizar los recursos y ajustar nuestra oferta a la realidad». Con respecto a los cupos de plazas, la vicerrectora de Estudios, Sonia Madrid, asegura que «todos los ajustes están diseñados en ese sentido. Se reducen las plazas de Primaria, pero se dan al grado doble, que tiene más demanda; y aumentan las de Medicina, si nos lo permiten, que tiene una altísima demanda», ejemplifica.
En otros casos, como el de Administración y Dirección de Empresas (ADE), se tienen en cuenta otros factores analizados en los últimos cursos: la oferta de plazas se reduce en 65, hasta las 350, «pero hay que tener en cuenta que la tasa de abandono tras el primer curso es del 50%», sostiene el vicerrector de Profesorado, Pascual Cantos.
Defiende que los grupos «quedan entre 50 y 70 plazas en su mayoría; se trata de ajustar y optimizar la plantilla», remarca. En otros casos, como el grado de Lengua y Literatura, se trata de adaptar la planificación a la realidad universitaria. «Se ofertan 140 plazas, y en base a esa cifra, se forman dos grupos. A la hora de la verdad se matriculan 80 alumnos, pero ya tienes los dos grupos formados», concreta.
Cantos, además, recuerda que los grupos más abultados se desdoblan e incluso se dividen en cuatro en las clases prácticas, de laboratorio y clínicas.
