Cartagena
Urbanismo valora la demolición del edificio de San Cristóbal la Larga incendiado el lunesJuana Martínez
Miércoles, 5 de julio 2023, 00:23
El edificio de la calle San Cristóbal la Larga que el lunes de madrugada fue presa de las llamas continúa precintado para impedir que nadie entre a su interior. Esta medida se debe al riesgo de colapso de la estructura. La Policía dejó acordonada el área a unos 4 metros del inmueble para impedir que un posible desprendimiento de la fachada alcance a un transeúnte.
Esta circunstancia limita el tráfico rodado en la zona, ya que, al ser una calle estrecha, solo han dejado espacio para los peatones.
Tras la visita, el lunes por la mañana, al interior del edificio de una técnico municipal, acompañada por una dotación de bomberos, desde la Concejalía de Urbanismo, dirigida por Diego Ortega, evalúan su estado. Y esperan emitir una resolución en los próximos días sobre las actuaciones futuras que llevarán a cabo, entre las que se contempla la demolición del inmueble.
Según señalan desde el Consistorio, «a primera vista el inmueble ha quedado bastante afectado» por el incendio que se declaró en el segundo piso.
Según las primeras investigaciones policiales, el fuego habría sido provocado por un okupa, tras agredir a otro con un arma blanca. No era la primera vez que los inquilinos del edificio, que en su mayoría residían ilegalmente, tenían conflictos. Tras más de medio día buscándolo, los agentes detuvieron al presunto responsable del incidente, de origen marroquí. El fuego dejó a varias personas intoxicadas por inhalación de humo y quemaduras leves.
Realojo a los afectados
Servicios Sociales trabaja para buscar alternativas habitacionales a las familias perjudicadas, algunas de ellas con menores de edad a su cargo. Tras el incendio, solo se les permitió entrar a coger las pertenencias imprescindibles, como la documentación.
Este suceso reveló los problemas de convivencia a los que se enfrentan los vecinos del centro de la ciudad desde hace tiempo. Algunos de ellos califican la zona como «una bomba de relojería que va a estallar».
Los solares cubiertos de basura, las viviendas okupadas y los restos del consumo de sustancias estupefacientes dominan la zona, a tan solo unos pasos de la basílica de la Caridad, lo que despierta las quejas de los vecinos.