El fuego en un edificio en el centro de Cartagena revela graves problemas de convivencia entre okupas
El Ayuntamiento desaloja una casa en San Cristóbal la Larga incendiada de madrugada por un vecino, tras enfrentarse y pinchar con una navaja a otro
Juana Martínez
Martes, 4 de julio 2023, 01:21
Los habitantes de un viejo edificio en la calle San Cristóbal la Larga, casi en la esquina con la Serreta y a dos pasos de ... la céntrica plaza de San Francisco, abandonaron en la madrugada de ayer apresuradamente sus casas debido a un incendio declarado en el segundo piso.
Las llamas comenzaron en torno a las cuatro y media de la mañana. Según fuentes policiales, habrían sido provocadas por un vecino tras pelearse con otro y pincharle con un arma blanca. El presunto atacante fue detenido horas más tarde.
Los problemas de convivencia desencadenaron esta situación que podría haberse convertido en una tragedia al residir una veintena de personas en el edificio de cuatro plantas. Según los curiosos que se congregaban en la calle solo los habitantes del primer piso –«La señora Amalia y su hijo Joaquín van a ser los más perjudicados», lamentó un conocido– son propietarios de sus casas, mientras que el resto son okupas, entre los que hay varios menores de edad. La Policía Nacional realizó en los últimos meses varios operativos contra la producción y tráfico de marihuana en ese mismo portal.
«Mi hijo de cinco años los tiene que ver meterse de todo a diario», dijo un residente en la zona harto de la situación de abandono que sufren a cien metros de la basílica de la Caridad y de la oficina de la Seguridad Social.
El suceso no les pilló por sorpresa. «Era una bomba de relojería que iba a estallar», relató la misma persona, que no quiso identificarse. Hay miedo. Alegó que sufren esta situación «desde hace años» y «la veíamos venir, sabíamos que pasaría tarde o temprano». Las rencillas entre los inquilinos de etnia gitana y los marroquíes venían de atrás.
Los solares cubiertos de basura, las infraviviendas y las restos del consumo de drogas son los protagonistas de la zona, ahora acordonada por la Policía.
Otros inmuebles del centro
No es el único edificio del centro histórico de la ciudad en estas condiciones. En las calles de alrededor, que llevan a la plaza de la Merced, donde se ubica el Museo Regional de Arte Moderno, proliferan las comunidades de vecinos okupas, que se alternan con los descampados urbanos llenos de basura. Estos focos de infecciones e insalubridad preocupan a quienes allí viven cansados de ver a las ratas campar a sus anchas por la zona.
El fuego causó daños en la estructura del edificio, que puede colapsar. Por eso la Policía precintó su entrada y ha acordonado la calle. Si bien los desalojados dispusieron de un breve tiempo para entrar a recoger sus pertenencias básicas, como el DNI o el pasaporte, acompañados de bomberos y una técnico municipal. Antes fueron atendidos por los servicios de emergencias debido a la inhalación de humo y algunas quemaduras leves. Por su parte los trabajadores de Servicios Sociales acudieron para hacerse cargo del realojo.
«El humo me entraba a la garganta», narró uno de los afectados, que tampoco quiso decir su nombre. Contó que descansaba en el cuarto piso a la hora en la que el edificio empezó a arder. Bajo la camisa mostraba su piel todavía tiznada de hollín.
Los cuatro habitantes de la vivienda de entre cincuenta y setenta años fueron los más perjudicados. Dos de ellos fueron atendidos en el lugar con intoxicación leve por inhalación de humo, mientras que los otros dos fueron trasladados al Hospital Santa Lucía con síntomas más graves.
En menos de una hora los bomberos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento del Ayuntamiento dieron por sofocado el fuego. Todos los vecinos salieron por su propio pie, alguno incluso lo hizo pasadas las doce del mediodía. Fue el caso de un hombre de mediana edad y problemas de movilidad que dormía en el bajo y quedó encerrado dentro del edificio una vez clausurado por el precinto policial. Tuvo que avisar de su presencia a los agentes municipales allí de guardia para que le abrieran y poder salir. Estos estaban perplejos de que no se hubiera despertado antes con el revuelo formado.
Varias personas que contemplaban a los operarios municipales afirmaban que «que quiten ese edificio es lo mejor que nos puede pasar». Mantienen la esperanza de una mejora que les permita dejar de ser una de las áreas más deprimidas del centro histórico. Y contemplan la posible demolición del inmueble como una oportunidad de regeneración.
Agresor y agredido se encuentran en Urgencias del Rosell
El presunto agresor, un hombre de origen marroquí, acudió ayer por la mañana al hospital del Rosell para que le curaran las heridas sufridas en el transcurso del suceso. Allí se identificó con un nombre falso, según fuentes policiales. Sin embargo, mientras abandonaba las instalaciones hospitalarias ya repuesto se encontró con la persona a la que supuestamente había pinchado antes de prenderle fuego a su domicilio. La supuesta víctima fue a Urgencias acompañado de su familia para que le curaran la herida y por la inhalación de gases tóxicos en el incendio. Ante esta situación imprevista, el supuesto agresor huyó. La Policía le detuvo pasado el mediodía, tras buscarle por varias zonas de la ciudad. Sus peculiares características físicas, cojea de un pie y le falta el ojo derecho, facilitaron su identificación.
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