Acoso en el deporte, una lacra que no cesa

«El deporte es vida, es juego, es pasión. El deporte se contextualiza en la sociedad en la que surge y se practica. Es un escenario en el que la mujer se reivindica como deportista y como mujer. El deporte es el 'sitio de mi recreo' para millones de niños y niñas. Cuando saltan noticias, como la que desgraciadamente ha puesto el foco de nuevo en el deporte, y concretamente en la práctica deportiva femenina, y además con menores de edad de por medio, el hecho mismo nos pone contra la pared», dice Víctor J. Rubio.

Él es catedrático del departamento de Psicología Biológica y de la Salud de la Universidad Autónoma de Madrid y coordinador del grupo de investigación en Psicología y Ciencias del Deporte (PSIDEP) de la misma universidad. Rubio añade que «ya sea una práctica profesional o amateur, de adultos o de jóvenes, la violencia física y verbal, los abusos sexuales y otras conductas contrarias al derecho humano deben de ser desterradas».

¿Cómo? Según el catedrático Rubio, «independientemente del cruce de noticias y declaraciones respecto al caso del Alhama, el hecho nos sitúa en un escenario radical de la vida social en la que la mujer es objeto de diferentes tipos de 'violencias', frente a las cuales es necesario tomar todas las medidas pertinentes, sobre todo radicadas en procesos educativos respetuosos con el ser humano, pero también en todas aquellas medidas legislativas que permitan un abordaje integral de estos problemas», responde.

Rubio recuerda que la Ley Orgánica 8/2021, de Protección Integral a la Infancia y a la Adolescencia frente a la Violencia, establece, en su artículo 48, la obligatoriedad de todas las entidades deportivas en las que participen menores de designar a una persona como delegado/a de protección a la infancia y la adolescencia. «El reto, en estos momentos, para que no se convierta en una mera figura cosmética, radica en formar en las funciones que permitan prevenir y, en su caso, actuar cuando se producen, los actos de violencia contra los menores en los clubes y asociaciones deportivas, de manera que se contribuya a cambiar la cultura de los clubes»,

En este sentido, según Aurelio Olmedilla, profesor titular de Psicología de la Universidad de Murcia, «iniciativas de formación como la de la Universidad Autónoma de Madrid, (en la que él mismo también trabaja) pueden contribuir a ello».

La Federación de Fútbol de la Región y la Universidad de Murcia firmaron en septiembre del año pasado un acuerdo de colaboración para establecer un servicio de atención psicológica para atender a los jugadores federados. Este acuerdo se cerró porque los síntomas y trastornos de salud mental se habían convertido en uno de los problemas más acuciantes de la población, en general, y de los deportistas, en particular. «La proporción de trastornos mentales en el fútbol supera la media», dijo entonces Olmdeilla.

Para algunas mujeres deportistas, como es el caso de la boxeadora de Puerto Lumbreras Mari Carmen Romero, lo ocurrido con las jugadoras del Alhama ha pasado «por la posible falta de cultura del presunto infractor, que a lo mejor no está preparado y no sabe cómo hay que tratar a las futbolistas».

Para Romero, y en esto coincide con Rubio y Olmedilla, es necesario que quienes se encargan de entrenar y dirigir a los deportistas «estén mejor preparados, a lo mejor por psicólogos, ya que las deportistas hemos evolucionado y ellos deberían hacerlo también». La púgil lumbrerense asegura que ella «nunca» ha sufrido acoso. «Al contrario, mis entrenadores siempre me han tratado con cariño y con buenas palabras».

En el asunto del Alhama, en cualquier caso, todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Cinco jugadoras, Noelia Gil, Andrea Carid, Erika Sastre, Nerea Vicente y Lucía Martínez, han denunciado «vejaciones» y «humillaciones» por parte de su entrenador, Randri García. Sus 17 compañeras, sin embargo, defienden al técnico alhameño, alma máter de un proyecto que en estos momentos se tambalea.