Eva Torres: «De niña quise ser Rita Hayworth»
ESTÍO A LA MURCIANA ·
La actriz murciana soñaba de niña con llegar a la profesión que hoy ejerce. Reconoce que su experiencia en Estados Unidos fue «brutal» pero que al volver a España no tuvo las oportunidades que esperaba a pesar de su currículoDurante cuatro años formó parte del valiente, necesario y generoso equipo de Pupaclown. Para ella, «poder arrancar una sonrisa a un niño hospitalizado» encaja a ... la perfección con la definición de «éxito». Lo dejó, no obstante, cuando nació su hija mayor, Natalia: «Miraba a los niños y en todos la veía a ella». Antes trabajó en Madrid, en Barcelona y en Estados Unidos, donde vivió una «experiencia brutal». De niña, Eva Torres (Murcia, 1973), siempre quiso ser actriz.
–¿Para qué está aprovechando el verano?
–Para desconectar y estar más con la familia, porque aunque durante el confinamiento todos hemos tenido que parar, en la docencia no ha sido así: hemos trabajado el triple y en mi caso me he visto muy absorbida por las clases [en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia, ESAD, donde es profesora] y por todo lo que nos pedían. Ha sido un trabajo muy intenso y necesitaba desconectar, poder dejar el móvil a un lado y disfrutar de la naturaleza y de mi familia.
–¿El periodo estival le recarga las pilas?
–Sí. A mí, el sol, la playa y el campo me ayudan para empezar en septiembre con energía. Y me viene fenomenal.
–¿Este está siendo un verano distinto?
–Este verano lo estoy disfrutando más: estoy disfrutando más de los paseos, de la playa, de la naturaleza, de poder descansar... Estando encerrados se nos olvida lo bonito que es disfrutar del entorno.
–¿Cómo descubrió la montaña?
–Fue gracias a mi marido [el también actor Toni Medina]. Su madre tiene una casa entre Caravaca y Moratalla, y desde hace 15 años todos mis agostos son allí. Me encanta porque te despiertas rodeada de naturaleza, de pinos... Tenemos luz gracias a las placas solares, el agua proviene de un manantial y no hay conexión a internet. Simplemente, disfrutamos del entorno toda la familia. Nos reunimos todos y realizamos actividades: cine de verano, excursiones..., cosas que en la ciudad no puedes hacer porque vamos todos muy estresados y agobiados.
«Creía que mi currículo me iba a abrir muchas puertas y no tuve las oportunidades que pensaba que iba a tener»
–¿Con qué conecta?
–Conmigo misma. Estos días me sirven para ver qué quiero o qué necesito. Aprovecho para leer y para hacer lo que a mí me gusta, porque a diario tiendo a realizar aquello que le gusta a los demás.
–¿Qué ha deseado siempre?
–Vivir en diferentes países. Me encantan los idiomas y me gustaría aprender japonés, francés, alemán... Mi ilusión es poder viajar, pero no como turista, sino quedarme en el lugar durante un tiempo para aprender bien su gastronomía y su cultura. Lo que ocurre es que para eso hay que tener mucho dinero y mucho tiempo [sonríe].
–¿Ha podido hacerlo en alguna ocasión, vivir en otras ciudades?
–Gracias a mi trabajo he podido estar en muchos sitios. Durante un año viví en Barcelona. Tuve la suerte de poder estar en la producción de 'Bodas de sangre' que dirigía Ferran Madico (2001). Hicimos temporada en el Teatro Romea [de Barcelona], y luego una gira a nivel nacional y también por Cataluña. Gracias a esa producción estuve viviendo allí y me enamoré de la ciudad. También he vivido en Madrid.
–¿Qué le llevó a Estados Unidos?
–Con el Aula de Teatro de la Universidad de Murcia (UMU) estábamos haciendo 'Mañana, aquí, a la misma hora', dirigida por Jose Félix Gómez, y nos seleccionaron para el Festival Internacional de Teatro en Bélgica. El director del departamento de Drama de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee vio la obra, le gustó mucho mi trabajo y me dio una beca para estudiar tres años en la universidad en un programa especial. Iba buscando actores de diferentes países para formar un grupo internacional. Me ofreció irme ese mismo año, pero yo no sabía inglés y lo veía un poco precipitado. Entonces me propuso asistir a un curso que él iba a impartir durante el verano en Barcelona. Me dijo: 'Vente y así conoces mi metodología, y también cómo soy yo, porque a lo mejor no te interesa'. Cuando acabó el curso me insistió: 'Eva, vente ya'.
–¿Cómo fue la experiencia?
–Brutal, y todo un reto. No tenía base alguna de inglés y me aprendía los textos como si fueran poemas chinos. Memorizaba los sonidos, sabía lo que decía, pero estaba siempre en tensión porque no se me podía olvidar nada y nadie me podía cambiar el pie porque yo no sabía improvisar. Después de un año comencé a dominar un poco el idioma y terminé actuando como si fuera mi propia lengua. Cuando acabé, desde la universidad hice lo que ellos llaman el 'showcase': fuimos a distintas ciudades del país a hacer una especie de muestra para directores, agentes y productores; llevas tu currículo y cuando termina la actuación, si interesas, te llaman. A mí me fue muy bien, me querían dos importantes agencias de Chicago y a la semana estaba ya haciendo un casting para la película 'Hardball' con Keanu Reeves. Me dije: '¡Madre mía! Mi sueño se está haciendo realidad'.
En tragos cortos
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Un sitio para tomar una cerveza Kiosco Ben Arabí, en Murcia
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Una canción 'Vuelve', de Rozalén
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Un libro para el verano 'Nada', de Carmen Laforet
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¿Qué consejo daría? Ninguno
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¿Cuál es su copa preferida? Cerveza
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¿Le gustaría ser invisible? A veces, me encantaría
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Un héroe o heroína de ficción La mujer maravilla
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Un epitafio 'Ensayando para cuando me den el papel de muerta. ¡Lo voy a bordar!'
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¿Qué le gustaría ser de mayor? Investigadora
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¿Tiene enemigos? Creo que yo soy mi mayor enemiga
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¿Qué es lo que más detesta? La insolencia
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Un baño ideal Hace treinta años, en Las Villas de la Torre de la Horadada. Lamentablemente ahora no tenemos playa
–¿Por qué volvió a España?
–Porque me iba demasiado bien y pensé: 'Si aquí, que tengo el hándicap del idioma, me están ofreciendo ya la posibilidad de hacer castings para películas de Hollywood, si vuelvo a España con esta formación voy a tener muchas más posibilidades'. Pero no fue fácil. Creía que mi currículo me iba a abrir muchas puertas y no tuve las oportunidades que pensaba que iba a tener.
–¿Qué le faltó?
–Contactos. Aquí funcionamos por contactos.
–¿Alguna vez ha pensado en qué hubiera ocurrido si se hubiera quedado en Estados Unidos?
–Sí, sobre todo al principio, cuando veía que no accedía a las pruebas a las que podía haber accedido allí. Entonces sí piensas: '¡Jo! Me debería haber quedado más tiempo probando', pero la vida también te regala otras cosas. Gracias a estar aquí tengo una familia y un sitio en Murcia. Me siento muy querida y muy valorada en mi Región.
–¿Quiénes son sus mayores apoyos?
–En primer lugar, la familia, pero luego siempre he tenido amigos que me han apoyado. Por ejemplo, César Oliva Olivares, yo lo considero mi papá artístico, porque desde que empecé a trabajar con 19 años ha estado pendiente de mí intentando impulsar mi carrera.
–¿De qué está orgullosa?
–De que no me han regalado nada. Todo lo que he conseguido ha sido gracias a mi esfuerzo, a mi paciencia y a mi motivación.
–De niña, ¿soñaba con ser actriz?
–Siempre lo tuve muy claro. En mi familia, no hay tradición teatral, pero a mí me gustaba. Veía muchas películas en la televisión y soñaba con hacer lo mismo que las actrices. Recuerdo que me impactó 'Gilda', y quise ser Rita Hayworth. Después quise ser actriz, como Rita Hayworth [ríe].
–¿Todo ocurre por alguna razón?
–Tiendo a pensar así. Al menos, ese es, a veces, mi consuelo. Lo que sucede, conviene.
–¿En qué cree?
–Soy agnóstica. Me aferro a las buenas personas, a la gente que es honesta y generosa.
–¿Café o té?
–¡Café!
–¿Qué le dicen quienes le conocen?
–Saben que no soy nada conflictiva, que tengo mucha paciencia y que soy bastante optimista; prefiero tener paz a tener razón. También me dicen que soy muy exigente y que busco la excelencia en todo lo que hago. Y mi madre, que soy un culo inquieto porque nunca paro.
–¿Qué le da vértigo?
–Cada nuevo proyecto. Debería tranquilizarme porque llevo casi 30 años en esto, pero con cada personaje nuevo siento que empiezo de cero.
–¿Enamorada?
–Sí, siempre. La misma pasión no está, pero te adaptas y buscas otra definición del amor. Soy una persona muy entusiasta.
–¿De qué tiene muchas ganas?
–De hacer audiovisual. En breve voy a estar en un proyecto muy chulo que se llama 'El último kilómetro', con guion de Salvador Serrano y dirección de Joaquín Carmona. Va a estar protagonizado por Fernando Tejero, y si todo va bien, empezaremos a rodar el próximo año.
–¿Volverán los teatros?
–¡Sí! El 8 de octubre estreno con Doble K en el Teatro Romea de Murcia 'Despedida de casada', que es una comedia muy divertida que va a gustar mucho, y que en marzo no pudo estrenarse por el estado de alarma. El parón en la cultura ha sido muy doloroso porque es el último sector en el que los políticos piensan; no entiendes cómo se pueden llenar los trenes y los restaurantes y no los teatros.
–¿Buena anfitriona?
–No, soy terrible, pero tengo un marido que es buenísimo y me dejo querer.
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