La Nueva Condomina, un cuatro estrellas abandonado

A pesar del desgraciado estreno con España y del uno a cuatro que encajó el equipo que dirigía por entonces Lucas Alcaraz contra el Valladolid en su primer partido en su nueva casa, por aquel entonces eran buenos tiempos para el Real Murcia. Nadie hablaba de deudas o de impagos y sí del ascenso a Primera que se consiguió, de los fichajes de relumbrón del verano de 2007 y, por supuesto, del estadio cuatro estrellas, que no cinco por capacidad. Sin embargo, a partir de la segunda vuelta de aquel curso en la máxima categoría, comenzó el desastre del club en todos los sentidos, especialmente en el económico, y la situación tan delicada en la que está actualmente.

El estadio es la primera imagen que alguien que llegue desde fuera tiene del Real Murcia. Se ve desde la autovía, es atractivo para los aficionados al fútbol y conocido para la gran mayoría de seguidores de España. Y si esa es la primera imagen probablemente hoy en día no sea demasiado buena. Basta con dar una vuelta por allí para comprobar la presencia de malezas que brotan alrededor, el mal estado de las palmeras junto a la explanada principal o un cartel informativo con el plano del estadio que hay junto a las taquillas muy deteriorado.

En general, la sensación es la de un proyecto faraónico que ha venido a menos y que paga las consecuencias en aspectos así. Llama también mucho la atención las rajas que hay en las escaleras de acceso a la explanada principal, que aumentan la impresión de dejadez en el mantenimiento de las instalaciones.

En el interior tampoco mejoran las cosas. Al revés. El aparcamiento subterráneo acumula una gran cantidad de suciedad, la mayoría de los baños no funcionan, se ven luces fundidas y, en general, se aprecia una sensación de dejadez. Especial atención para los aparatos de aire acondicionado que hay instalados en la sala de prensa y en la habitación contigua en la que los periodistas pueden trabajar tras los partidos. Ahí el agua procedente de los aparatos va a parar al interior y hay unos cubos para evitar que caiga al suelo. Claro está que en ocasiones acaban desbordándose. La limpieza de los asientos y de las gradas tampoco ha sido nunca la mejor. Esto se ve agravado porque gran parte de ellos son de color blanco.

Del mantenimiento del estadio se hacen cargo el club grana y el Ayuntamiento de Murcia, que firmaron el año pasado una modificación en el convenio de cesión de uso del estadio para que el Consistorio se hiciera cargo de algunos gastos. Luz y agua, principalmente. No obstante, la titularidad de los recibos de la luz sigue a nombre del Real Murcia.

A pesar de lo anterior, en el Ayuntamiento no tienen constancia de ninguna protesta del club grana por el estado de las instalaciones. «Hay que diferenciar la parte interior y exterior del estadio. Hay un convenio de colaboración y de ayuda para el mantenimiento de aspectos técnicos ordinarios de la instalación como la luz o el agua y en eso no hemos recibido ninguna queja», explica Felipe Coello, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Murcia. Además, Coello recuerda que «la limpieza interior corresponde al Real Murcia y si la instalación no está en condiciones en el exterior deberían notificárselo al Ayuntamiento».

La primera plantilla del Real Murcia se está entrenando a diario en el estadio y la actividad, poco a poco, va retornando a un lugar que ha estado muy poco concurrido desde marzo, cuando la pandemia paró la liga, obligó al Consejo grana a decretar un ERTE y el fútbol quedó en un segundo plano. Ahora parece que regresará. Pero el Enrique Roca necesita un lavado de cara.