El poder de los libreros

Uno de esos primeros actos de promoción, con la novela aún en las cajas de la distribuidora, fue una presentación del libro (por cierto, titulado 'Revolución') en un restaurante mexicano de Madrid, no en vano la historia se desarrolla en México. Los invitados al encuentro fueron medio centenar de libreros. Sí, libreros. Ni lectores fieles, ni clubes de lectura, ni prensa, ni blogueros, ni público general. Libreros.

En el restaurante, mientras Pérez-Reverte charlaba sobre el proceso de escritura y los elementos que ya forman parte de su universo literario, como la fraternidad o el sentido trágico de la vida, los libreros escuchaban, probaban los tacos y bebían tequila. Al terminar, se fueron a sus casas con un libro firmado, una bolsa de tela estampada con algunas frases de la novela y una botellita de tequila. Este tipo de actos en lugares pintorescos y con regalos para los asistentes no son raros para los autores superventas, María Dueñas presentó 'Sira' en el Hotel Palace de Madrid, por ejemplo. Lo que no es tan habitual es organizarlos para libreros.

La forma de vender libros ha cambiado, no hay duda. Hay quien compra 'online'. Y abundan las grandes cadenas de librerías, donde quienes atienden no suelen ser libreros sino dependientes. Probablemente muchos de ellos ni siquiera son lectores y solo recomienden los libros que se apilan en los espacios alquilados por las editoriales. Pero aún quedan muchos libreros y estos continúan siendo grandes prescriptores.

Los libreros son quienes deciden si un libro va en la mesa de novedades o pasa directamente a la estantería. Quienes saben qué libro le puede interesar a cada cliente, porque conocen a su clientela. Quienes deciden qué libros sacan de las cajas y cuáles devuelven sin ni siquiera abrir. Pero para ser un prescriptor, el primer paso es conocer el libro. El segundo, que el escritor le caiga bien.

Unos meses antes del lanzamiento, la prensa ya hablaba de 'Revolución'. Y cuando faltaban apenas unos días para la publicación, el equipo de la editorial organizó un encuentro con los libreros. No hay nada mejor para crear prescriptores que hacerles sentir especiales.