El Murcia siempre está en obras. Acostumbrado a vivir en el andamio desde que la mala gestión de Samper dejara al club con un futuro ... pigmeico, parece que la paz siempre está en la otra acera. Ahora que parecía que sus dirigentes le habían devuelto la estabilidad innegociable para el despegue, la sentencia de la Audiencia Provincial que anula la ampliación de capital de 2018 supone un nuevo quebranto cuyas consecuencias están por ver. Por lo pronto, podría ser el regreso de una cara olvidada por la grada. No habrá confeti para De la Vega, si vuelve, por cuanto muchos lo ven como un advenedizo, un producto de la gestión del fútbol que no va a aportar la transfusión de sangre –entiéndase dinero– que el club requiere y encima no tiene apego a una entidad cuya salvación depende de dos cosas: una cartera abierta o, de no haberla, sentimiento y con ello entrega. De la Vega no tiene ninguna. Ayer no habló y no se sabe qué va a hacer. Por ahora solo aporta desasosiego, es decir, pólvora para un club que necesita calma.
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