El misterio del libro en Wallapop
A CARA DE LIBRO ·
Buscan rentabilizar al máximo el trabajo saltándose las cuestiones éticasLlamada de una escritora preocupada. Terror en los pasillos de la editorial. Reunión urgente del equipo. Una vez en la sala, abren la aplicación en ... el ordenador. No es posible, dice la editora, el libro aún no ha salido a la venta. Pero la prueba la tienen delante de sus narices.
No se trata del libro digital, están acostumbradas a que en algún punto del proceso de edición alguien filtre los archivos y el libro esté pirateado incluso antes del lanzamiento. Ahora es el libro físico, con su sobrecubierta, su faja y su tapa dura. Quizás hasta esté sin leer, apenas sacado del sobre en el que llegó a la casa del criminal. Hay otro. ¡Y otro más! La editora cuenta hasta seis, a un precio irrisorio. El libro saldrá a la venta en dos días con un precio de veintiún euros. En la plataforma lo venden a diez.
En la editorial saben que ha sido un bloguero, porque ellos y los críticos reciben los libros antes para que, al lanzamiento, publiquen la reseña.
Siempre causa estupor que un producto enviado a un prescriptor aparezca en páginas de venta de segunda mano antes de que publique la promoción, la reseña, la historia, el post, el reel... Se producen situaciones tan delirantes como que un 'influencer' diga que no puede vivir sin sus zapatillas de la marca x y esas zapatillas estén simultáneamente a la venta en su perfil. Buscan rentabilizar al máximo el trabajo saltándose las cuestiones éticas.
En el mundo literario no estábamos acostumbrados a estas situaciones. Las críticas literarias las realizaban catedráticos de literatura, escritores de poso y peso, y teóricos de todo pelaje. Eran (y son, no han desaparecido) eruditos imbuidos en el canon literario y conocedores de la obra completa del autor.
El marketing nos ha enseñado que cuando una autoridad (como es el crítico) da su opinión, esta afecta a las ventas del producto. Pero más efectiva es la recomendación de un igual. Y aquí aparecen blogueros e influencers. Con la condición de que los críticos cobran del medio en el que publican y los blogueros, en general, lo hacen gratis. Sobra decir que cada vez hay menos críticos profesionales.
Los aficionados buscan la manera de rentabilizar su trabajo, y siendo época de crisis y en el país del Lazarillo... El resultado, libros en venta antes de la fecha de lanzamiento.
La editorial está investigando, cual Sherlock, quiénes son esos infelices que tienen que vender libros de tapadillo para llegar a fin de mes.
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