El canciller Scholz, como Sánchez

–¡Hombre! La temática de la Covid no dirá que no está a güevo.

Estuvo (ya va para dos años), está y estará. Hay quien dice que, cuando ya el cambio climático lo haya dejado todo plano (como ha ocurrido con los tornados de Kentucky y aledaños), todavía tendremos el virus hasta en la sopa. Eso será cuando estemos por la oleada mil quinientas ocho. Sabrá el lector que la señora Merkel ha dejado de gobernar Alemania.

–Algo de eso se ha dicho.

Y también que un señor llamado Olaf Scholz, como suena, ocupa ahora su puesto. Este caballero, aunque no tiene demasiada pinta de canciller, dicen que es muy valioso como político y persona humana. Sin embargo, hace un tiempo nadie daba un duro por él. La buena fama de ahora le llega por lo bien que se ha manejado en la formación del nuevo gobierno, que es de coalición. Scholz milita en el PSOE alemán, por así decirlo. Y quizás por eso ha dicho Sánchez lo que ha dicho. A saber, que aplicará en Alemania sus mismas políticas sociales.

Yo eso lo veo bien. De toda la vida de dios, los españoles hemos profesado a los alemanes una gran admiración. (Salvo en las ocasiones en que han sacado los pies del tiesto, el lector ya me comprende). Y, claro, eso tiene que servirnos de orgullo a los que somos de la baja Europa, en concreto de la vieja España. Que el sucesor de la Merkel copie del presidente español (siempre que no genere envidias insidiosas) es para estar contento. Otra cosa será cómo responda aquí la oposición, pues parece como si no se llevara muy bien con Moncloa. Yo me alegro un montón, pues eso nos acerca al ansiado ideal de ser finalmente una unidad de destino en lo universal.

–En funciones de mañana y tarde.