Una vejez dedicada a la sociedad
Acción Solidaria | Obra Social 'la Caixa' ·
Programan hasta 70 actividades diferentes cada año para ayudar a colectivos vulnerables Dos de los voluntarios de Amuvim: «Lo único que queremos es que otras organizaciones se beneficien de nuestro trabajo»Todo empezó hace casi trece años al amparo de la Fundación 'la Caixa'. «Necesitaban voluntarios que enseñasen informática y así nació la Asociación Murciana de Voluntarios de Informática de Mayores», cuenta José Antonio Barba, miembro actual de su junta directiva. Ahora cuentan con más de 200 socios. La mitad de ellos son voluntarios y colaboran con otras entidades, «pero desde que se creó la asociación hasta hoy, hemos cambiado mucho, tal vez nuestro nombre no se corresponda en realidad con lo que somos, porque ahora hacemos muchísimas actividades que no tienen nada que ver con la informática». Por ejemplo, talleres de español para extranjeros, de lectura, de diseño gráfico, edición de vídeo, incluso acompañamiento para dar un respiro familiar a aquellos que lo necesitan: «Nosotros estamos abiertos a cualquier actividad que se necesite por parte de otras organizaciones o asociaciones. Por eso aninamos a todas las ONG que se acerquen y nos conozcan, para que se beneficien de nosotros», añade Toñi Fernández, presidenta de Amuvim.
Este grupo de mayores de 55 años colabora con Fundown, Cofemce, Famdif, Astrapace, Assido y Copedeco, entre otras organizaciones. Sin embargo, entre todas sus actividades destaca la labor que realizan inventando artilugios para paliar necesidades de personas con movilidad reducida: «Durante nueve meses, Fundación 'la Caixa' nos financió un curso con un ingeniero que nos enseñó a hacer diseños en 3D; y cuando estuvimos preparados, pusieron a nuestra disposición una impresora y nos enfrentamos a casos reales», explica Barba.
Entre sus diseños, menciona un soporte para poder coger una trompeta, otro para sujetar el mando de la videoconsola, tiradores personalizados para las cremalleras, tenedores, bolígrafos, todo adaptado de forma individual para los usuarios de Astrapace. «A nosotros nos divierte, nos distrae y nos enriquece; y a ellos les supone un mundo poder tener esos artilugios que les cambian la vida y que, si no fuera de este modo, es posible que no se los pudieran permitir económicamente».
Toñi Fernández: «No sé qué voy a hacer cuando no tenga que venir cada día al despacho»
Para este nuevo año que comienza, los nueve aprendices de ingeniero impartirán un curso de diseño en 3D a otros voluntarios de Amuvim, «porque ahí está la gracia: si cada uno enseña lo que sabe a cinco personas más, y luego esas se lo transmiten a su vez a otros cinco, pues multiplicamos el conocimiento, y eso es maravilloso», dice Barba.
De ida y vuelta
Tanto Toñi como José Antonio ponen cara de preocupación cuando imaginan un mundo sin Amuvim. ¿Cómo serían sus vidas sin pertenecer a la asociación? Al cabo de un rato, Barba responde: «Yo estoy seguro de que hubiera hecho voluntariado en cualquier sitio, era lo que quería hacer al jubilarme». Toñi se suma a su batalla: «Yo también, porque en realidad me encuentro vacía cuando no tengo nada que hacer. Yo vengo al centro todos los días. ¡Incluso me da miedo pensar que este año tengo que dejarme la junta directiva!», acaba con una sonrisa.
José Antonio Barba: «La asociación también nos ayuda a nosotros a sentirnos útiles»
A pesar de que su labor es muy grande y muy tangible, los dos tienen claro que reciben más de lo que dan: «Estar aquí te saca de la rutina y de la monotonía, hace que te sientas útil, y eso es un regalo. Mucha gente no entiende que hagas cosas por los demás de forma altruista, porque vivimos en una sociedad muy egoísta; pero lo cierto es que, cuando eres voluntario, la satisfacción es muy grande. Por eso siempre animamos a todo el mundo a venir y probar». Para atreverse, solo hay que llamar al 968226315, «eso sí, el que viene, ya no se va».