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Ángel Alonso
Murcia
Jueves, 10 de abril 2025, 01:13
La atención psicológica pública en Yecla y Jumilla vive una situación muy complicada. Ambas localidades del Altiplano cuentan con solo un psicólogo clínico cada una, cuando el servicio está diseñado para disponer de seis facultativos y atender a una población conjunta que suma cerca de 60.000 personas. La falta de profesionales, que se arrastra desde hace meses, ha provocado que se estén dando citas con una demora de hasta seis meses.
El servicio público de Salud Mental contempla para Yecla dos psicólogos para adultos y uno para la población infanto-juvenil, pero en la actualidad solo hay uno en activo y ningún profesional destinado a menores. En Jumilla la situación no es mejor. El plan de trabajo con los pacientes establece que tiene que haber dos psicólogos a jornada completa y uno a media jornada, aunque únicamente hay un profesional operativo en estos momentos.
Esta situación tiene consecuencias directas sobre los pacientes. El único psicólogo en Jumilla, Miguel Ángel Jiménez, explica que ahora mismo se están dando citas cada seis meses. Ese retraso en las consultas provoca que los tratamientos no tengan eficacia. «Es como ir al gimnasio una vez cada seis meses, no sirve para nada para sanar a estos pacientes», argumenta. Según detalla, actualmente la primera cita para los nuevos pacientes tarda medio año en hacerse efectiva y la segunda, otros seis meses más.
Además, algunos profesionales destinados a la comarca del Altiplano no permanecen mucho tiempo. «Los que vienen, en cuanto tienen otra opción de destino, se van», apunta Jiménez, lo que agrava la inestabilidad del servicio. La raíz del problema está, según explican fuentes sanitarias, en la escasez de psicólogos clínicos formados con el PIR (Psicólogo Interno Residente). En 2024, el Ministerio de Sanidad solo ofertó 274 plazas de esta especialidad para todo el país. De ese reparto, apenas seis psicólogos clínicos fueron asignados a la Región de Murcia, una cifra insuficiente para cubrir bajas o ampliar servicios.
Los pacientes se quejan, presentan reclamaciones, pero no hay profesionales disponibles. Los servicios privados están también saturados, y además, suponen un coste elevado que muchas familias no pueden asumir.
Desde la pandemia de la covid-19, la demanda de atención psicológica se ha disparado, sin que la oferta pública haya sido capaz de adaptarse a esta nueva realidad. Es la tormenta perfecta: hay mucha demanda de atención y no hay profesionales. Desde la Consejería de Salud, a preguntas de LA VERDAD, reconocen el problema que hay en el servicio: «Se están realizando gestiones para cubrir las bajas a la mayor brevedad, teniendo en cuenta que se trata de un área de salud de difícil cobertura y que continuamos padeciendo un déficit de profesionales al que el Ministerio no da respuesta».
Mientras tanto, el que quiera tener un servicio regular y eficaz de psicología en el Altiplano tiene que pagarlo, sin que el déficit de profesionales existente tenga visos de poder resolverse en el corto plazo, a pesar de las numerosas quejas que trasladan los usuarios, que muestran su hartazgo por la situación.
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