Un estudio de la UPCT alerta del daño medioambiental que causaría el cierre del Trasvase

Los regantes expusieron este miércoles los beneficios medioambientales que se derivan del Trasvase Tajo-Segura para defender la continuidad de esta infraestructura. Los cultivos asociados al acueducto pasarían de ser un importante sumidero de dióxido de carbono (CO2) a convertirse en una fuente de emisión, en el caso de que se cierre el canal y se sustituyan las transferencias del Tajo por agua desalada. Es la principal conclusión del estudio realizado por la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) sobre el balance de carbono de las zonas regables del Trasvase, según los distintos escenarios de incorporación de agua desalada.

El informe fue presentado este miércoles en la Cámara de Comercio de Murcia y será enviado a los miembros del Consejo Nacional del Agua para que conozcan el impacto medioambiental de la desalación, a la hora de la votación definitiva sobre el cambio de las reglas de explotación del acueducto.

Este informe pionero, según su autores, ha sido publicado en la revista 'Agronomy'. Está promovido por el Sindicato de Regantes del Trasvase (Scrats) a través de la Cátedra José Manuel Claver Valderas de la UPCT, con el objetivo de calcular de forma analítica y objetiva el papel de las zonas regables del Tajo-Segura como sumidero de CO2. Los catedráticos Bernardo Martín y Victoriano Martínez, junto a la vicerrectora de investigación, Catalina Egea, explicaron que este efecto sumidero se va reduciendo conforme aumenta la producción y consumo de agua desalada, sobre todo en los cultivos hortícolas, debido al mayor coste energético para obtener un metro cúbico de agua. El presidente del Scrats, Lucas Jiménez, apostilló que el cierre del acueducto provocaría un daño medioambiental. «La agricultura del Levante es la más sostenible de Europa. Hay que convencer con estudios e investigación, como este que se presenta hoy», dijo.

Según el informe, la zona regable del Trasvase es capaz de reducir y secuestrar 1,2 millones de toneladas al año de CO2, el equivalente a las emisiones que produce una población de 160.000 habitantes. Si se incorpora la desalación, ese efecto se reduce en un 10%; y si se produjera una sustitución total de unos caudales por otros, la captación bajaría un 40% y los cultivos, sobre todo los hortícolas, se convertirían en fuente de emisión a la hora de establecer el balance de carbono de todo el ciclo productivo, desde la finca hasta el mercado. Los técnicos han analizado nueve tipo de cultivos durante dos años.

El factor relevante para pasar de una situación a otra, según el estudio, es el coste de la energía necesaria para producir u obtener un metro cúbico de agua. La del Trasvase, sin desalación, está fijada por el estudio en 0,9 kilovatios/hora. Si se incorpora el volumen actual de agua desalada, la demanda energética sube a 1,5 kilovatios. Si el Trasvase se sustituye por desalación (400 hm3 al año), el esfuerzo energético sería de 2,8 kilovatios por metro cúbico.

Al acto en la Cámara de Comercio asistieron representantes del sector agro, la CHS, directivos de entidades financieras y el consejero de Agricultura, Antonio Luengo. Este señaló que «hay que contar esto al resto del mundo para que se conozca». Destacó que, al igual que sucede con la electricidad y el gas en cualquier zona de España, todos los ciudadanos tienen el mismo derecho a disponer de agua.

Sobre las movilizaciones, Jiménez explicó que este jueves tendrá lugar una concentración ante la Subdelegación del Gobierno en Alicante, y el 3 de mayo, en la de Murcia. El 15 habrá actos en los ayuntamientos. El Círculo por el Agua prevé protestas en Madrid antes del día 18, donde habrá «un factor sorpresa». Señaló que existe unidad en el Levante en defensa del acueducto. «Cuando le ve las orejas al lobo, la gente reacciona», manifestó, principalmente si se le toca el bolsillo con el encarecimiento del agua, y si se producen daños al medio ambiente, dijo.