Un desorden muy liberal en el seno de Ciudadanos
La gestión del Gobierno regional se empieza a resentir por la descoordinación e incluso las peleas internas en la formación naranja
El Gobierno regional de coalición formado por el PP y Ciudadanos apenas ha cumplido seis meses y ya hay cargos populares que empiezan a preguntarse ... si sus socios son de fiar. La mayoría del Gobierno, del PP, ha optado por guardar silencio y no hacer comentarios sobre sus compañeros de Gabinete, pero el desconcierto es innegable.
La última muestra de la endeble cohesión gubernamental se ha visto en las negociaciones del Presupuesto de la Comunidad de este año que mantienen PP y Cs con Vox. Mientras que el consejero de Presidencia y Hacienda, el popular Javier Celdrán, que lleva la voz cantante de las conversaciones, anunciaba anteayer, tras la última reunión, un principio de acuerdo, que incluiría la regulación del 'pin parental' en vigor defendido por el partido de Abascal, varios representantes de la formación naranja, entre ellos la vicepresidenta del Gobierno, Isabel Franco, lo negaba y ponía reparos a la polémica medida que exige Vox.
La recién nombrada gestora debe hacerse con las riendas de un partido en el que hasta ahora nadie tenía el mando ni existía unidad de criterio
Lo grave es que llueve sobre mojado. La semana pasada, la causa de desazón fue el Mar Menor. Ciudadanos decidía desmarcarse del PP y del propio Gobierno del que forma parte y votar junto con el PSRM en la Diputación Permanente de la Asamblea para que el decreto ley se tramitara como proyecto de ley, lo que abre la puerta a su posible modificación. En esta ocasión fue la consejera de Empresa y portavoz del Ejecutivo, Ana Martínez Vidal, la que se unió al portavoz naranja en la Cámara, Juan José Molina, para hacer valer su criterio a otros dirigentes, partidarios de convalidar definitivamente el decreto y evitar futuros cambios.
Lo ocurrido con el decreto del Mar Menor puede repetirse en la negociación de los Presupuestos: decir una cosa en el Ejecutivo y otra en la Asamblea
La preocupación en San Esteban es que esto se haga habitual, y que el deterioro interno que sufre el partido liberal pueda desestabilizar el Ejecutivo.
Una línea en zigzag
El Mar Menor y los Presupuestos son solo dos ejemplos de la descoordinación reinante en el partido liberal, motivada por la falta de un líderazgo sólido o, al menos, de uno o varios dirigentes que aglutinen el reconocimiento mayoritario en la organización y sean capaces de imponer con su autoridad una línea política recta y coherente.
El cargo orgánico más relevante, la secretaria de Organización, Valle Miguélez, carece de predicamento en buena parte del partido, y su posición se ha debilitado aún más desde la dimisión de su promotor y protector, Fran Hervías. Y algo parecido ocurre con el segundo principal cargo institucional del partido, la vicepresidenta del Gobierno y consejera de Igualdad, Isabel Franco, tocada políticamente por la investigación judicial abierta sobre las presuntas irregularidades cometidas en las primarias que ganó y le permitieron ocupar su actual puesto. El primer cargo institucional de Cs en la Región es el presidente de la Asamblea, Alberto Castillo, pero solo lleva seis meses de afiliado y su influencia en el partido es limitada.
Ante este vacío de mando, han surgido grupos, cuadrillas y camarillas en torno a uno o varios dirigentes que tratan de poner orden en el caos. La consabida rivalidad entre la consejera Ana Martínez Vidal y la vicepresidenta Isabel Franco ejemplifica el tobogán interno en el que vive Ciudadanos.
La dimisión del fundador, Albert Rivera, y la inestabilidad que ello generó en la dirección nacional, sustituida por una gestora hasta la celebración del congreso extraordinario previsto para marzo, han aventado, además, el fuego interno que ya ardía en la organización regional.
Con el fin de poner freno a este guirigay, la gestora nacional sustituyó anteayer a los pocos cargos que aún quedaban en la dirección regional por una gestora formada por el concejal de Cehegín Jerónimo Moya, Valle Miguélez y el empresario y profesor de Telecomunicaciones de la UPCT, David Sánchez.
Este nuevo órgano, sin embargo, tampoco nace con todas las bendiciones, ya que solo el edil ceheginero parece concitar el beneplácito general. Miembros de Ciudadanos criticaban ayer que Valle Miguélez, a la que muchos consideran corresponsable del socavón en el que se haya sumida la organización en la actualidad, siga en la gestora, y también surgieron reprobaciones contra David Sánchez, denunciado hacer un par de años ante la Comisión de Garantías por comentarios despectivos hacia compañeros en un grupo de WhatsApp, aun cuando dicha denuncia fue archivada.
Nueva gestora
Y como todo lo que puede empeorar, por regla general, empeora sin remedio, la zozobra que agita a Cs es muy probable que vaya a más con la batalla fratricida que se avecina por el control total del partido. Todo depende del resultado del congreso nacional, que elegirá nuevo líder o 'lideresa', puesto que Inés Arrimadas es la favorita, pero también debe marcar el proceso posterior para renovar la cúpula directiva en las organizaciones territoriales.
La designación de la nueva gestora regional, que ayer por la tarde mantuvo la primera reunión en la sede de Murcia, ya ha sido objeto de análisis en el seno del partido en clave de la disputa interna que se avecina, y la conclusión es que Ana Martínez Vidal y su aliado Mario Gómez, concejal en el Ayuntamiento de Murcia, son los grandes favorecidos, ya que dos de los tres miembros del nuevo órgano rector de Cs, Jerónimo Moya y David Sánchez, les son propicios.
Una de las primeras tareas de los nuevos gestores debería ser unificar criterios y generar una sola voz para fijar las posiciones políticas, y evitar así que un medio de comunicación solicite una opinión oficial del partido sobre el estado de las negociaciones presupuestarias y se quede sin respuesta, como ocurrió ayer.
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