Poeta de «línea clara» entre Homero y el pop
Luis Alberto de Cuenca gana el Nacional de Poesía con 'Cuaderno de vacaciones', libro que habla de la muerte con humor e ironía
MIGUEL LORENCI
Martes, 29 de septiembre 2015, 01:42
«Escribo en verano lo que me niega el invierno y 'Cuaderno de vacaciones' evoca aquellos cuadernos de infancia que rellenaba cada estío, después del colegio, aunque tuviera buenas notas». Así se refiere Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) al poemario que le procuró ayer el Premio Nacional de Poesía, dotado con 20.000 euros. Con un universo poético abierto y múltiple que va de Calímaco a la Orquesta Mondragón, amante del cómic y el pop, académico y expolítico, se define como «un poeta de línea clara». Su libro reúne casi cien poemas «realistas» en los que aborda la soledad o la muerte.
'Cuaderno de vacaciones' (Visor Libros, 2014) recoge 85 poemas repartidos en ocho epígrafes, escritos casi todos entre los veranos de 2009 y 2012. Hablan de la vejez, la soledad o la muerte, muchas veces con un toque de humor, y resume los últimos veranos de la vida del poeta. «Están escritos en medio de una gran felicidad, evocando las vacaciones de verano de una manera gozosa y absolutamente positiva, como aquellos cuadernos escolares», dice su autor.
«No tenía ni idea de que podía ganar y ha sido una enorme sorpresa», explica De Cuenca sobre un poemario que para el jurado «constituye una de las aportaciones poéticas de mayor motivación existencial y simbólica en la historia de la lírica reciente en España». «La excelencia de su estilo, unida a la voz de la autenticidad en el espacio literario, convierten los poemas de este libro en una progresión cuya fuerza emocional roza lo sublime, logrando una poética que vincula mitos y orígenes, conocimiento y escritura, devenir vital e imaginario, junto a las fuentes creativas que dan cauce a la modernidad», decía en el acta.
Para el jurado, su obra poética «mezcla el conocimiento y la intuición, la tradición y la vanguardia, lo que se conoce como poética transculturalista». Pero el propio Luis Alberto de Cuenca, no se atreve a situar o definir su estilo. «Mi poesía es accesible, participativa y comunicativa. Pretendo hacer una poesía de línea clara», reitera aferrándose al más puro estilo del cómic, uno de los grandes intereses de este doctor en Filología Clásica, escritor y poeta.
«Son los especialistas y la crítica quienes deben calificar mi obra», afirma sin desdeñar la etiqueta de pop, «porque mezcla lo popular y lo culto». «Me divierte fundirlas, aunque solo hay una cultura que abarca la gran literatura, pintura, música y todas bellas artes», resume el poeta y filólogo.
Asegura De Cuenca que 'Cuaderno de vacaciones' «no es un poemario ni pesimista ni optimista, ya que tanto el pesimismo como el optimismo son una insensatez». «Es realista, con humor e ironía en medio de la tragedia», dice de un libro que constata cómo «la vida pasa y se va acercando el final». «Da miedo tener que dejar de escribir y plegarse a la muerte, pero aún así creo que, antes que pesimista, es realista», insiste. Para él la muerte «es como cruzar el espejo, pasar al otro lado; es la metáfora que más me gusta». Pero asegura que muchos de sus poemas son «una celebración de la vida, que es maravillosa». «Antes de preocuparnos por su final hemos de vivirla con intensidad en todo momento y saludar cada amanecer como un triunfo sobre la muerte», apunta.
Exdirector del Instituto de Filología del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y de la Biblioteca Nacional, De Cuenca fue secretario de Estado de Cultura en uno de los gobiernos de José María Aznar y trabaja hoy como profesor de Investigación del CSIC. Gran conocedor de los clásicos, ha traducido a Homero, Eurípides y Calímaco, y a autores franceses como Charles Nodier y Gerald de Nerval. En 2010 fue elegido académico de la Real Academia de la Historia. Entre sus libros de poemas figuran 'Por fuertes y fronteras' (1996), 'Sin miedo ni esperanza' (2002), 'La vida en llamas' (2006) y 'Los mundos y los días' (2012).