Los científicos confían en la resistencia del Mar Menor para «digerir» los daños por los arrastres de la dana
Los niveles de clorofila siguen en aumento tras la entrada masiva de nutrientes desde la cuenca, pero se recuperan parámetros como el oxígeno o la salinidad
Los distintos organismos científicos que monitorizan el Mar Menor han puesto encima de la mesa este miércoles en el seno del comité científico de la ... laguna los datos más actualizados sobre la situación ecológica de este ecosistema tras las riadas generadas por la dana 'Alice' la semana pasada. Los investigadores pusieron el acento en el incremento progresivo de los niveles de clorofila desde hace días, fruto de la entrada masiva de arrastres con nitratos y fosfatos desde las ramblas del Campo de Cartagena, pero no observan una estratificación de la columna de agua (capas de agua salada y dulce sin capacidad para mezclarse) y los niveles de oxígeno, turbidez y salinidad se van recuperando poco a poco.
No está a salvo el Mar Menor. Eso lo quisieron dejar claro con sus estudios tanto el Instituto Español de Oceanografía como el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (IMIDA) y la Universidad de Murcia, instituciones encargadas de tomar el pulso a la laguna estos días. El presidente del Comité Científico, el catedrático Ángel Pérez Ruzafa, remarcó que la laguna entra ahora en una época más fría donde su metabolismo se relaja y se reducen las posibilidades de alcanzar un nuevo escenario de 'sopa verde', como advertía ayer el IEO, pero «posible siempre lo es, pues depende de las condiciones que se den».
La llegada de otra dana o las entradas de agua cargada de nutrientes desde el acuífero durante los próximos meses marcan «la incertidumbre que puede haber», apuntó el experto, que pidió tiempo para valorar las consecuencias de 'Alice'. «Las entradas de agua dulce son muy altas, las entradas de nutrientes y materiales en suspensión son enormes, el acuífero se ha recargado y en algunos puntos ha subido entre medio metro y dos metros», datos que hay que analizar «con detalle».
El IEO ya registró estos últimos días «un proceso de 'bloom' fitoplanctónico alimentado por las entradas de agua dulce y nutrientes a la laguna». Esto indicaría un inicio de la eutrofización del agua, pero Ruzafa tiene «confianza» en que la laguna no llegue a ese punto porque «hasta ahora el ecosistema ha tenido mucha capacidad en digerir bien este tipo de eventos y recuperarse en dos o tres semanas», como apunta que pasó esta misma primavera. «Para tener una alarma, no», destacó el investigador, pero que de ocurrir lo peor, «poco se podría hacer».
Series de datos para el contexto
El Mar Menor ha recibido hasta ahora 17 hectómetros cúbicos de agua dulce cargada de arrastres con nitratos y fosfatos de los campos agrícolas de la cuenca, de aguas residuales, hidrocarburos, basura, restos vegetales y todo lo que las riadas pillaron a su paso. Este volumen representa una quinta parte de lo que entró en la laguna tras la dana de 2019, de ahí que el consejero de Medio Ambiente, Juan María Vázquez, incidiera antes de la reunión del comité que es «importante contextualizar los indicadores en base a las situaciones y eventos anteriores».
A este asunto se refería por el dato que publicó ayer el IEO, que cuantificó en más de 25.000 toneladas los arrastres acompañados de distintas cargas de nutrientes lo que entró en el Mar Menor. Esta conclusión no ha sentado bien en el Gobierno regional. Vázquez señaló en reiteradas ocasiones que esta cifra era una «estimación» y puso de relieve las series históricas de datos con las que ya cuentan la UMU y el Imida, organismos que monitorizan para la Comunidad el estado de la laguna. El comité contará con «la ventaja -remarcó- de que las inversiones en observación y en monitorización que se han venido haciendo desde el Gobierno regional permiten tener series históricas largas», algo que ayuda a comparar el impacto causado ahora sobre la laguna con otros ya registrados años atrás.
El IEO está empleando para la monitorización de la laguna la tecnología que ha llegado con el Proyecto Belich, financiado por el Ministerio para la Transición Ecológica a través de fondos europeos. Un sistema de control que inició sus operaciones a principios de año y que ya empieza a registrar parámetros en tiempo real. Los datos actualizados hasta este mismo miércoles, donde también se vuelven a registrar subidas de los niveles de clorofila en toda la laguna, fueron aportados al comité por parte de la representante del IEO, Concepción Martínez.
El catedrático Ruzafa, por su parte, explicó al término de la reunión que es «un lujo que haya sistemas de monitorización que estén trabajando simultáneamente».
El debate del acuífero
El resultado final de la llegada de tantos ingredientes que pueden propiciar una inminente sopa verde en el Mar Menor ha originado los primeros reproches cruzados entre partidos, pero también entre el Gobierno regional (PP) y el Gobierno central (PSOE y Sumar). La falta del Plan de Ordenación Territorial de la Cuenca Vertiente del Mar Menor para regular el uso del suelo en la comarca, que depende de la Consejería de Fomento, o el lento desarrollo de las infraestructuras contra las inundaciones y arrastres en los pueblos ribereños, a cargo de la Confederación Hidrográfica del Segura y otros departamentos del Ministerio, son algunos ejemplos.
A esto se suma ahora que no sentó bien entre representantes de la Administración central y algunos científicos que el consejero Vázquez, antes de la reunión de este miércoles, afirmara que el Comité Científico apunta a la subida del nivel del acuífero como el mayor problema de la laguna ahora mismo. «Nos han adelantado que una de las principales preocupaciones en estos momentos, más allá de la propia estratificación que se pudiera producir entre el agua dulce y el agua hipersalina del Mar Menor (que en estos momentos no parece que se haya producido), es el incremento tan importante del nivel freático del acuífero del Campo de Cartagena», refirió el consejero en una rueda de prensa previa.
Vázquez afirmó que desde el órgano de asesoramiento científico «vuelven a reclamar la necesidad de disminuir el nivel freático del acuífero del Campo de Cartagena porque es como una gran cisterna», una afirmación en la que no se ven reflejados algunos de los miembros del comité, según pudo saber este periódico de distintos asistentes. Pese a ello, las mismas fuentes trasladan que la reunión transcurrió con normalidad, donde también hubo debates científicos y donde esperan que no se cuelen los rifirrafes políticos en torno al Mar Menor.
Deberes para los próximos días
Ruzafa apuntó tras la cita científica que hay «discrepancias entre administraciones y a nivel científico» sobre qué hacer con el acuífero y, por eso, «hay que estudiarlo, modelarlo, porque nos va en ello». El científico añadió que «si nos equivocamos en cuáles son los objetivos prioritarios y descuidamos alguno que lo fuera y que suponga el 80% de las soluciones y ese no se atiende, pues eso nos metería en un problema». Los miembros del Comité Científico apuntarán en los próximos días qué medidas son prioritarias para actuar en el Mar Menor: «Un listado de temas para ver cuáles serían los más urgentes».
Estos próximos días la monitorización continuará en la laguna salada, a falta de conocer los valores de nutrientes registrados por la Universidad de Murcia. Las boyas oceanográficas del IEO seguirán proporcionando resultados a tiempo real.
Cuatro mil toneladas de biomasa por retirar de las orillas
La Consejería de Medio Ambiente estima que los arrastres y el crecimiento de algas a consecuencia de la mayor presencia de nutrientes en el agua ha generado estos días «un volumen aproximado de 4.000 toneladas de biomasa» en las orillas del Mar Menor. El consejero Juan María Vázquez cifró en 120 los operarios que están ahora mismo con estas tareas en playas de Cartagena y Los Alcázares, unas tareas que se pueden alargar en el tiempo conforme se pueda generar más ova verde. Su retirada, recordó Vázquez, «es importante» por la posibilidad de que los residuos se queden enterrados o que la materia orgánica se descomponga, consumiendo así más oxígeno del agua.
El titular de Medio Ambiente, que comparó imágenes satelitales de las lenguas de barro en el Mar Menor con las de 2019, aseguró que esos arrastres visibles en el agua son mucho menores ahora por la instalación de setos y otras medidas recogidas en la ley del Mar Menor, aunque matizó que el volumen que llegó a la laguna fue mucho menor. Vázquez añadió que la la balsa minera El Lirio, recientemente restaurada, ha superado el impacto de las lluvias y solo se ha generado erosión en los caminos periféricos, que serán reparados.
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