La pandemia apenas frena el desembarco de alicantinos en Murcia por el 9-O

Si el 9 de junio parece una fecha propicia para que los murcianos se escapen a la playa o el día de la Romería de la Fuensanta toca ir al monte, el 9 de octubre, festividad de la Comunidad Valenciana, se ha convertido en una jornada de peregrinación para los habitantes de la Vega Baja y de otros puntos de la provincia de Alicante. Un éxodo, con carácter ya casi de ritual, que los trae año tras año a la capital de la región vecina, la de Murcia, y más concretamente al entorno de los centros comerciales de la zona norte de la ciudad.

La situación de pandemia no frenó en esta ocasión a los miles y miles de alicantinos que se desplazaron casi en caravana a través de la A-7, colapsando la autovía durante horas. La Dirección General de Tráfico informaba poco después de las 9 de la mañana de retenciones de hasta trece kilómetros en esta carretera, aunque algunos visitantes aseguraban haberse encontrado con el atasco a la altura de Elche. «Hemos optado por tomar vías alternativas y nos ha costado dos horas venir desde Ibi; la pena ha sido no madrugar más para evitar el follón», confiesa Basi, que llegaba a mediodía a la puerta de la tienda Ikea de Murcia, dispuesto a aprovechar el día de compra en compra. «En nuestra Comunidad, con todo cerrado, hoy puedes ir de excursión y poco más», añade.

Hoy por hoy, el mayor aliciente para estos turistas de consumo ocasionales, procedentes de la comunidad limítrofe, continúa siendo la gran superficie que la multinacional sueca del mueble tiene en la confluencia de la A-7 y la A-30 y de la que sigue careciendo la provincia de Alicante. No era raro escuchar ayer en ella conversaciones en valenciano. «A casi cualquiera que le preguntes en Elche te dirá que algún 9 de octubre se ha dejado caer por aquí», explica Diego, que no descartaba salir del establecimiento «si la cosa se pone apretada».

De hecho, poco antes de las dos de la tarde, y tras alcanzar el aforo máximo de más de 3.600 personas, se restringía el acceso a los clientes, que han tenido que hacer cola para poder entrar a la nave conforme esta se iba vaciando. En el interior, procesiones por los pasillos y una cafetería llena. «Esto puede parecer raro para un día de semana, pero ya ocurre los sábados», explica Conchi, vendedora de la ONCE, que tiene esta fecha marcada en el calendario por sus buenas ventas. «La cosa hoy va más flojita que el año pasado, porque hay algo menos de gente, pero no nos podemos quejar», explica.

Donde quizás se esperaba algo más de afluencia era en el Centro Comercial Nueva Condomina, como señalan desde la dirección de la gran superficie y desde alguna que otra tienda. La mañana transcurrió allí tranquila, aunque a la hora de comer empezaron a formarse colas en busca de una mesa en la que conseguir avituallamiento. En ellas, muchos clientes procedentes del templo sueco de mueble, al que se peregrina el mismo día que un rey aragonés entró en la ciudad de Valencia.