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Acróbatas, malabaristas y equilibristas del Circo Quirós ensayan sus números, ayer, en la nave donde la compañía se encuentra confinada. GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Había una vez... un circo en cuarentena

Los 22 integrantes de la compañía circense Quirós mantienen su confinamiento en una finca de la pedanía murciana de Corvera

Martes, 21 de abril 2020, 02:51

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La pierna derecha de Felón al-Baghdadi dibuja un arco cerrado en el aire que le permite estar suspendida a dos metros del suelo. La extremidad de la gimnasta aérea hace pinza en el aro olímpico del que cuelga boca abajo. Ella, que ha ensayado el número mil veces, debería estar asombrando al público con esa virguería, desde lo alto de la cúpula del circo, en el recinto ferial de Majadahonda, en Madrid, donde tenía previsto actuar por estas fechas. Sin embargo, desde hace más de un mes solo practica en una nave vacía, situada dentro de la finca que la familia Quirós tiene en la pedanía murciana de Corvera. «Los acróbatas deben entrenar todos los días, porque de un día a otro la habilidad y la elasticidad se pierden», explica Mati Muñoz, coordinadora del circo Quirós, una compañía de larga tradición y que cuenta ya con la quinta generación.

El espacio en el que hacen la cuarentena suelen usarlo para guardar el material, pero ahora es el refugio en el que conviven 22 personas, entre ellas varios niños y Vicente Quirós, de 103 años, «nuestro bebé», un experimentado domador, «una leyenda», que se sorprende cada vez que entra su hija a su caravana con la mascarilla puesta. «Le pregunta a quién va a operar», afirma la organizadora.

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Junto a Felón, la mujer de las posturas imposibles sobre un aro, hay otros seis artistas practicando sus números y manteniendo la distancia de seguridad. Erik y Cristian, los equilibristas, saltan a la comba sobre un alambre y se dejan caer tumbados sobre el cable de acero. «Ese ejercicio lo hace a ocho metros de altura», apunta Mati. Al fondo, una decena de aros de hula hoop se mueven a la vez girando en torno al cuerpo de Leslie, una joven de nacionalidad alemana que hace lo que quiere con los grandes anillos. Y cerca de ella, Estefanía Quirós lanza y recoge cinco mazas a una velocidad endiablada. «Es malabarista y payaso 'clown', aunque aquí encerrada parece más un 'pierrot'», lamenta la planificadora de la compañía.

La campaña de verano ya la han dado por perdida e intentan hacerse a la idea de que la gira de Navidad también se suspenderá

Sus integrantes están confinados en el recinto desde el pasado 12 de marzo, cuando se encontraban de gira por Ávila. Ante la posibilidad de que se decretara el estado de alarma, decidieron recoger los bártulos y regresar a Murcia. «Fue una decisión difícil porque desplazar un circo implica un dineral. Llevamos 60 vehículos, entre coches particulares, tráileres y caravanas, y solo en gasolina nos gastamos unos 5.000 euros».

En aquel momento nadie presagiaba que el confinamiento se iba a prolongar tantos días. Por ese motivo, ahora, viendo todo con perspectiva, opinan que fue la mejor decisión que podían haber tomado. «Estábamos en pleno centro de la ciudad. Si nos hubiésemos quedado, no nos habrían dejado movernos. Aquí, por lo menos tenemos nuestro espacio». Mati recuerda que otros compañeros de profesión se han quedado varados en localidades donde tenían previsto actuar, y que no les dejan volver a casa. «Se han quedado en las plazas donde estaban y sin poder salir de las caravanas. Lo están pasando fatal. En cierto modo, somos afortunados».

«Lo peor es la incertidumbre»

La directora del Quirós reconoce que la vida del circo no siempre es sencilla, y que su actividad está condicionada por muchos factores que se escapan de su voluntad. «Cobramos cuando actuamos. Si llueve, por ejemplo, no actuamos y no ingresamos. No obstante, siempre nos sobreponemos, porque esta es nuestra vida. Lo que ocurre es que esta situación nos ha dejado traspuestos y con la duda de si llegarán ayudas para la cultura. Estamos sin ingresos y seguimos afrontando todos los gastos de luz, agua, comida, seguros.», manifiesta Muñoz.

La campaña de verano ya la han dado por perdida, e intentan hacerse a la idea de que la gira de Navidad también se suspenderá, «porque seremos los últimos en volver a la actividad». Lo que lleva de cabeza a la dirección del circo murciano es no poder planificar «ni a largo plazo» la próxima gira. «Lo peor es la incertidumbre de no saber cuándo volveremos a actuar ni en qué condiciones lo haremos. Nuestro aforo es de mil personas e ignoramos si podremos seguir manteniendo esa taquilla o tendremos que reducirla para mantener cierta distancia entre el público. Pero, entonces ¿las familias podrán sentarse juntas o no?», se pregunta, al tiempo que añade que «sea como sea, el mayor espectáculo del mundo volverá para hacer disfrutar a los todos los niños».

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