La CHS limita a 121 hectómetros la captación máxima de pozos en situaciones de emergencia
Preselecciona diez masas subterráneas para el peor escenario, junto a bancos de agua y más desalación; la restricción del regadío podría superar el 25%
La captación extraordinaria de aguas subterráneas no podrá superar los 121 hectómetros cúbicos anuales en diez masas de agua de la cuenca del Segura en ... el caso de que se declare la situación de emergencia por sequía. Este volumen equivale al 14% del consumo total anual del regadío, que es la actividad que más se vería afectada en casos extremos, con restricciones de hasta el 25% de la demanda nominal, aunque en algunas concesiones podría llegar 50%. Estas medidas de gestión de la demanda están recogidas en el Plan Especial de Sequía (PES) para el nuevo ciclo hidrológico, en el que existe un mayor control sobre la explotación de los acuíferos.
Si se presentara el peor escenario, las extracciones anuales permitidas serían en cualquier caso superiores a las de la última gran sequía de los años 2014-2019, cuando las captaciones adicionales de agua de pozos oscilaron entre los 35,6 y 113 hectómetros anuales. Asimismo, la CHS cuenta con otros mecanismos de movilización de recursos extraordinarios para afrontar la sequía, como incrementar la producción de agua desalada, que está previsto que alcance los 400 hectómetros en el año 2027.
Otra herramienta de la que dispone la Confederación son los bancos de agua dentro de la cuenca, con los que se podrían obtener entre 30 y 50 hectómetros al año en el caso de que se vean amenazados los abastecimientos a la población.
La batería estratégica
La batería de pozos estratégicos de la cuenca del Segura está pendiente de las declaraciones de impacto ambiental, que se están redactando para establecer el volumen máximo que se puede movilizar para atender las demandas más urgentes. No obstante, el organismo de cuenca conoce, con independencia de este trámite, cuánto se puede extraer de cada una de las masas de agua preseleccionadas, a la vista de los volúmenes extraídos en las sequías anteriores.
En este sentido, la batería estrategia permitirá extraer 101,5 hectómetros adicionales para los regadíos y 19, 1 para los abastecimientos, principalmente del Sinclinal de Calasparra y de la Vega Media. Los volúmenes se reparten al 50% entre la cabecera de la cuenca y las vegas media y baja. De los acuíferos Cuaternario y Plioceno del Campo de Cartagena (el primero está protegido) se podrían extraer 16,3 hectómetros en caso de emergencia.
La movilización de recursos extraordinarios se inicia con la declaración de alerta en la cuenca, situación a la que aún no se ha llegado, aunque las previsiones de precipitaciones durante los próximos meses no son favorables. Para que se produzca la declaración de excepcionalidad por sequía, la cuenca debe estar previamente en alerta dos meses seguidos. En ese caso, se podrá extraer de los pozos un máximo de 40 hectómetros al año, siempre que cuenta con declaraciones de impacto favorable.
Recortes en usos urbanos
En cuanto a las restricciones, el PES prevé un ahorro de agua potable del 10% en los municipios, que puede ampliarse al 15%, dependiendo de los escenarios de alerta o emergencia. En el peor caso, las medidas previstas estarán recogidas en los correspondientes planes de emergencia de cada municipio e incluirán restricciones en el riego de jardines, praderas, árboles y zonas de verdes y deportivas, de carácter público o privado. Se limitará también el riego y baldeo de calles y aceras; así como el llenado de todo tipo de piscinas de uso privado. También afectará a las fuentes para consumo humano que no tengan elementos automáticos de cierre.
Las restricciones alcanzarían también al lavado con manguera de todo tipo de vehículos, salvo si la limpieza la efectúa una empresa dedicada a esta actividad. El programa incluye asimismo las instalaciones de refrigeración y acondicionamiento que no tengan en funcionamiento sistemas de recuperación.
EL PES indica que si a pesar de estas medidas, el suministro urbano se viera comprometido, podrán plantearse restricciones en el aporte de agua potable a los ayuntamientos afectados. En esos casos, se reduciría la presión de las conducciones o se aplicarían cortes temporales.
El abuso de pozos en 1995 afectó a las edificaciones
Las medidas extraordinarias para combatir la sequía en la cuenca del Segura mediante la movilización de recursos extraordinarios tiene sus límites. El abuso de los pozos provocó un efecto perjudicial para muchas edificaciones debido a las alteraciones en el nivel freático. En la gran sequía de 1993-95, el Instituto Geológico y Minero de España constató que debido al incremento de extracciones en los acuíferos en las vegas media y baja «se generaron subsidencias del terreno que afectaron a las edificaciones de casi todas las zonas del casco urbano de Murcia, en función de sus propios problemas estructurales o de cimentación de los edificios». Así se recoge en la documentación del Plan Especial de sequía. Muchos inmuebles tuvieron que reforzar sus estructuras en aquellos años, cuando se produjo una sobreexplotación de los acuíferos que pasó de 148 a 314 hectómetros cúbicos, con un incremento del 112%. Este ritmo de captaciones difícilmente se volverá a repetir, ya que el máximo permitido ahora es casi tres veces inferior.
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