Senderistas echan en falta más inversión y mantenimiento en el Roldán y La Muela

Salvador Inglés, presidente del Centro Excursionista de Cartagena y directivo de la Federación de Montañismo de la Región de Murcia, pone el foco en el sendero icónico del Mediterráneo: el GR-92. Este camino que bordea la costa de España cuenta con cerca de 90 kilómetros de recorrido a su paso por el municipio. Desde Isla Plana hasta Los Urrutias, discurriendo por lugares como La Azohía, El Portús, Escombreras o el parque regional de Calblanque. Es el más transitado por quienes salen de paseo a zonas como los montes Roldán o La Muela, donde inciden en la necesidad de actuar.

Entre los tramos del GR-92 que los caminantes echan en falta más cuidados se encuentran los tres siguientes: cuartel de Boletes-El Portús, El Gorguel-Escombreras y el Roldán. En este último espacio, entre los más populares por su cercanía a Tentegorra y la ciudad portuaria, demandan que se adecúe la subida a la batería por el zigzag, así como las bajadas a las calas Estrella y Aguilar, donde denuncian que incluso existen pozos mineros sin asegurar.

También reclaman que se actúe en la rambla del Cañar, donde las fuertes lluvias del pasado año causaron destrozos en el camino, dejándolo solamente apto para vehículos todoterreno. El del Cañar no forma parte del GR-92, si bien conecta con el mismo y se encuentra dentro del Espacio Natural Protegido de la Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso y Roldán. La rambla une la población de Tallante con Isla Plana.

En resumen, demandan a las administraciones que se destine financiación para mantener y preservar los montes. Planteadas estas cuestiones a la Comunidad Autónoma, el ente regional destaca que los caminos citados son de titularidad privada. Por ello, los senderistas piden que se establezca un plan de actuación integral coordinado junto a asociaciones ecologistas, propietarios de los terrenos, cazadores e incluso ganaderos. Sobre este último sector, los excursionistas resaltan la necesidad de fomentar el pastoreo en determinadas zonas que no tengan flora protegida, con el fin de reducir también la masa forestal y prevenir la propagación de incendios.

La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) ve, al igual que los senderistas, que sería de utilidad que existiera una coordinación entre administraciones para seguir un plan de actuación. De este modo consideran que se potenciaría la red de caminos naturales también como atractivo turístico sostenible. Los ecologistas consideran de utilidad que se lleve a cabo un planeamiento y ordenación de los senderos sobre el terreno. Con ello, valoran que se podrían minimizar los impactos del tránsito de personas por los espacios naturales, a la vez que se fomenta el conocimiento de estos entornos. Haciéndolos también más seguros y teniendo en cuenta el respeto a la propiedad privada. Tanto ecologistas como senderistas coinciden en que no existe una planificación a medio plazo por parte de las diferentes administraciones. Y ponen de manifiesto que las mejoras que se realizan con dinero público no tienen recorrido una vez finalizadas. Si bien, destacan que es habitual que diferentes asociaciones y entidades lleven a cabo plantaciones y reforestaciones.

Uno de estos colectivos que trabaja altruistamente por la revegetación de las zonas naturales de Cartagena es la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono, conocida como Arba. Su presidente, José Luis Sánchez, expone que lo más importante no es tanto el estado de los caminos, sino el uso público que la gente hace del monte. Denuncia así que cada vez se abren más caminos en zonas que no deberían. Por ejemplo, cita que se están abriendo sendas para el motocross o para las bicicletas de enduro en diferentes puntos de Cartagena.