La medusa 'huevo frito' sobrevivirá al cambio climático
La especie de celentéreo más abundante en el Mar Menor resistirá incluso los peores pronósticos de calentamiento y acidificación del agua en el Mediterráneo, según un estudio del CSIC
Las cucarachas y las ratas nos sobrevivirán sin problemas en caso de catástrofe nuclear, solía decirse cuando una hipotética hecatombe atómica era lo peor que podía ocurrirnos. En esta lista de bichos a prueba de bombas habría que incluir a la 'Cotylorhiza tuberculata', la medusa más abundante en el Mediterráneo y protagonista de grandes explosiones poblacionales en el Mar Menor, ya que un estudio científico ha demostrado que esta especie resistirá sin problemas los peores escenarios de cambio climático en el horizonte del año 2100.
Es decir: no sabemos cómo se encontrará la ahora contaminada laguna salada dentro de ochenta años, pero lo que sí es seguro es que seguirá habitada por medusas 'huevo frito', como se las conoce popularmente en la Región de Murcia.
'Impacto del calentamiento y la acidificación de los océanos en la reproducción asexual y la formación de estatolitos de la medusa simbiótica Cotylorhiza tuberculata' es el nombre del artículo científico publicado en la revista 'Plos One' en el que se aborda la adaptación de este celentéreo a las peores condiciones previstas en el Mediterráneo para las próximas décadas:una temperatura del agua de hasta 30ºC en verano y un descenso del PH a 7,7 (este parámetro se mide en una escala de 0 a 14, y su valor actual es 8).
La conclusión de este estudio, desarrollado por investigadores del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (CSIC), con sede en Puerto Real (Cádiz), es que esta medusa se seguirá reproduciendo sin problemas a pesar del calentamiento del mar y de una mayor acidificación del agua.
En concreto, se considera que el descenso del PH perjudicará a peces y crustáceos y favorecerá a especies oportunistas, como las gelatinosas medusas, cuyo organismo se adaptará gradualmente pero sin problemas a unos océanos más inhóspitos para la mayor parte de la biodiversidad marina. Únicamente se han detectado algunas complicaciones en la transición de pólipo a éfira –medusa juvenil–, si bien se espera que las 'Cotylorhiza' se amolden sin problemas en pocas décadas, explica a LA VERDAD la autora principal del artículo, Angélica Enrique-Navarro.
En el primer estudio sobre estrés climático en las medusas 'huevo frito', estos incómodos habitantes del Mar Menor se han revelado en los ensayos de laboratorio como unos organismos resistentes a las condiciones más hostiles que presentarán los ecosistemas acuáticos en el futuro, y que previsiblemente se agudizarán en mares confinados y lagunas costeras como la murciana.
«Los océanos del mundo se están volviendo más cálidos y ácidos como consecuencia del rápido aumento de las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2). El océano mitiga el efecto invernadero almacenando el exceso de calor del calentamiento global y absorbiendo y almacenando CO2 antropogénico», explican los investigadores.
Invasión en la laguna
«Sin embargo», añaden, «esta contribución está provocando un aumento de la temperatura del agua de mar y una disminución gradual del PH, lo que se conoce como acidificación del océano. Desde la época preindustrial, la temperatura global de los mares ha aumentado en 0,5°C y el PH medio global ha disminuido en 0,1 unidades. Para 2100, en un escenario de altas emisiones de CO2, se prevé que la temperatura de la superficie del mar aumente entre 2,6ºC y 4,8°C y que el PH del agua de mar se reduzca en 0,32», advierten.
La presencia de esta especie de medusa comenzó a ser masiva en el Mar Menor a principios de la década de los noventa. Los científicos ya advirtieron entonces de que este fenómeno era un síntoma claro del desequilibrio en las condiciones naturales de la laguna, tanto por la apertura del canal del Estacio, veinte años antes, como por la creciente presencia de nutrientes en la columna de agua procedentes de los vertidos urbanos y la agricultura de regadío.
En el verano de mayor concentración se calculó la presencia en la laguna de 130 millones de ejemplares
La respuesta de la Administración no fue atacar la raíz del problema sino contener la llegada de las medusas a las playas con un sistema de redes para evitar que molestaran a los bañistas y perjudicaran al turismo. En algunos veranos, la lucha contra las medusas se abordó con embarcaciones de tipo 'pelícano' que recogían estos organismos haciendo barridos en superficie.
El Gobierno regional ha gastado este año más de un millón de euros para proteger sesenta playas con 43 kilómetros de redes durante la temporada de vacaciones. En el verano de mayor concentración se calculó la presencia en el Mar Menor de 130 millones de ejemplares. Su abundancia fluctúa de año en año.