Medio Ambiente pide otro lince a la Junta de Andalucía tras la muerte de 'Tiko'

«Estamos al habla para poder reintroducir otro lince», informa Vázquez, «porque nuestra decisión es firme: seguiremos trayendo ejemplares, como estaba previsto, hasta conformar una población viable en las Tierras Altas de Lorca. Sabíamos que algo así podía ocurrir, ya nos lo advirtió el coordinador del proyecto, Javier Salcedo; de hecho, unos sesenta linces mueren cada año por causas no naturales, sobre todo atropellos pero también patologías infecciosas», añade.

El resto de los linces en territorio lorquino «se están adaptando bien a la naturaleza», asegura a este diario el consejero de Medio Ambiente. Tanto los tres que se encuentran en libertad, tras completar su periodo de adaptación en los cercados de aclimatación del entorno del pantano de Puentes –'Tahúlla', 'Tejo' y 'Torrealvilla'– como los cuatro que ocupan estos recintos cerrados desde el pasado día 5: 'Tova', 'Turma', 'Tilo' y 'Tinajero'.

Los técnicos de fauna y veterinarios de la Consejería siguen a diario los movimientos y el estado de los tres linces en libertad: por la señal que emiten sus collares GPS saben dónde se encuentran con una precisión de menos de diez metros, y mediante su avistamiento, «directamente o con prismáticos, se evalúan cuestiones como la agilidad para moverse por el monte, la destreza para cazar conejos o la condición corporal de los animales», explica el coordinador del equipo de seguimiento, José Martínez Moreno.

'Tahúlla', 'Tejo' y 'Torrealvilla' se mueven en el entorno de las pedanías altas, con aproximaciones al norte de Almería, donde el Parque Natural de Sierra María-Los Vélez linda con las sierras lorquinas del Gigante y la Culebrina. Sus movimientos dependen «de las condiciones meteorológicas o de las necesidades de alimentación de cada animal», detalla José Martínez.

«Por ejemplo, 'Torrealvilla' estuvo durante tres días en un mismo lugar próximo a La Paca, sin apenas moverse más de 500 metros. En cambio, 'Tejo' estaba a última hora del domingo 11 al norte de La Parroquia y amaneció cerca de Zarzadilla de Totana, recorriendo en una misma noche más de 15 kilómetros en línea recta», detalla.

Los linces aún siguen aclimatándose a un terreno en el que comienza a apretar fuerte el calor y donde han tenido que soportar fuertes lluvias e incluso granizadas: «Deben aprender a enfrentarse a las duras condiciones del medio físico, al calor estival o el frío invernal, a la escasez de agua o a la falta de conejo de monte en algunas zonas o épocas, aunque en esa zona es abundante. A pesar de que tienen un año, son animales muy jóvenes, que aún tienen que continuar su proceso de adaptación».

Sin embargo, sí han aprendido a cazar: «Es notoria la evolución que se ha observado durante los últimos meses. Ya tienen mucha destreza y fallan menos; cada lance prácticamente supone la caza de un conejo».