David Ferrer, el capitán de las decisiones
Aunque huye de protagonismos, el de Jávea es un gran parte el artífice de que el sueño de la Copa Davis no se esfumase hasta la final ante Italia
Enric Gardiner
Domingo, 23 de noviembre 2025, 12:13
Ser capitán de Copa Davis significa dos cosas clave, tomar decisiones y ser respetado por los jugadores. Cuando David Ferrer descolgó el teléfono para hablar con Alejandro Davidovich y descubrir su disponibilidad para la fase final de Bolonia tuvo que tomar una decisión muy difícil. El malagueño le dijo que o iba convocado entre los cuatro primeros o no iría. No aceptaría ser el quinto jugador. Era una encrucijada para el de Jávea, que sabía que Davidovich estaba completando el mejor año de su vida y es un 'top 15'. Por ranking hubiera sido el segundo mejor tenista del torneo, solo por detrás del alemán Alexander Zverev, que se marchó cabizbajo tras caer ante la 'Armada' en semifinales y ver cómo se le escapaba quizá una de sus últimas opciones de levantar la ansiada Ensaladera.
Para Ferrer, dar cabida a Davidovich en el equipo hubiera supuesto descartar a Carlos Alcaraz, opción inconcebible por ser el mejor tenista del mundo, o dejar fuera a alguno de los hombres que hicieron posible que España estuviera aquí, es decir, al balear Jaume Munar, impecable todo el año, al asturiano Pablo Carreño, decisivo contra Dinamarca, o al valenciano Pedro Martínez, comprometido desde el primer momento. Y no dudó.
«Si estamos aquí, es por ellos», admitió Ferrer al comentar el descarte de Davidovich que le granjeó muchas críticas en su momento y aún más cuando Alcaraz se tuvo que dar de baja por la lesión sufrida en las Finales ATP de Turín. España se quedaba sin el mejor del mundo, sin la mejor segunda espada y con solo cuatro jugadores mientras todos los otros equipos rivales contaban con cinco gladiadores. Pero para Ferrer este era su grupo y el equipo siempre debe estar por encima de las individualidades.
El equipo del pueblo
Por eso se ha apodado cariñosamente a este torneo «La Copa Davis del pueblo» y por eso Ferrer ha demostrado ser un capitán que no se pliega ante nadie y que trae unidad y buen ambiente, dos de las claves en una competición que muchas veces no entiende tanto del escalafón mundial como de sensaciones, unión de los jugadores y compromiso en pos del bien común.
Y es que la capitanía de España, por mucho que pueda parecer un caramelo por la calidad que este país tiene en lo tenístico, siempre es un arma de doble filo. Porque desde la devaluación en los últimos años del torneo, más arraigado con el antiguo formato de las larguísimas eliminatorias con hasta cinco partidos y duelos al mejor de cinco sets, el capitán tiene la labor de convencer a los tenistas y de lidiar con los imprevistos.
Cuando se ha tenido a Rafael Nadal y ahora con Alcaraz, ser capitán es también ser consciente de que la Davis no siempre va a ser la prioridad, que los problemas físicos trastocan las convocatorias y que, debido al agotador calendario y cómo está programada la competición, las bajas de última hora son lo habitual.
Pese a toda esta responsabilidad, Ferrer huye de protagonismos y ha puesto siempre a los jugadores como los verdaderos artífices de la gesta en Bolonia. «Todo el porcentaje se lo doy a ellos porque son los buenos y son los que compiten. Mi ayuda y del equipo no deja de ser un extra. Ferrer está bien como capitán, pero si hubiera estado otro también hubieran ganado porque son buenos», reconoció el exjugador alicantino tras la primera heroicidad en Bolonia ante los checos.
Aquel homenaje a Nadal
Desde que asumió la capitanía en diciembre de 2022 y antes de estas heroicidades en tierras italianas, Ferrer había llevado a España a caer en la fase de grupos de 2023 y en los cuartos de final de 2024, con la retirada de Rafa Nadal en juego. Aquella sorprendente derrota contra Holanda fue acompañada por el tibio homenaje al balear en Málaga y ahí, ante la falta de previsión y de las leyendas que han acompañado durante su carrera a Nadal, fue Ferrer el que tuvo que ponerse delante de todo el Martín Carpena a hablar. «Fue un poco triste, yo no tenía que haber hablado», dijo Ferrer.
Campeón de tres Copas Davis (2008, 2009 y 2011), pocos tienen un tan buen registro como él en esta competición: 28 triunfos y solo cinco derrotas. Uno de sus mejores recuerdos, no por la final en sí, ya que en realidad él solo pudo jugar un partido y lo perdió ante Juan Martín del Potro, es lo ocurrido en Mar de Plata en 2008, cuando sin Nadal, lesionado, España batió a Argentina contra todo pronóstico.
Al mismo espíritu se agarra el de Jávea, seguramente uno de los mejores tenistas de la historia que nunca ganó un Grand Slam. «Ya lo hicimos en Mar del Plata. Entonces todo estaba en nuestra contra y conseguimos ganar, así que, ¿por qué no?. Esto es un gran reto, una oportunidad. Habrá momentos difíciles, pero tendremos nuestras opciones. Es una gran oportunidad para reivindicarse», advirtió ya en la previa de esta fase final de la Davis.
Sin que nadie apostara por ellos, sobre todo después de que Carlos Alcaraz tuviera que bajarse de la Final a 8 por un edema muscular sufrido en la Copa de Maestros de Turín, gracias en buena parte al espíritu de Ferrer, los españoles se presentaron en la final e hicieron sudar a Italia pese a que los 'azzurri' ganaron en los dos individuales y no hubo que llegar al dobles.