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Alejandro Valverde, sonriente y relajado durante la etapa de ayer del Giro de Italia. Movistar Team
Ciclismo

Alejandro Valverde se calienta pensando en el Etna

Cavendish, ausente desde 2013, se lleva la última etapa húngara del Giro, que mañana llega a un volcán en el que el murciano promete guerra

J. Gómez Peña

Lunes, 9 de mayo 2022, 00:57

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En el ciclismo caben todas las tallas. A mayor altura y peso más fuerza en el llano, pero más lastre cuesta arriba. La montaña se alía con los ciclistas menudos y finos. En este Giro, todos los corredores del equipo francés Groupama son altos, mucho: Ludvigsson alcanza los 1,94 metros, un centímetro más que Sinkeldam. Cerca, con 1,90, están Konovalovas y Guarnieri. Scotson llega a 1,89, por los 1,85 de Valter y 1,84 de Davy. Estos siete pívots trabajan de guardaespaldas y lanzadores para el más 'bajo' del lote (1,82), el fornido Arnaud Demare, el velocista, el encargado de machacar la canasta. Demare, de hecho, es el que más pesa: 80 kilos. Es un pegador. Pero en el ciclismo los pesos pesados también pueden medir 1,65 metros, como Caleb Ewan, o 1,75 como Mark Cavendish, el que tumbó a todos sobre la lona de Balatonfured en el espectacular sprint de la tercera etapa del Giro.

El reencuentro

Lo de ayer fue un reencuentro. Cavendish se había alejado del Giro en 2013, cuando ganó cinco etapas. Luego se centró en el Tour y, de repente, desapareció, perdido en el laberinto de una depresión. Regresó, se reencontró y logró igualar el récord de 34 victorias de Eddy Merckx en la Grande Boucle. No sabe si volverá a la ronda gala. Fabio Jakobsen le ha quitado el puesto en su equipo. De momento. En el primer sprint de este Giro se reivindicó ante rivales como Demare, Gaviria, Girmay, Mareczko y Ewan. Todos pesos pesados de la velocidad. Cavendish tiene ya 36 años. A ese número añade otro, abrumador: sus 160 triunfos, incluidos 16 en la 'corsa rosa'. En Balatón hubo reencuentro entre el rápido chico de la Isla de Man y el Giro. En 2020, cuando nadie le quería, estuvo a punto de retirarse. Volvió y vuelve a ser el mejor.

Con todos los velocistas intactos, la tercera etapa estaba condenada al sprint. Atada. Tres italianos, Bais y Tagliani -los dos que se fugaron el primer día- y Rivi se repartieron la escapada camino del lago húngaro. Sucumbieron, claro. El primer sprint es siempre el más incierto. Todos se creen los más rápidos. Van der Poel, el líder, quiso lanzar a Mareczko. Pero en ese trabajo hay gente con más oficio. Ganó Cavendish.

La carrera italiana se va de Hungría tras cosechar un éxito de público. Los corredores volaron de noche a Sicilia. Hoy es jornada de descanso. Mañana aguarda el Etna. El primer examen. La criba inicial. Del abanico de favoritos se caerá algún palo en esos casi 24 kilómetros de ascensión entre cunetas de ceniza volcánica. ¿Defenderá Van der Poel la maglia rosa? ¿Aprovechará Yates su gran estado de forma? ¿Resistirá Dumoulin? ¿A qué altura estarán Carapaz, Alejandro Valverde, Nibali, López, Mikel Landa y Pello Bilbao?

El murciano promete guerra. «La etapa del Etna ya es muy interesante y estamos preparados para la batalla. Es una etapa que nos motiva, como el resto de días de montaña que llegarán después. Estoy encontrándome con buenas sensaciones», dice Valverde.

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Alejandro Valverde se calienta pensando en el Etna