Rafael Santandreu: «El 95% de lo que produce nuestra mente es material de desecho»
El profesor barcelonés explicará mañana en Puerto de Mazarrón las claves para ser feliz en la clausura del ciclo de charlas 'Amor y felicidad'
El psicólogo y escritor Rafael Santandreu (Barcelona, 1969) será el encargado de poner mañana (Mirador de Bahía, 21.30 horas) el punto final a 'Amor ... y felicidad', el ciclo de conferencias que se ha venido desarrollando en Puerto de Mazarrón durante el presente mes de julio. LA VERDAD mantuvo una amena e instructiva charla con el autor de 'El arte de no amargarse la vida' –todo un fenómeno de ventas–, 'Las gafas de la felicidad' y el más reciente 'Ser feliz en Alaska'.
–Los títulos de sus libros son harto elocuentes, el último 'Ser feliz en Alaska'. ¿Realmente se puede ser feliz... en Alaska?
–Claro que sí. Es una metáfora, lo que intenta explicar este título es que el ser humano es capaz de ser feliz en prácticamente cualquier circunstancia, dependiendo de su diálogo interno, de lo que se dice a sí mismo. La psicología cognitiva nos amuebla la cabeza para que sepamos tener la mejor filosofía para cada situación.
«Las creencias compartidas parece que tengan más credibilidad aunque sean irracionales»
–En estos tiempos rápidos y modernos, la psicología ha adquirido un papel relevante pero, ¿seguimos teniendo un cierto reparo en acudir al psicólogo?
–Un poco todavía sí, pero cada vez menos. Ahora, como muchos deportistas y grandes ejecutivos confiesan que hacen terapia y aprovechan esta capacidad, mucha más gente se ha dado cuenta de que ir al psicólogo es de personas que quieren aprender a gestionar la inteligencia emocional, que tan importante es.
–Me ha gustado esta frase de su web: «La vida es como un helado, si lo disfrutas se acaba; si no, también». Disfrutemos, pues.
–En realidad la vida es muy fácil si tienes pocas necesidades. De hecho, el agua y la comida son las únicas necesidades reales del ser humano. Ahora bien, se vuelve complicada cuando nos inventamos supuestas necesidades, como tener pareja, un piso en propiedad, que me respeten, un cierto estatus, ser guapo... Ahí la vamos complicando, con cada nueva 'necesidad'.
–Pero a veces no parece tan sencillo el disfrute. Nos abruman las situaciones, el estrés, el pasar trabajando el 70% del tiempo, las dificultades económicas, el amor esquivo... Son escollos reales, ¿cómo los superamos?
–Bueno, porque yo no creo que sean escollos reales, sino creaciones de nuestra mente. El 90% de las cargas que nos ponemos son inventadas y el secreto está en saber eliminarlas. Las personas que han dejado de tener una mentalidad de exigencias para tenerla de preferencias eliminan un gran porcentaje de estrés y son más felices.
La mente
–¿Los convencionalismos sociales son otro escollo inventado?
–Sí, claro. Hay muchas creencias irracionales compartidas. Por ejemplo que la belleza física es muy importante para la felicidad, sobre todo para la gente joven, y entonces sufren, tienen complejos por eso. Y entre ellos lo comparten y las creencias compartidas parece que tienen más credibilidad. Pero lo importante es que el dueño de tu mente seas tú. Y tú te puedes amueblar tan bien que todo esto no te afecte.
«La vida es muy fácil si tienes pocas necesidades, se complica cuando nos las inventamos»
–'Ser feliz en Alaska' se basa en una depuración de la psicología cognitiva, que resume en tres puntos: 1) Orientarse hacia el interior. 2) Aprender a andar ligeros. 3) Apreciar lo que nos rodea. Parecen más sencillos de leer que de poner en práctica.
–Bueno, transformar tu filosofía de manera profunda requiere un esfuerzo, no nos engañemos. Tienes que profundizar en tus nuevas creencias. Yo he llegado a la conclusión de que solo necesito agua y comida para ser muy feliz, pero claro, yo me he convencido profundamente de esto, lo he interiorizado, he leído sobre el tema, tengo toda una argumentación que lo apoya, entonces no dudo de ello. Esto facilita que no tengas miedo. Pero tienes que hacer un esfuerzo, mis pacientes suelen hacer una hora y media de deberes todos los días. Es así como cambias tu sistema de creencias. Es un pequeño esfuerzo pero vale mucho la pena.
–Cuanto más tenemos, más creemos necesitar. ¿Tiene esto que ver con el árbol que no nos permite ver el bosque o no es necesaria una visión tan global?
–Sí, tener una visión ecológica, tan racional de la vida que incluso a veces salta a lo espiritual, es importante. Esa mirada amplia, que es la real, hace que tu sistema de creencias varíe.
–Oiga y las redes sociales, ¿son un buen asunto para nuestra salud mental? Nos pasamos media vida en Internet, sobre todo los más jóvenes.
–Pues no, no es muy bueno porque cualquier exageración de cualquier actividad, ni es ecológica ni es saludable. Como puede ser correr maratones, otro signo de nuestra debilidad en estos tiempos. La persona inteligente no cae en esos usos desaforados de las cosas. Pero nuestra sociedad se rige por un lema muy equivocado: cuanto más mejor.
Un mundo más sano
–¿Seremos capaces como sociedad de sacar algo en positivo de esta crisis actual?
–Sí, sí, sí. O por lo menos mucha gente lo sacará. Por ejemplo, qué es lo importante en la vida, reestructurar el sistema de valores. Quizá no era el crecimiento desaforado o el progreso material continuo, sino las relaciones humanas, la ecología, la salud. Creo que mucha gente va a verlo con más claridad y entonces tendremos más oportunidades de crear un mundo más sano.
–Los pensamientos automáticos de los que habla el análisis transaccional, ¿se pueden controlar o ni falta que hace?
–El 95% de lo que pasa por nuestra cabeza, de lo que produce nuestra mente, son elementos de desecho, juegos de nuestra mente que no tienen relevancia y que hay que aprender a dejar pasar. Solo el 5% es razonable, el resto es como lo que producen los sueños: combinaciones de cosas que no tienen mucha lógica.
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