Desconfío de los gurús por norma. De este en particular mucho más. Este tipo engreído, pagado de sí mismo que coleccionaba Rolls Royce y lucía ... relojes de oro y diamantes. Osho era como un cuervo peludo, amaba todo lo que brillaba y poseía una habilidad increíble para que todo el mundo hiciese su santa voluntad. Osho generó legiones de esclavos que, en su feliz ingenuidad, trabajan horas y horas para él por el precio de gratis total.
La figura de Osho está íntimamente unida a la de Ma Anand Sheela, por mucho que acabasen como el rosario de la aurora. Fue su más fiel soldado. Una general que conquistó Norteamérica. Creó una comuna en el condado de Wasco (Oregón), con tal fuerza y poder que expulsaron a sus habitantes y crearon su propia policía y servicios de lo más variado: economatos, gimnasios, centros de masaje, ambulatorios, discotecas y restaurantes.
Sheela pensaba como una terrorista y dictadora. Su relación directa con el líder le proporcionaba un enorme poder, aunque, en honor a la verdad, ella no solo fue una mano ejecutora sino la auténtica hacedora de la época de mayor esplendor de los sanniasins.
A Sheela no le tembló la mano para aumentar de forma artificial el condado de Wasco, imponerse a sus habitantes autóctonos y adueñarse del lugar. Hizo una enorme campaña por diferentes lugares de Estados Unidos y reclutó a todos los 'homeless' que quisieron apuntarse a la comuna Rashnishpuram. Tampoco le tembló la mano cuando los quiso echar porque ya no convenían.
Sheela portaba un revolver y su chulería y crueldad era casi mayor que la de Osho, que se quedaba para dar consignas y frases y hacer apariciones estelares como si de una estrella de rock se tratase. Les invito a ver el documental 'Wild Wild West', donde aparece el líder en olor de multitudes mientras baila, hace el indio, eleva sus manos al cielo y sonríe. Todos esos que le aclaman se dejan la pasta en su particular territorio, se dejan la vida y él, feliz y visiblemente colocado, lo celebra con ellos. ¡Cuán necesitados han de estar los humanos para abandonarse de este modo a un perfecto desconocido!
Amor libre
La comuna celebraba de forma anual un increíble 'happening' que duraba varias semanas donde reinaban el amor libre y las drogas alucinógenas. Orgías, meditaciones y ejercicios de respiración colectivos en una exaltación al líder que reunía a millares de personas, procedentes de todo el mundo, y les proporcionaban jugosos dividendos.
La secta atrajo la atención del mundillo del cine y un matrimonio de Los Ángeles comenzó a hacerle sombra a Sheela, quien se tomó fatal las nuevas preferencias de Osho. Lo que vino después resulta un culebrón absurdo. Ahí tienes al barbas explicando que el despecho de la mujer lo sustentan los celos porque jamás accedió a acostarse con ella. Además de machista, resulta del todo increíble. Osho se acostaba con todas las que podía.
Ella era capaz de cualquier cosa por el poder y su venganza fue feroz. ¿Qué puedes esperar de alguien tan clasista y racista? Es famoso su chiste antisemita. ¿Cómo podrían viajar en un coche cuatro alemanes y un puñado de judíos? Sheela explicaba: «Fácil: dos alemanes atrás, dos delante y los judíos en el cenicero del auto».
El mundo es un lugar mejor sin Osho por mucho que su maquinaria de generar ingresos siga en marcha. Si alguien se informase mínimamente sobre este caradura sería incapaz de comprar un calendario de la marca diabólica, un tarot o una postal.
Es incomprensible como se comparten sus rimbombantes frases, que solo eran eso. Sentencias ampulosas biensonantes que en nada ejemplificaban su forma de vida. Haz lo que yo te diga, pero no lo que yo haga.
Nada bueno, bello ni verdadero procede de Osho, por mucho que sus seguidores apelen a la espiritualidad. Si acaso, el terrible gurú solo era experto en dos cosas: en conseguir esclavos gratis y en enriquecerse sin sombra de vergüenza vendiendo todo un universo de mentiras.
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