Miguel Poveda: «Como hombre y como artista me siento muy libre; estoy feliz, tranquilo»
El artista se muestra feliz por su regreso a la Región: el jueves actúa en Murcia, en Las Noches del Malecón; y el 2 de agosto en La Unión
Piensa en sus próximas actuaciones en la Región, el próximo jueves en el marco de Las Noches del Malecón -en Murcia, a las 22: ... 00 horas-, y el 2 de agosto en el Festival del Cante de las Minas 2021 -en La Unión, a las 23:00 horas-, y reconoce veloz y riendo lo que le pasa en cuanto toma conciencia: «Lo de sentir mariposas en el estómago se me queda corto, yo lo que siento cuando canto en tierras murcianas son los pájaros de Hitchcock recorriéndome todo el cuerpo. Una emoción muy especial, un agradecimiento muy profundo, unas ganas locas de devolverle a esa tierra toda la felicidad que me ha dado». La conversación es por teléfono. Miguel Poveda (Badalona, 1973) está en Sevilla, donde disfruta de la vida que le sonríe junto a su hijo Ángel [nacido hace ya seis años por gestación subrogada], su compañero y su perro. Y, como sabe que el tiempo pasa volando, así tituló su CD doble en el que «no solo se incluyen nuevos temas, sino que se homenajean otros de artistas consagrados del flamenco. Una mezcla entre la pasión por lo nuevo y el respeto a lo tradicional» que ha carecterizado su trayectoria. Treinta años apasionantes.
-Dijo usted en su día que «en España seguimos siendo tan catetos como hace treinta años». ¿Lo mantiene?
-[Risas] ¡Dios mío!, ¿eso dije yo? No diría hoy lo mismo, la verdad. Además, lo que ahora me preocupa es que la sociedad se crispe cada vez más, se polarice, se vuelva más intolerante con la diversidad... Estamos viviendo situaciones muy difíciles, pero la crispación no creo que ayude en nada a resolverlas. También tengo que decirle que, a cambio, en mitad de situaciones de muchísima tensión vemos manifestaciones de solidaridad que a mí me conmueven. Como también me ha conmovido en estos últimos meses ver la lección de vida y de sabiduría que nos han dado nuestros mayores: su sentido de la responsabilidad, su paciencia, el modo en que han ido sobrellevando una situación tan terrible que les ha llegado en un momento de la vida en el que se merecían estar tranquilos, en paz, sin sobresaltos.
Poveda lamenta que nos empeñemos «en poner la mirada, la atención, en los puntos de desencuentro más que en los de encuentro en los que podemos coincidir todos».
-¿Y qué propone?
-Yo abogo, cada vez más y con más fuerza, por el respeto a la diversidad y por la necesidad del entendimiento. Está claro que no nos vamos a entender en todo, pero estoy convencido de que sí podemos hacerlo sobre aquellas cosas que nos permiten convivir en paz...; hemos perdido muchas vidas con esto de la pandemia, se ha quedado mucha gente en el camino. ¡Por favor!, reflexionemos sobre eso y esforcémonos por estar más calmados los unos con los otros; y digo más: más calmados y más cariñosos, porque la pura verdad es que nos necesitamos realmente.
-¿Cómo están hoy el hombre y el artista?
-Como hombre y como artista me siento muy libre. Hacía años que no tenía la paz interior que ahora tengo. Lo he conseguido y estoy feliz, tranquilo, ilusionado. Y el artista sigue teniendo una vocación desmedida y disfrutando como un niño pequeño cada vez que pisa un escenario. No vea lo agradecido que le estoy al universo de poder volver a los conciertos en vivo, a sentir ahí al público. Ahora, después de lo que hemos pasado, le doy todavía más valor a cada concierto. Cada vez que vuelvo a poner el pie en el escenario me digo: 'Algo parecido debió sentir Neil Armstrong cuando pisó la luna' [Ríe].
-Y esa paz de la que habla...
-Me he liberado de prejuicios, sé distinguir muy bien lo importante de lo prescindible, gozo de libertad como artista, y el hecho de tener un hijo a mí me ha venido muy bien: me sitúa con los pies muy en la realidad y me hace saber lo que quiero y tener fuerzas para luchar por ello. Voy a lo esencial, vivo pendiente de ser feliz yo y de hacer feliz a mi hijo y, por ejemplo, no estoy pendiente de querer agradar a nadie. No me importa lo que puedan pensar o decir de mí. También soy consciente de que tengo la enorme suerte de que el público me sigue acompañando. En el escenario me dejo la vida, pero en el día a día lo que procuro es disfrutar de cada momento de mi hijo, de cada cosa que te dice...; es un niño muy amoroso, un niño que vive pendiente del universo, de los planetas [le encanta dibujarlos], y que ha conseguido que yo vuelva a tener una mirada limpia, inocente, sobre muchos aspectos de la vida.
Lo que dice
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Una propuesta «Esforcémonos por estar más calmados los unos con los otros; y digo más: más calmados y más cariñosos»
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Su relación con esta tierra «Cuando voy a la Región de Murcia, para mí es algo muy especial porque conecto con mis raíces»
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En directo «Cada vez que piso un escenario me digo : 'Algo así debio sentir Armstrong cuando pisó la luna»
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Aprendizaje «Me ha conmovido ver la lección de vida y de sabiduría que nos han dado nuestros mayores»
-¿Sigue deslumbrado por García Lorca?
-Lorca me ha zarandeado por dentro al máximo nivel, porque ha hecho que se active con muchísima más fuerza mi compromiso social, mi compromiso con el desfavorecido, mis ganas de lanzar siempre un mensaje de amor y de entendimiento, y mi sentido de la justicia y de la libertad; y todo ello defendido desde el amor y no desde el grito. Federico me ha hecho mucho mejor persona de lo que era. Era un ser humano de luz, que consigue atraparte y que te moviliza. Lorca le daba valor a cada uno de los seres humanos, y eso es maravilloso y una enseñanza hoy muy necesaria.
-En unos días cantará en Murcia y en agosto lo hará en La Unión...
-...¡y no vea lo feliz que eso me hace! Cuando voy a la Región de Murcia, para mí es algo muy especial porque conecto con mis raíces, voy a la tierra de mis abuelos y a la tierra de mi padre [nació en La Paca (Lorca)], que para mí ha sido uno de los seres más espectaculares que he conocido en mi vida. Mi abuela, que acaba de fallecer con 96 años, siempre me hablaba de su tierra con tantísimo cariño... Cuando estoy allí conecto con mi padre y ahora lo haré también con mi abuela...; yo no tengo más remedio que devolverle a Murcia todo el cariño que me ha dado siempre. Es que, desde que pisé La Unión por primera vez [en 1993 la puso boca abajo cuando conquistó la Lámpara Minera], me he sentido muy querido y eso no se olvida, se me ponen los pelos de punta... Se me agotan las palabras de agradecimiento, de verdad.
-Una vez me dijo: «Soy muy tonto, voy siempre con el corazón en la mano y no tengo vista para elegir a la gente». ¿Ha cambiado ese panorama?
-¡Afortunadamente, y no sabe lo que me alegro! [Risas]
-¿Qué ha conseguido?
-Tranquilidad en el día a día, tener tiempo para mí y mi familia. No me paso el día conectado al móvil, a las redes sociales y todo eso. La gente que me quiere y a la que quiero sabe que yo, a la hora de ayudar en lo que sea necesario, estoy ahí el primero, pero también sabe que necesito mi parcela, que necesito silencio y estar tranquilo, sin alborotos.
-'Diverso', ahora en grabación, será su nuevo disco...
-Me identifico mucho con su título porque así soy yo. Un disco que viaja por músicas y estilos muy distintos. Hay quienes todavía discuten sobre si yo soy cantaor o cantante, y hay quienes me catalogan como inclasificable. Yo lo que hago es moverme por la música con libertad...; soy cantante, cantaor, un enamorado locamente del arte. Nací en Badalona, mi padre es murciano, mi madre manchega, amo Andalucía...; soy flamenco hasta lo más hondo de mis entrañas, pero también un enamorado de las rancheras y de los tangos...; y canto en español pero también me gusta cantar en catalán.
Mucho mejor
Poveda canta y, cuando lo hace, la vida es mejor. Más agradable. Te canta desde el corazón del invierno y te quita el frío. Canta en primavera y hasta 'El jardín de las delicias' de El Bosco se revoluciona vivo. Y eso pasa porque canta como los ángeles del infierno, y los demonios del cielo, hasta las tablas de multiplicar si se lo propone. La vida, abierta en canal; eso ofrece en sus conciertos Poveda, quien sigue aprendiendo y, según dice, aún no ha conseguido «ser un experto en nada». «Creo que con esfuerzo y tesón se pueden conseguir muchas cosas, aun teniéndolo todo en contra. Yo he hecho un largo recorrido hasta llegar aquí, paso a paso», recuerda satisfecho.
No hay actuación suya que no agote todos los elogios conocidos. «No me quedo embobado con los elogios», dice, «porque sé que corres el riesgo de perder el norte. Los utilizo para motivarme y seguir trabajando, nada más. Si empiezas a sentirte especial, acabas por salir a la calle sacando pecho, y yo voy por la calle como cualquier persona, porque soy cualquier persona. Los elogios son muy golosos, pero ¡cuidado con ellos!». Se lo dijo nada menos que doña Marifé de Triana, La Loba, y -claro- se le humedecieron los ojos (que no son verdes) y se le heló el corazón. «¡Tú eres de otro planeta, Miguel, eres un artista extraterrestre que ha venido a la Tierra a traernos felicidad!», fue su piropo tras acabar de escuchar, sin apenas parpadear, sus 'Coplas del querer'. Lo recuerda ahora y se sigue sonrojando...; «un artista extraterrestre..., ¡qué grande Marifé!», y se vuelve a reír con gusto.
-¿Y el paso del tiempo?
-¡Estoy ya más cerca de los 50, aunque no me lo creo! He viajado muchísimo, he tenido muchísimas experiencias, ha cambiado mi personalidad, me vine a vivir a Sevilla y he sido padre. Todo cambia..., menos la pasión por cantar, que no se agota ni lo más mínimo. A través de la música puedo comunicarme y estar en contacto con la gente, que me encanta. Me encanta acariciar los corazones de las personas y que la gente me acaricie el corazón a mí. Eso es un privilegio. Pasan los años, sí, y eso no evita que me afecte tanto enfrentarme al dolor, al sufrimiento de los demás, porque sé lo que es y conozco bien que las cosas profundas del alma duelen muchísimo. También yo he pasado por situaciones muy feas y dolorosas, no ha sido todo coser y cantar, y si veo venir otra claro que me puede entrar el pánico. Pero también es cierto que he ido comprobado que, cuando me levanto, me levanto más fuerte. Y hay algo más que tampoco varía con los años, ni con la experiencia, ni teniendo más o menos eso que llaman éxito: tengo un nivel de exigencia conmigo mismo, a nivel artístico, que yo reconozco que roza la obsesión absoluta. No quiero por nada del mundo defraudar.
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