Jesús Sáez: «Me gusta el cinismo dulce, permite decir cosas duras con amabilidad»
Llum, el proyecto personal del artista murciano, presenta 'Los años líquidos', pop amable con el soul blanco como ingrediente
Melómano impenitente y veterano del indie nacional desde las filas de Polar, el murciano residente en Valencia Jesús Sáez decidió hace una década montar su ... propio proyecto personal bajo el enunciado de Llum, para dar salida a sus composiciones musicalmente sin deudas de estilo. Así en 2013 debutó discográficamente con 'Limelight', un trabajo íntimo y delicado que acaba de tener continuación, ahora desde una dinámica más ambiciosa, con 'Los años líquidos'. Aprovechando la entrada en la tercera fase, provocamos este encuentro en la tierra que le vio crecer y a la que regresa con asiduidad. Amabilidad en estado puro, con Jesús uno podría estar hablando de música hasta el final de los días.
«El soul es ese ingrediente que aparece no se sabe bien cómo y siempre mejora las recetas»
INSPIRACIÓN
–Ha pasado el tiempo y hubo quien pudo pensar que Llum era una idea plasmada en un disco y ya. ¿Siempre tuvo claro que sería un proyecto duradero?
–Sí porque Llum, a pesar de que en este disco ha habido mucha gente que ha sido clave para darle forma, no deja de ser un proyecto mío personal. Yo tenía en su momento Polar y ahora The Standby Connection, que son bandas estilísticamente muy definidas, un grupo de personas que coincidimos en unos códigos y cuando intentamos salirnos no acabamos de cuadrar. Y en cambio a mí la música me gusta muchísimo, me gustan diferentes estilos y quería sentirme libre, de ahí lo de dar forma a Llum.
–Por medio hubo un disco para niños ('Marieta Ganduleta') y otro de The Standby Connection, pero siete años no son pocos.
–El disco no ha salido antes por una cuestión de infraestructura. No soy de hacer las cosas con prisas, a fin de cuentas estoy en este mundo porque quiero hacer música, disfruto con ella y la música está hecha para comunicarse y para conectar con la gente. Entonces, hasta que no encontré la estructura apropiada y no vi la manera adecuada de sacar el disco, no decidí lanzarme.
–La edición física de 'Los años líquidos' es una pasada. Vinilo de alto gramaje, carpeta doble, gafas 3D...
–Estoy aquí, estamos muchos aquí, por una pasión absoluta por la música y hacer las cosas de manera apresurada y sin el cariño requerido a veces es contraproducente para nosotros mismos. Con el disco de Standby Connection tuve la sensación de que duró una semana: lo sacas un día, lo mueves en redes, haces el videoclip, un par de entrevistas y a la semana ya hay otra novedad. No quería volver a tener esa sensación. Por eso diseñamos el disco de esta manera, a través de una tetralogía con cuatro singles dobles, para que pudiera disfrutarse de las canciones con un poco más de calma. Y con una edición física que mereciera la pena.
«Hay signos que indican que está agotado, a nivel social, educativo e industrial»
MODELO OCCIDENTAL
Con soul sabe mejor
–A diferencia del primer disco, en el que manejaba varios idiomas, ahora todos los temas son en español. ¿Era importante?
–Ha sido fundamental. En general, los músicos de mi generación tenemos una pequeña controversia entre nuestras raíces musicales y la música que hacíamos. Las referencias son anglosajonas principalmente y hacíamos música en inglés. Cuando hice el primer disco de Llum ya tenía una visión mucho más abierta, pero no me acabó de funcionar porque lo que yo buscaba era conectar y se convirtió más en una anécdota, en una peculiaridad, que en una característica. A fin de cuentas, el castellano es mi idioma materno.
–Lo que no varía es ese poso de soul blanco, swing, un poquito 'crooner'...
–Sí, el soul es una de mis pasiones, me encanta y la verdad es que nunca sé muy bien de qué manera sale, pero sale. Cuando empecé a hacer una canción como 'Peccata minuta', esta era más tipo Pavement, con una parte un poco Spiritualized y un final psicodélico. Y de pronto me pongo añadir capas y cuando me doy cuenta teníamos un tema súper soul. El soul es como esos ingredientes de las recetas que siempre mejoran el resultado.
–En la nota del disco se habla de 'cinismo dulce'. ¿Puede serlo el cinismo?
–Puede ser una parte de Llum, a fin de cuentas es un proyecto personal y por tanto tiene mucho de mí. Pero creo que siempre es amable. A mí me gusta mucho el cinismo, creo que es una de las mejores maneras de decir cosas difíciles y jodidas. El cinismo tiene muchas vertientes, pero cuando es dulce, entra bien.
–Es una constante de 'Los años líquidos': historias duras ('Perdedores', 'Nada más') que uno canta con una sonrisa.
–Sí, soy una persona optimista. 'Nada más' va sobre alguien que lo pierde todo, pero lo enfoca como una ocasión para reinventarse. Me identifico mucho con esa manera de entender las canciones, no busco pretendidamente que sea así, pero supongo que yo soy así. Me gustan los contrastes, creo que ese concepto de 'bailar triste' enriquece la música.
–Me parece apreciar en sus canciones una cierta crítica hacia el modo de vida occidental. ¿No sabemos hacerlo mejor?
–Yo creo que sabemos hacerlo mejor y lo estamos haciendo mejor. Solo hay que echar la vista atrás para darse cuenta de las cosas que han cambiado. Somos conscientes de que tenemos mucho margen de mejora y que quedan muchas cosas por hacer. Hay muchos signos que indican que el modo de vida occidental está agotado, no solo desde el punto de vista vital o social sino también en el educativo o el industrial. Poco a poco habrá que ir hacia un cambio de modelo y hay muchas cosas que me hacen pensar positivamente, mi empuje va en esa dirección.
–¿Mantiene contactos con la escena musical murciana?
–Claro, tengo muchos amigos aquí. Sigo en contacto, aunque mi vida esté en Valencia.
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