Pintar el eco, el desafío de Óscar Martínez
Un ensayo sobre cuadros dentro de cuadros, espejos y reflejos en el arte que ilumina y educa la forma de mirar
En ocasiones, un cuadro no es solamente un cuadro. Al menos, un cuadro encierra infinidad de imágenes independientes, que tienen vida propia y se pueden ... interpretar liberándolas de su entorno. Las obras hablan y conversan con el pasado, como lo hacen también cuando miran al futuro. Hay mucho de Manet en los desnudos venecianos de Tiziano, a pesar del anacronismo, de la misma forma que no se puede entender el Museo del Prado sin pasear antes por la ciudad de los canales. A esta conexión infinita de arte y artistas Óscar Martínez la ha llamado 'El eco pintado' (Siruela). Y el resultado ha sido un libro que ilumina y educa la forma de mirar.
Martínez publica, dos años después de 'Umbrales', una nueva obra que va camino de convertirse en una forma de reflexionar la obra de arte. A través de 23 cuadros, el autor retuerce los significados, explora los límites de las interpretaciones y convierte la teoría de la pintura en una charla erudita, sin renunciar a la sencillez que caracteriza su relato. De esta forma, para degustar 'La habitación azul' de Picasso, los caminos llevan al lector a una noche de invierno parisina, donde se mezclan el alcohol, el amor maldito y el suicidio. El retrato de Pére-Tanguy, de Van Gogh, se convierte en un viaje al Japón exótico. El célebre mosaico que representa la batalla de Issos, hallado en Pompeya, es la búsqueda inexorable de una mujer perdida en el tiempo.
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'El eco pintado' (Siruela, 2023)
Viajar a través de la pintura. Pintar la historia de las relaciones artísticas. Porque el arte es diálogo, ideas que fluyen por los siglos y que se plasman en los lienzos de todas las épocas. Óscar Martínez no renuncia a ninguna de ellas. Aspira al entendimiento de todas, por eso 'El eco pintado' abre las ventanas de la cronología, desde la vanguardia más rompedora, pasando por el barroco pasional y la seriedad lúcida del final de la Edad Media, con Van Eyck. El resultado es una paleta cromática que abarca todo, un museo portátil donde se reúnen los grandes activos de la historia del arte occidental. A ese paseo que nos propone, el lector se deja llevar, descubriendo pequeños matices en los que nunca antes había reparado, dándole un nuevo significado a las imágenes inamovibles. El libro consigue, y ese es su triunfo, desempolvar las miradas absolutas que hay sobre el arte y liberarlo del peso de la teoría. Solo así se disfruta de un Velázquez o un Gauguin como si lo viéramos por primera vez.
El libro consigue, y ese es su triunfo, desempolvar las miradas absolutas sobre el arte
Por eso no me resisto a encasillar el libro. No es cierto que sea solamente un ensayo sobre metapintura. 'El eco pintado' toma como punto de partida la reflexión de los cuadros que habitan dentro de otros cuadros, o de las miradas replicadas en diferentes obras. Pero excede sus primeras intenciones. El estilo de Óscar Martínez, como ya demostró en 'Umbrales', se debe a su propia experiencia personal. Cada capítulo conecta con una anécdota de sus días, que convierte al libro también en un diario personal sobre arte, pero también una confesión vital.
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