Podría decir que me importa un comino o me importa un pepino, un pimiento, un pito y otros términos de tono más subido o... Tienen ... en común que enfatizan la frase a la que se agregan, pero no parece que se conozca su origen y se especula que pudiera emanar del lenguaje popular, quizás ligado a la falta de sapidez de la legumbre. No podríamos tener la tentación de extrapolarlo a las otras acepciones, porque en el caso del comino, su pequeñez puede justificar su carencia de importancia en el caso de una unidad, aunque siendo el pepino una hortaliza actualmente en vigor, o el pimiento, la explicación es más peliaguda, aunque es difícil imaginar que en estos casos sea debido a su escaso valor o insapidez, como se atribuye al bledo. En cualquier caso, son formas popularmente ilustradas de decir que nos importa poco.
No siempre ha sido así, porque el bledo figuraba entre los ingredientes culinarios, como atestigua Ibn Razin en su inmortal obra la Fudala. El bledo, el armuelle y a verdolaga se presentan como alternativas a las espinacas o como acompañantes en platos de carne. Hoy desconocidas para la mayoría. Para las carnes, de cordero o alternativamente de cabrito, que se hervían para blanquearlas y que soltaran los jugos, las espinacas se limpiaban y cocían y tras ello se cortaban y se hacía con ellas una pasta que se incorporaba a la olla de la carne y se agregaban cilantro, menta y el sebo y se cocían a fuego lento para que la verdura no amarilleara. Se usaban alternativamente tanto bledo como armuelle.
Se mantienen muchas recetas referidas como bledes (valenciano), como arroz con bledes o sopa de pescado con armuelle. En Latinoamérica hay muchas recetas. Como verdura, la lechuga o las acelgas la han desplazado. Dioscórides ya escribió refiriéndose al bledo que «también se come como hortaliza, molifica el vientre, sin ninguna otra virtud medicinal». Lo cierto es que aporta potasio, teniendo propiedades diuréticas y posee gran cantidad de ácido fólico, lo que tiene sus recomendaciones saludables. Al tiempo aporta carotenos y clorofila, antioxidantes, calcio y magnesio. Es muy abundante y siempre ha sido de consumo amplio en la ribera del mediterráneo, crudas, hervidas o cocidas. Recomendable en primavera y antes de que produzca las inflorescencias.
Probablemente su abundancia y su naturaleza insípida le han granjeado el tono despectivo con el que se emplea en muchas lenguas. En la película Lo que el Viento se llevó, en la última escena, cuando Scarlett O'Hara pregunta ¿qué va a ser de mi?, el protagonista le responde: «francamente querida, me importa un bledo». Pues eso, sin fuste.
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