«El fotoperiodismo te enseña la vida»
El fotógrafo asturiano Eloy Alonso ofrecerá el viernes una conferencia en Cartagena sobre sus cuatro décadas de oficio
Eloy Alonso (Avilés, 1963) lamenta que la figura del fotoperiodista sea «una profesión a extinguir», ya que las nuevas tecnologías y nuevos formatos, y la precariedad laboral en los medios, han motivado «una criba elevada» en el gremio. El asturiano ofrecerá la conferencia 'Por un puñado de píxels (o cómo sobrevivir siendo freelance)' este viernes, a las 18 horas, en el Palacio Molina de Cartagena (entrada libre), invitado por la Asociación de Informadores Gráficos de la Región de Murcia en sus Jornadas de Fotoperiodismo.
Alonso, colaborador de la agencia Reuters desde hace 20 años, es fotógrafo de prensa desde 1985 y ha cubierto infinidad de acontecimientos para distintos medios, desde la entrega de premios Princesa de Asturias y las movilizaciones en la crisis de la minería o en los astilleros, a las carreras de los sanfermines o la búsqueda de los desaparecidos en las fosas comunes.
Años de oficio en un currículum salteado de premios cubriendo el norte de España y desarrollando un olfato especial para detectar dónde puede estar la noticia. «El trabajo de agencia es muy variado, lo mismo haces deportes que temas de Casa Real... un poco de todo. Trabajar desde la periferia tiene el mérito de que te toca competir con todos, y un día, por ejemplo, consigues que una foto tuya de la Semana Santa en Oviedo sea publicada en el 'NewYork Times'.
Ahí está también la profesionalidad de cada uno, saber contar historias, y saber ver dónde hay noticia. Yo a la vez me alimento de la información local. Lo que en un periódico local a veces es un breve para mí puede ser un reportaje». Así, por ejemplo, recuerda que hace unos meses hizo una historia de un ganadero que patinaba y había montado «un rollo de skate en sus cuadras porque no tenía tiempo para más, y esa historia dio la vuelta al mundo». O la primera chica ciega que hizo surf. «Como decía un maestro mío, no hay malas historias sino buenos o malos periodistas. Y tienes que saber un poco dónde una historia puede tener detrás algo que gráficamente sea muy trabajable, o que la noticia sea buena».
Alonso reivindica la figura del editor gráfico en los medios de comunicación «para que se valore nuestro trabajo y porque en el periodismo de caleya, como llamamos en bable, en asturiano, a la calle, hay muchas historias de las que se nutren muchos medios nacionales e internacionales. Colocar esos temas más allá de las fronteras de Asturias o de España es posible».
Después de tantos años de experiencia, ¿qué conclusión saca el profesional y qué es lo que, en definitiva, más le ha enseñado la fotografía? Alonso responde que «a mí me gusta hablar más de fotoperiodismo, porque la fotografía es un campo tan amplio que para mí o para mucha gente no deja de ser un arte, y el fotoperiodismo consiste básicamente en ilustrar noticias con imágenes, y que eso vaya acompañado de un texto, y a veces lo hacemos nosotros si somos freelance.
El fotoperiodismo te enseña la vida, porque tenemos que fotografiar todo, desde la portada a un buen retrato, pasando por los sucesos, por la política o por los deportes. A mí me ha enseñado a conocer a la gente, a tener un trato cercano, es una manera de tener una entrada en primera fila, y poder decir: 'Yo estuve allí, nadie te va a contar lo que pasó'. Yo estuve hace dos años en Barcelona el día que se votó el 1 de octubre, y vives cosas que el ciudadano a veces no puede ver. De hecho, nosotros somos el legado de un derecho constitucional que es el derecho a la información, y a veces tenemos la oportunidad de ver a Bruce Springsteen, o la toma de posesión de un rey, o el accidente de tren de Galicia.
El contacto con la gente es lo que más destaco. Estuve allí, lo fotografié y pude convivir con esa gente, aunque fuera por unas horas». Otro aspecto de su trabajo es el documentalismo, historias de más largo recorrido, como el caso de la apertura de las fosas comunes que lleva cubriendo ya años.
La fosa de su abuelo
Su abuelo está en una fosa «con otras 2.000 personas en las afueras de Oviedo, y hace 20 años que vengo haciendo ese trabajo, con más calma ya, pero sin parar. No es la foto típica que transmites rápido para el periódico». Cuenta que su abuelo fue juzgado por un consejo de guerra, «de esos que se hacían que eran una pantomima porque no tenían derecho a una defensa, y fue ejecutado al amanecer del 5 de octubre de 1938.
Dos de sus hermanos fueron paseados y nunca encontramos sus cuerpos. Y otro hermano pequeño, que tuve la desgracia de conocerle, era falangista y no movió un dedo por esos hermanos. Es la historia de las dos Españas que me interesa en lo personal y luego como fotoperiodista. Hace cuatro años en el Festival PhotOn de Valencia hicimos una exposición con mi trabajo, que ahora está en La Coruña, y sigo colaborando con la Asociación para la Memoria Histórica, y he publicado un par de libros sobre ello».
No espera que pueda ser encontrado ya ni identificado el cuerpo de su abuelo porque apunta que se echaba cal a las fosas para evitar bacterias por higiene y se disolvían los huesos. «No habría manera de deshacer los restos, pero sí hay constancia de que está allí». Alonso vuelve a Cartagena, donde trabajó al principio de la primera guerra del Golfo, cuando cubrió la salida de las primeras corbetas españolas.