Pedro Cano: «Cumpliré 78 años... No me quiero quejar de nada, no sería justo con la vida si lo hiciera»
El artista, ya afincado en Blanca todo el año, recibe elogios en Italia por su muestra 'Teatros' y prepara la exposición 'Inéditos'
Hay en su casa, en la que estamos, una luz como de verano y un silencio que parece atravesar todas las estaciones; y recuerdos ... de toda una vida y algunas ausencias de seres queridos que han dejado su huella por estancias y escaleras –una de mármol blanco, imponente–, y que provocan a veces en el pintor sonrisas y en otras ocasiones pena; también la pena acompaña. Hacía muchos años que Pedro Cano, nacido en 1944, no pasaba tanto tiempo en Blanca, su pueblo, sin esos largos viajes por el mundo que le daban sentido y placer e inspiración constante. Priorizó en los últimos años el cuidado de sus hermanos, mayores que él, por los que sin dudarlo hubiera dado su vida; fallecido Pepe, el primogénito, quedan Jesús y él viviendo en el lugar de siempre, cargados de historia y arte cada rincón de la casa, en el mismo corazón de la villa. El pintor, que recibe elogios de su exposición 'Teatros', de gira este 2022 por Italia, prepara una singular muestra para 2023: 'Inéditos'. «La verdad es que desde que murió mi hermano Pepe ha cambiado todo, mi vida es otra...», susurra casi.
«Ahora me toca bregar con otras circunstancias, y con lo que pueda venir, pero de cualquier modo soy consciente de que he sido y soy un privilegiado»
–¿Qué echa de menos de él?
–De mi hermano Pepe echo de menos, por una parte, su autoridad, que sabía ejercer con gran sabiduría y que yo respetaba muchísimo; y, por otra, su saber estar con todo el mundo, daba igual de quién se tratara.
–¿Qué le sorprendía más de su hermano?
–No lo vi nunca disgustado por nada; igual que Jesús y yo nos disgustamos cien mil veces, por tonterías, él nunca se disgustó por nada. ¡Y la de cosas buenas que hacía que ni siquiera nosotros sabíamos...!; nos hemos enterado después de su muerte de gente a la que ha ayudado, a la que le ha echado una mano. Poseía una humanidad tremenda y, le voy a contar algo muy curioso de él: tenía mucho conocimiento de la política internacional. A veces, cuando alguien me dice que cómo llevo el no viajar ahora como hacía antes, una vez que ha pasado lo peor de este tiempo terrible de pandemia, y que es algo que yo echo de menos porque lo he venido haciendo toda mi vida y he podido dibujar en vivo auténticas maravillas del mundo, me digo: 'Cuando vuelvas ahora de un viaje, Pepe ya no estará...'. Viajar es mucho más bonito cuando tienes a alguien esperando a que vuelvas para que le cuentes lo vivido, y porque te echa de menos.
–¿Y su relación de décadas de ida y vuelta con Italia?
–Italia es un país que amaré siempre, pero... ya vendí la casa de Anguillara [pequeño pueblo a las afueras de Roma, hermanado con Blanca], en la que he sido tan feliz y a la que tantos amigos de nuestra Región han ido y conocieron; por suerte, se la pude vender a un chaval que conocía la casa desde que era pequeño. Y también quiero vender el apartamento de Roma, que es muy pequeño, pero muy acogedor, y que está en un sitio muy especial con vistas a las Termas de Diocleciano. Inmediatamente no, pero pronto...
–¿Usted cómo está?
–El próximo 10 de agosto voy a cumplir 78 años... No me quiero quejar de nada, no sería justo con la vida si lo hiciera. He llevado una vida feliz, he pintado muchísimo, he expuesto en lugares maravillosos... He ido aprovechando la vida como he podido y sabido, y no solo cuando era joven. Le diré que una década maravillosa para mí fue la de los 60 a los 70 años.
–¿Por qué?
–Seguía teniendo mucha curiosidad, y muchas ganas de trabajar, de seguir haciendo cosas, de avanzar, de continuar aprendiendo y dejándome sorprender. Además, a partir de los 60 años llegaron algunas de las cosas más importantes que me han pasado, como recoger, en todos los aspectos y no solo en el artístico, los frutos de lo que había ido sembrando. Y me sentí pintando maravillosamente bien.
«Sigo pintando con gusto, y espero que eso jamás deje de pasarme, pero ya no tengo la capacidad de dedicarle tantísimas horas a la pintura»
–¿Y ahora?
–Sigo pintando con gusto, y espero que eso jamás deje de pasarme, pero ya no tengo la capacidad de dedicarle tantísimas horas a la pintura como le he dedicado. La fuerzas ya no son las mismas. Ni para pintar, ni para nada. Patricia [su exmujer] y yo hicimos un viaje que duró un año entero, echándole valentía y ganas, por México, Guatemala, Perú, Bolivia, Chile... Éramos jóvenes. Hay cosas en la vida que tienen su momento para hacerse. No debes dejar pasar las oportunidades.
–¿Y de qué no deja ahora pasar la oportunidad?
–De disfrutar del huerto familiar y de la naturaleza todo lo posible. Recuerdo la primera vez que escuché que para ser realmente feliz tienes que tener un huerto, estar en contacto con la naturaleza. Cada vez creo más que en efecto es así. Yo soy feliz con algo tan sencillo como recoger del huerto unos limones o unos nísperos.
–¿En qué cree que ha acertado?
–En tener clara desde siempre la importancia de la familia. Todo lo que he conseguido en la vida, todo lo deseado que se ha podido hacer realidad, no lo he logrado yo solo; ha sido posible porque mi gente ha participado en todo lo mío. El apoyo, el ánimo, el cuidado han sido constantes. Nunca he estado al margen de mi familia. Y por muy lejos que viajara y por muy bien que me fuese la vida en Italia, jamás he perdido el contacto cercano con mi gente, ni con mi pueblo, ni con mi Región. De eso me siento orgulloso, y ahora lo que toca, aunque sea duro, es vivir sin los que ya no están y muy pendiente de los que quedan. No, no podría pedirle más a la vida de lo que me ha dado. Ahora toca bregar con otras circunstancias, y con lo que pueda venir, pero de cualquier modo soy consciente de que he sido y soy un privilegiado. El otro día sonreía viendo una antigua agenda: ¡cada cuarto de hora estaba en un sitio distinto! [risas] Pero sucede que yo necesito sentirme en paz con respecto a mi familia, y no voy a dejar solo a mi hermano Jesús, eso no tendría ningún sentido.
–¿Qué sí lo tiene?
–Levantarme cada mañana y poder seguir pintando. No dejo de hacerlo, y ya estoy pensando en las cosas que pintaré cuando este verano nos vayamos a Campoamor. Allí también trabajo muy a gusto, y tengo relaciones de amistad muy bonitas. ¡Ah, y vienen los niños pequeños a ver qué está haciendo el pintor [vuelve a sonreír]. Me da alegría la relación con la gente, y cosas como el poder ir con un amigo, cuando estamos allí, todos los lunes a hacer la compra para la semana a San Pedro del Pinatar.
«Vendí la casa de Anguillara, en la que he sido tan feliz y que tantos amigos de la Región conocieron»
Dibujos de infancia
Pedro Cano anda ya preparando una exposición, que tendrá lugar en febrero de 2023, en el Museo de Fuente Álamo, que se titulará 'Inéditos' y que le provoca una especial ilusión. En ella mostrará obras, realizadas a lo largo de toda su vida, que tienen para él un gran valor sentimental. Por ejemplo: una serie de dibujos, que su hermano Pepe guardó siempre como un pequeño tesoro, realizados con lápices de colores y en los que el niño Pedro Cano –tenía 5 años– refleja sus días de playa en Mazarrón junto a su familia, o muestra un volcán en erupción, o escenas religiosas o a un grupo de espectadores viendo una película en el cine. La exposición tendrá lugar unos meses antes de que en Madrid, en la Casa de Vacas, pueda disfrutarse, en septiembre-octubre, de la muestra 'Siete', una de la más poderosas del artista y que se convirtió en 2019 en una de las más visitadas de toda la trayectoria de la murciana Sala-Iglesia de Verónicas.
Pedro Cano anda estos días dándole vueltas a una intervención ante alumnos de instituto, este martes en el Teatro Villa de Molina, invitado por la Fundación de Estudios Médicos (FEM) de la localidad, en la que hablará de algunos de los montajes teatrales a los que ha asistido y que más le han marcado. Montajes de los mejores directores de la escena europea: Luca Ronconi, Giorgio Strehler... Su pasión por el teatro, y por los históricos teatros romanos y griegos en los que floreció este arte, es evidente y fructificó en su exposición 'Teatros', que durante 2022 recorrerá diversas poblaciones italianas, tras su paso por Milán: Fabriano, Taormina y Noto. Un total de 16 teatros, entre la historia, la arquitectura y la arqueología, forman parte de la muestra, que inició su andadura en el Teatro Romano de Cartagena y cuya belleza deja elogios a su paso.
Teatros como el de Petra, construido por los nabateos en el siglo I d. C., y ampliado por los romanos en tiempos de Trajano. El pintor recuerda que, cuando lo visitó, «la cena de la noche anterior en Amman me jugó una mala pasada». «Llegué a Petra hecho polvo», cuenta entrando en detalles: «Los trabajadores del pequeño y único hotel que había entonces me trajeron un tazón con hierbas hervidas. A pesar del calor enorme, iba con un jersey de lana y una manta encima del caballo que me llevó al Tesoro. Dos horas más tarde, en camiseta, hacía unas acuarelas intentando copiar los salmones y los rojizos a la mítica ciudad hasta hace un siglo secreta».
Guarda el artista y viajero, entre otras muchas fotografías, una en blanco y negro en la que aparece junto a sus hermanos en el teatro de Aspendos, en Turquía, construido en tiempos del emperador Marco Aurelio entre el 161 y el 180 d. C., y que tiene una capacidad para unos 15.000 espectadores. Mirándola le vuelven las imágenes de lo vivido: «Había llovido en las primeras horas de la tarde y los turistas habían dejado vacío el teatro. Mis hermanos subieron a las gradas y yo desde el escenario les recité una poesía de Calderón. La acústica era increíble».
«Villa Adriana se convirtió en mi casa»
Uno de los escenarios que más ha disfrutado Pedro Cano dibujando es el llamado Teatro Marítimo, espacio privado dentro del complejo residencial romano de Villa Adriana. «Para mí fue un gran privilegio formar parte del equipo que trabajó para llevar al teatro las 'Memorias de Adriano' [novela de Marguerite Yourcenar]. Villa Adriana, que conocía anteriormente, se convirtió en mi casa, pues además de diseñar los trajes organicé con [el director] Maurizio Scaparro la localización de los espacios, ya que el espectáculo se desenvolvía en distintos lugares», cuenta.
«El teatro», explica, «ha sido para mí un elemento cultural en mi juventud, como el cine lo fue cuando era niño. Y el Teatro Marítimo es como un juguete que el emperador sevillano colocó en el centro de la villa».
Elena Ruiz Valderas, directora del Museo-Teatro Romano de Cartagena, que se implicó en su puesta en marcha, destaca que «en la exposición 'Teatros', Pedro Cano nos invita a un viaje por todo el Mediterráneo de teatro en teatro y nos sumerge con sus acuarelas en nuestra herencia clásica, que es la base de la cultura occidental». «El artista nos traslada sus sensaciones», precisa, «al respirar el mismo aire, percibir la misma luz y estar en aquellos rincones del mundo clásico». 'Teatros' nace «de su contacto directo desde joven con la antigüedad clásica, que vemos reflejado en muchas de sus obras, apuntes y cuadernos de viaje».
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