¿Por qué no tiene fecha fija la Semana Santa?
No es casualidad. El pueblo romano contaba las jornadas observando los ciclos de la Luna, en recuerdo o como herencia, más bien, del antiguo calendario de diez meses y 28 días cada uno
ALFREDO LÓPEZ TORRES
Lunes, 6 de abril 2020, 21:50
La Semana Santa, efectivamente, no tiene fecha fija en el calendario, sino que se ubica haciendo coincidir el Domingo de Resurrección o Pascua con el ... primer domingo después de la primera luna llena de la primavera boreal, o con el siguiente domingo si el plenilunio cae justamente en domingo, para no hacerla coincidir con la Pascua judía. Una vez establecida la fecha de la Semana Santa, se cuenta cuarenta días hacia atrás y se ubica el Miércoles de Ceniza como inicio de la Cuaresma –Quadragesima–.
¿Por qué no tiene la Semana Santa fecha fija? ¿Por qué se elige esta época del año?
Herencia de la Antigua Roma.
El motivo de que la Semana Santa no tenga fecha fija en el calendario, al igual que otras festividades y festejos, como el Día de la Madre, la Ascensión del Señor, el Pentecostés... hay que buscarlo en la Antigua Roma. En un principio las fiestas en la Roma monárquica no tenían lugar fijo. Es lo que se conoce como las Feriae Conceptivae o fiestas conceptivas. Estas no dependían de una fecha concreta en el calendario, sino del ciclo lunar, siendo el rey y un sacerdote, al parecer el flamen dialis, –el sacerdote de Júpiter–. ¿Por qué se puso la Semana Santa en esta época del año? El pueblo romano contaba los días observando los ciclos de la luna, en recuerdo o como herencia, más bien, del antiguo calendario lunar, de 28 días cada mes –según el ciclo de la luna– y diez meses –de ahí diciembre, 'el décimo'–.
La causa de que se haya elegido esta época del año para la celebración de la Semana Santa hay que buscarla en el hecho de que antes del siglo II a.C. el año comenzara en marzo y, por este motivo, en la relación existente entre el significado de ciertas fiestas que hay en torno a los meses de febrero, abril y marzo, y el significado de la Semana Santa.
Según el cristianismo, la Semana Santa celebra la muerte y la resurrección de Cristo y la salvación eterna de todos los cristianos. Pero también es tiempo de penitencia y perdón; un cambio en el que dejamos atrás el pasado oscuro y recibimos una nueva etapa esperanzadora, por medio de la abstinencia, austeridad y la expiación de la culpa. Por ello esta celebración se sitúa en torno al mes de marzo, otrora comienzo del año, como simbolismo de cambio. En Roma había fiestas como las Feralia, en el 21 de febrero y en las que se hacían ofrendas a los difuntos. La Terminalia, en el 23 de febrero, celebraba el fin de año. Las Parilia, en el 21 de abril, donde se hacía una ceremonia de purificación y se celebraba la fundación de Roma, como un símbolo del fin de una época oscura y desconocida y el nacimiento de una nueva época. Podríamos ver aquí el intento de una alegoría a una nueva civilización que comenzaría a través del dogma cristiano revelado en la Última Cena. Unos días antes, en el 15 de abril, se celebraba la Fordalia, de las que Ovidio (Fast. IV, vv. 641 y ss.) nos cuenta que el rey Numa hizo un sacrificio de dos ovejas, una a Fauno, otra al Sueño. Para ello Numa «se abstuvo en la práctica del amor y prohibió que le sirviesen animales en la mesa, y en los dedos no llevaba anillo ninguno. Cubierto con una ropa harapienta dejó reposar su cuerpo sobre las pieles frescas, después de rezar al dios con las palabras apropiadas».
Palabras apropiadas
Es curioso como aquí también se hace referencia que hay que rezar al dios con «las palabras apropiadas», al igual que nos dicen las Sagradas Escrituras que «Jesús nos enseñó a dirigirnos al Padre por medio de una nueva oración». Recordemos también que en la Última Cena se celebra un «sacrificio humano» con el que todos los cristianos encontraran la salvación eterna y la resurrección de Cristo y todos los cristianos, pues la muerte no es el fin último. Al respecto nos encontramos también las fiestas en honor a la diosa Ceres, el 12 de abril, herencia de los Misterios Eleusinos de la Antigua Grecia. Estas fiestas en honor a Ceres –Deméter–, celebran el rapto de su hija Proserpina –Perséfone– y en las cuales aquellos 'iniciados' que han pasado una ceremonia ritual de iniciación están preparados para conocer el secreto de la salvación eterna de sus almas.
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