Los secretos para conservar la flor de Pascua en perfecto estado: «Dura de un año para otro»

La flor de Pascua se ha posicionado como uno de los elementos decorativos más representativos de la Navidad. Esta planta, también conocida como poinsettia, simboliza la fortuna y la prosperidad. Por este motivo, se escoge esta variedad para teñir de rojo las calles, los balcones y los hogares durante este periodo.

Uno de los inconvenientes de esta especie es que pierde su lustre en tiempo récord. La realidad es que requiere de unos cuidados específicos para que mantenga intacto su color y llegue a conservarse todo el año. Uno de los puntos a tener en cuenta es fijarse en el estado de sus brácteas y sus tallos a la hora de comprarla. Además, se recomienda llevarla a casa protegida con un plástico para evitar que sufra cambios bruscos de temperatura.

Los expertos aseguran que no se trata de una planta de temporada, ya que con unas técnicas adecuadas puede sobrevivir más de un par de semanas. El horticultor Ángel Illescas ha compartido en su perfil de Instagram (@angel_illescas_) los tres aspectos «básicos» para que el ejemplar aguante «sano y fuerte».

El primer factor indispensable a tener en cuenta es el riego. El profesional indica que es crucial no excederse en la cantidad de agua. En concreto, señala que con medio vaso cada tres o cuatro días es suficiente para mantenerla hidratada. Además, recomienda asegurarse de que el exceso de agua no se quede acumulado en el plato de la maceta, ya que podría provocar la pudrición de las raíces.

De este modo, si el agua empieza a escurrir por la maceta, se debe retirar del plato y volver a verterla en la tierra. «Es una planta que no quiere humedad», insiste. Otro punto clave es el abono. Al tratarse de una variedad «muy comilona», como la describe Illescas, es recomendable aplicar este producto una vez a la semana o, como mínimo, cada 15 días. Así, podrá recibir los nutrientes necesarios para mantenerse fuerte.

El tercer consejo del experto está relacionado con su ubicación. Uno de los trucos es no moverla ni cambiarla de zona en reiteradas ocasiones. «No hay que marear la planta», incide. Además, advierte que hay que tocarla lo menos posible, ya que las poinsettias son muy sensibles.

El horticultor asegura que con estos tres pasos, no solo sobrevivirá a la Navidad, sino que llegará a florecer. «Haciendo las cosas bien, os dura de un año para otro», concluye. De este modo, no se desfoliará ni perderá la tonalidad que tanto la caracteriza.