Los pasos a seguir para que la flor de Pascua sobreviva a la Navidad y aguante todo el año

La flor de Pascua simboliza desde tiempos inmemoriales la llegada de la Navidad. En centros de mesa, jarrones o en la entrada, esta planta de origen mexicano tiñe de rojo los hogares durante las festividades de diciembre y enero. Sin embargo, comprar un ejemplar a principios de este mes y que aguante hasta que finalicen las vacaciones se ha consolidado, para algunos, como todo un reto.

La realidad detrás de estas hojas es que requiere de unos cuidados específicos para alargar su periodo de vida y evitar que se marchite con suma facilidad. Y es que si por algo se caracteriza la Poinsettia es por su corta perdurabilidad. Motivo por el cual muchos optan por recurrir a la versión artificial. No obstante, hay una serie de trucos para prolongar el color rojizo incluso después del 6 de enero.

El adorno tradicional que envuelve Nochebuena, Nochevieja y el día de Reyes puede sobrevivir más allá de esta época si se siguen unos pasos clave desde el momento de su adquisición. Todo es cuestión de escoger una maceta que cumpla un par de condiciones y prestar atención a su cuidado.

En primer lugar, a la hora de comprarla, hay que fijarse especialmente en sus brácteas, es decir, en las hojas que nacen del pedúnculo. Esto se debe a que las verdaderas flores de la planta no son las láminas rojizas, sino unos diminutos capullos de tono amarillento que se localizan entre estas brácteas. Partiendo de esta base, se debe seleccionar una que sea de un color burdeos intenso con ramificaciones verdes y turgentes. El estado de la flor también es un indicador: si se aprecia polen en ellas, esto implica que el ejemplar ya ha florecido y que próximamente se despedirá de su icónico color.

La ubicación en la estancia también es otra de las estrategias. En concreto, deberá posicionarse en un enclave en el que perciba ocho horas de luminosidad cada día sin que sea de manera directa. Por lo tanto, se aconseja colocarla en un emplazamiento alejado de las ventanas y de fuentes de calor o corrientes de aire. También es de vital importancia alimentarlas un par de veces al mes con un abono para plantas verdes.

En cuanto a su cuidado, se debe regar la tierra dos veces por semana y evitar a toda costa que en el plato del macetero se formen estancamientos. No hay que dejar de echarle agua aunque se perciba que las hojas inferiores pierdan su verde y adopten un tono amarillo. Además, es completamente normal que a finales del invierno se caigan parte de ellas. En este caso, se recomienda podar los tallos cortándolos a unos 15 centímetros del suelo.

Los expertos aseguran que siguiendo estas recomendaciones es muy probable que de cara a la primavera vuelva a vegetar. De ser así, se aconseja trasplantarla a una maceta con un diámetro más amplio. En esta estación, se puede colocar en una zona más luminosa. Eso sí, hay que seguir las instrucciones dictadas anteriormente durante los doce meses del año para que el ejemplar perdure una larga temporada.

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