Rescatados los camellos reales
LA ZARABANDA ·
Nadie explica su escapada, pero se les vio tan panchos en el desfile madrileñoMenudo susto nos dieron. Nunca en la vida había ocurrido algo semejante. Los camellos (como todo el mundo sabe) son tranquilones a más no poder. ... Y no se les conocen travesuras concretas. Por lo tanto, a nadie le pasó por la cabeza que se largaran de botellón por esos desiertos de Dios. La cosa fue que, cuando sus cuidadores quisieron remirarse, habían desaparecido. Los Reyes estaban más que consternados.
Menos mal que Margarita Robles, ministra de la Defensa, estuvo al loro. Esta señora, que es contundente y de discurso claro, puso en marcha un operativo que resultó exitoso. Tanto que, a la hora de formarse el tan famoso desfile de Madrid, allí estaban los tres ejemplares, recuperados por el Ejército y 'cargaditos de juguetes', según reza el villancico. Era cuando menos curioso verlos avanzar por Castellana y Cibeles, como si en su vida hubieran roto un plato. Ellos son así de chulos.
Solucionado el asunto (cuyo final feliz fue comunicado a través de RTVE por un par de generales), nos centramos en el acontecimiento madrileño. La cabalgata de Madrid siempre fue muy espectacular. Estática o dinámica (la de Murcia sería estática al cien por cien) fue seguida, como es costumbre, no ya por los madrileños, sino por el resto de España . Y hemos de reconocer que también en esta ocasión quedó de lo más vistosa.
Fue un suceso con mucho aparato eléctrico. Harto luminoso. Hubo hasta una criatura/robot que era toda de blanca luz (manejada por ¡cinco operarios!), que iba de acá para allá. ¿Y de quién fue el mérito, políticamente hablando? Pues del alcalde, que incluso hizo discurso. Esta vez no fue Díaz Ayuso la que rentabilizó el acontecimiento. Algo que, sin duda, le disgustará. Porque, aun militando Martínez-Almeida, Casado y ella en el mismo partido, eso no impide (antes bien contribuye) que prosperen esas rivalidades viscerales que se llaman mortales.
No parece que vaya a ser así esta vez, pues la alegría por haber recuperado los camellos perdidos es tanta, que puede más que las habituales y ya cansinas rencillas. Además, Moncloa se ha encargado de rebajar los méritos del PP, al adjudicarse el regreso sin daño aparente de los tres rumiantes.
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