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Un testigo en la investigación por la desaparición y presunto asesinato de Jean Mirabeau Ngoho y Siaka Coulibaly, los dos ciudadanos africanos cuyo rastro ... se perdió el 14 de diciembre en una nave industrial de Librilla, ofreció una declaración a la Guardia Civil que refuerza las sospechas sobre el principal investigado, Juan M. Según su declaración, a la que este diario ha tenido acceso, el empresario realizaba vigilancias nocturnas en el interior del recinto, donde incluso dormía armado, y estuvo presente los días en que fueron vistas personas «de piel negra» en esas instalaciones.
El testigo aseguró no mantener relación con Juan M., expropietario de Transportes Argos –empresa absorbida por Porkytrans, dedicada al transporte de ganado–, aunque ambos protagonizaron un altercado hace unos años en un bar, tras el cual él resultó agredido. Afirmó que el desencuentro se debió a presuntos hallazgos relacionados con la gestión de la empresa.
En su declaración, explicó que Juan M. y un cuñado suyo —que conduce un Seat Ibiza rojo— se turnaban para dormir dentro de la nave, realizando tareas de vigilancia. Indicó también que «a veces hay más gente dentro», aunque no sabe quiénes son.
De especial interés para los investigadores es su relato sobre lo ocurrido entre el 15 y el 16 de diciembre. Asegura que su hija menor vio desde casa a varios hombres «de piel negra» en el interior de la nave, entre el foso y los camiones, y que él mismo observó a uno de ellos, «de aspecto fuerte», cerca de las oficinas. En ese momento, Juan M., que era el encargado y socio minoritario de Porkytrans, también se encontraba allí.
El testigo dijo haber tomado fotografías desde un puente cercano y se las envió a Andrés Narváez, fundador de Porkytrans, con quien tenía un «acuerdo de palabra» para informar de movimientos sospechosos. También relató que, días después, vio los vehículos de Juan M. y su cuñado junto a un coche ocupado por otro individuo «de piel oscura» en las inmediaciones de un restaurante.
Aportó además imágenes de una excavación realizada el 22 de enero dentro de la nave, detrás de una gasolinera interior, en las que se ve a Juan vigilando. Desde diciembre, ha escuchado ruidos nocturnos como «chillidos o golpes de maquinaria», además de luces en las oficinas. El testigo recordó, por último, que en 2019 Juan M. lo amenazó de muerte con una escopeta en presencia de Narváez.
Este testimonio se conoce tras el hallazgo de restos humanos en un agujero de difícil acceso y que todavía están siendo recuperados por los especialistas de la Guardia Civil. Su identificación determinará si pertenecen a Jean y Siaka. Juan M. y su sobrino están en prisión provisional como sospechosos de homicidio y ocultación de cadáver.
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