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Jueves, 15 de noviembre 2018, 03:48
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El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, intervino ayer en el Foro Nueva Murcia en plena vorágine hipotecaria. El fallo y contrafallo del Supremo sobre quién debe pagar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD) de las hipotecas y las negociaciones en el Congreso de la nueva Ley de Crédito Inmobiliario, que atribuirá a los bancos el pago de todos los gastos, menos el de tasación, en la formalización de las hipotecas, ha devuelto a las entidades financieras al primer plano del debate político, y Goirigolzarri no eludió ninguno de estos asuntos, aunque hubo que esperar al turno de preguntas de los asistentes que llenaron el patio del Casino de Murcia.
El presidente de Bankia apuntó sobre la reforma de la ley hipotecaria, que se encuentra en la recta final en el Congreso, que «el objetivo fundamental» debe ser garantizar la seguridad jurídica, más que el reparto de quién paga un coste u otro. Por ello, reclamó al Parlamento que la norma establezca «reglas claras», algo muy relevante en este tipo de contratos, que suelen ser a muy largo plazo, para así evitar la litigiosidad. Las cláusulas suelo, las comisiones de diverso tipo y el impuesto hipotecario han generado una avalancha de demandas en los últimos años que empiezan a agotar a los bancos.
En este sentido, el presidente de Bankia subrayó, con respecto a las polémicas decisiones del Supremo sobre el IAJD, que los bancos se vieron inmersos en la controversia «sin comerlo ni beberlo, como un mero espectador». Goirigolzarri aseguró que «lo único que hemos hecho antes, durante y después [de la decisión del Supremo] es cumplir escrupulosamente la ley».
Reiteró que el banco que preside, a raíz del decreto ley aprobado por el Gobierno para que sean las entidades financieras las que abonen el IAJD, ha decidido mantener las condiciones de sus hipotecas y no trasladar a los clientes el aumento de costes que ello supondrá a la entidad.
Durante su intervención, ante un auditorio mayoritariamente formado por empresarios y directivos de banca, defendió el sistema hipotecario español tal y como ha funcionado hasta ahora, al indicar que las hipotecas en nuestro país tienen los tipos más bajos de Europa, junto con Portugal y Finlandia, y que el actual sistema, «con sus indudables posibles mejoras», ha sido «muy positivo para la sociedad española y ha permitido el acceso en propiedad a la vivienda al 80% de la población, cifra muy superior a la del resto de Europa». Goirigolzarri dijo no preocuparle que Podemos haya pedido su destitución y volvió a criticar el modelo de banca pública que defiende la formación morada para Bankia. «Los contribuyentes españoles no tienen por qué pagarle a clientes que no consiguen devolver sus créditos», indicó. Reconoció que Bankia se puede considerar un banco público porque el Estado posee el 61,33% de su capital, pero agregó que la entidad tiene el mandato de desarrollar un proyecto profesional que genere valores para devolver a los contribuyentes las ayudas que ha recibido.
La conferencia del banquero versó, en una primera parte, sobre la situación económica internacional y nacional. De la economía española dijo que «ha perdido impulso» y apuntó que sus dos grandes retos son solventar los problemas de la elevada deuda pública y el desempleo.
La segunda parte la dedicó a hablar del sistema financiero español, del que apuntó que «tiene muy buena salud», aunque le señaló tres grandes retos de cara al futuro para consolidar su actual estado: uno de carácter estratégico relacionado con las nuevas tecnologías y la digitalización, otro para conseguir que la rentabilidad sea superior al coste del capital, y otro relacionado con su reputación, que es sobre el que más se extendió. «Es necesario preocuparse y ocuparse por la reputación del sector financiero porque es clave para el futuro de la sociedad», declaró.
El presidente añadió que «hay que escuchar lo que la sociedad nos está reclamando», porque «es evidente que está muy decepcionada con el funcionamiento del sistema financiero durante la crisis», pero advirtió de que «mantener una permanente sospecha sobre el sistema financiero hace que, a todos los niveles, se puedan tomar decisiones que, aunque en el corto plazo cosechen aplausos, al final son malas para el conjunto de la sociedad».
Reconoció que «Bankia es un paradigma» porque «supuso el reconocimiento de los errores cometidos en el pasado» y «el establecimiento de una clara diferenciación entre el pasado y la gestión actual».
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