El padre del autor material del 'crimen del lavadero' de Lorca: «Ninguno sabíamos que llevaba una navaja»
El testigo sostiene, ante el jurado popular que decide la suerte de los dos presuntos cooperadores, que el ataque se inició por los insultos de la víctima
El jurado que debe decidir estos días sobre la suerte de los dos mayores de edad presuntamente implicados en el 'crimen del lavadero' de Lorca siguió este martes con la declaración de más testigos del caso.
El padre del menor que asumió haber asestado la puñalada mortal a Silvestre -y que fue condenado por un juzgado de menores a cuatro años de internamiento en un centro- compareció este martes en la vista. Lo hizo en calidad de testigo y, por tanto, con obligación de decir verdad. Propuesto por la defensa de los acusados, que son sus primos, aseguró que horas antes del crimen había tenido una discusión con Silvestre porque éste presuntamente le había robado un patinete a un amigo. El testigo sostuvo, sin embargo, que esa madrugada este ya les había devuelto el patín y que su encuentro en la gasolinera fue un encuentro fortuito. «Yo iba todas las noches a comprar tabaco y limonada», recalcó.
Tras encontrarse en la estación de servicio, donde llegó acompañado de su hija, una niña de corta edad, sostuvo que Silvestre le insultó, iniciando un enfrentamiento entre ambos en el transcurso del cual cayó al suelo. En ese momento, precisó, su hijo y los dos acusados se enzarzaron con Silvestre en una agresión de la que no acertó a recordar quién golpeaba a quién. El padre del homicida aseguró que se centró en asistir a su hija pequeña y que no observó el ataque mortal. «Mi hijo volvió y me dijo 'le he pinchado' y yo me eché las manos a la cabeza», relató, mientras hacía hincapié en que ni él ni los dos acusados de cooperar en el crimen sabían que el menor iba armado con una navaja.
Tras estos hechos, el padre del autor material del crimen reconoció, él y su hijo se marcharon a Alicante, donde tienen familia, antes de entregarse días después a la Policía. Sus primos, ahora en el banquillo, se quedaron «en el barrio», siendo detenidos también poco después del crimen. Explicó que los dos acusados eran consumidores habituales de marihuana y en ocasiones de cocaína. A preguntas de la defensa, recalcó, además, que era habitual ver a la víctima andando por Lorca sin hacer uso de su bastón, pese a sufrir una cojera de nacimiento.