El extraño robo en el piso del conde
La mujer que denunció la sustracción de la caja fuerte de Nacho Jacob, acusado de abusar de cinco menores en Murcia, fue detenida por estar relacionada con el asalto
No pasaron ni dos días desde que Nacho Jacob, el supuesto conde de Pozos Dulces, había dado con sus huesos en la prisión ... de Sangonera la Verde, en Murcia, cuando un ladrón o una banda de delincuentes entró en su casa del municipio madrileño de Tres Cantos para saquearle la caja fuerte.
El presunto robo lo denunció en el cuartel de la Guardia Civil el lunes 25 de julio del año pasado una mujer, la socia del fundador de una reconocida empresa de comunicación, imagen y relaciones públicas. Alguien había entrado ese fin de semana a la vivienda, situada en una exclusiva urbanización de la localidad, y se habían llevado la caja fuerte que estaba oculta tras la puerta de un armario del despacho. En su interior había dinero en efectivo con el que pagaba a sus trabajadores, joyas y documentación.
Desde el principio, las miradas de los investigadores se giraron hacia su entorno cercano, ya que la cerradura de la puerta no había sido forzada y quien asaltó el piso sabía perfectamente la distribución del inmueble y el sitio exacto donde estaba el botín oculto. El robo, cometido entre el 23 y el 25 de julio, se produjo mientras el conde estaba en la prisión de Sangonera la Verde, en Murcia. El conde fue arrestado por investigadores del Grupo de Menores (Grume) de la Policía Nacional en el hotel Nelva de Murcia el 19 de julio, tras un dispositivo de vigilancia. Le seguían la pista desde meses atrás por supuestos abusos a menores de edad. Los agentes le sorprendieron bajando de un ascensor desde su habitación en compañía de un menor, de 14 años.
Un inesperado giro de guion
Fue puesto a disposición judicial al día siguiente, acusado de agredir sexualmente de, en principio, dos menores de edad, aunque luego aparecerían otras tres víctimas más, y el juez del Juzgado de Instrucción número 7 de Murcia decretó su ingreso en prisión provisional por los dos delitos de abuso de menores y otros dos de prostitución.
Una cámara grabó al ladrón quitándose la capucha con la que ocultaba su rostro. Los agentes tenían una cara
Dos días después de su entrada en prisión fue víctima del robo. La mujer que denunció el asalto, allegada y socia en la empresa de Jacob, aseguró que ella fue la última persona que estuvo en el piso, en la tarde del sábado 23 de julio. Cerró el piso con doble vuelta de llave, explicó a los agentes de la Benemérita.
Cajones y armarios abiertos
El lunes regresó y fue cuando se encontró el piso totalmente revuelto, cajones y armarios abiertos, y cuadros descolgados de la pared. Algo que le llamó la atención fue que había cajas de cartón con ropa y calzado, como si quien entró a la vivienda fuese a volver para llevarse los objetos empaquetados.
Lo que más echó en falta de denunciante fue la caja fuerte, que estaba oculta en el despacho de Nacho Jacob, y la habían arrancado de la pared. Los ladrones sabían que tras los espejos que había distribuidos por toda la vivienda, había cámaras de seguridad instaladas y supieron inutilizarlas. Aunque no todas. Una cámara registró al asaltante quitándose la capucha con la que ocultaba su rostro. Los investigadores tenían una cara.
Las pesquisas sobre la identidad del ladrón dieron sus frutos y llevó a los guardias civiles a detener en Albacete a un ciudadano de nacionalidad rumana como presunto autor de un delito de robo con fuerza, según manifiestan fuentes cercanas a la investigación. El arresto del sospechoso dio un giro de guion a la trama, ya que poco tiempo después fue detenida la socia de Nacho Jacob por su implicación en el caso y por falsa denuncia, tal y como confirman fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid.
Fiestas con jóvenes en casa
Existe en el asunto cuestiones que aún no han quedado aclaradas. Nacho Jacob, que actualmente continúan en prisión por cinco delitos de agresión sexual a menores, prostitución, coacciones, organizaba fiestas con chicos «muy jóvenes» en esa casa de la urbanización de la localidad de Tres Cantos, tal y como afirmaron algunos vecinos del conde a varios medios de comunicación madrileños cuando se produjo el robo.
También se sospechaba que, tal y como declararon las supuestas víctimas, fue en algunas de esas fiestas cuando se cometieron algunos de los presuntos abusos. Fuentes cercanas al caso sospechan que los encuentros pudieron ser grabados por las cámaras que había instaladas en la vivienda ocultas tras los espejos, archivos que podrían comprometer aún más a su propietario y que podría haber guardado en el lugar más seguro del piso, la caja fuerte.
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