Los residentes del centro de Murcia se quejan por los problemas para aparcar con la nueva ORA
Critican la eliminación de la zona unificada 1-2-3, que les daba más opciones para estacionar si no encontraban plazas libres cerca de sus casas
Arranca el texto de la nueva Ordenanza del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) -antigua ORA- señalando en su exposición de motivos que la pérdida ... de espacio para el coche que han traído los nuevos carriles exclusivos y el número creciente de vehículos en circulación «han provocado una escasez creciente de aparcamientos en el núcleo urbano, especialmente en las zonas de servicio». Concluye, por tanto, que ello obliga a poner en marcha una nueva regulación que «contribuya a la promoción del comercio local y a racionalizar el estacionamiento en lugares donde no hay mucha demanda».
No lo han entendido así los residentes en el casco urbano, que consideran que ha habido un cierto ensañamiento con su situación, por parte del Ayuntamiento, a la hora de articular la nueva normativa sobre el aparcamiento regulando. Sus quejas se centran en que, no solo el precio de la tarifa anual del estacionamiento en la zona naranja se ha doblado -tras pasar de 20 a 40 euros- sino que, además, aparcar en algunos barrios de la capital se ha convertido en misión prácticamente imposible para sus vecinos.
A ello han contribuido, evidentemente, las mencionadas obras de movilidad, contratadas por el anterior gobierno socialista -con cargo en buena parte a fondos europeos- y que supusieron la supresión de más de 2.000 plazas de estacionamiento en la vía pública. «No solo han desaparecido parte de la zona naranja con estos proyectos, es que tampoco ha habido problemas en poner contenedores, aparcabicis o, incluso, terrazas covid sobre las plazas para residentes», defiende Delia, vecina del barrio de Santa María de Gracia, lamentando que, por ejemplo, que «hasta calles como Jaime I el Conquistador hayan perdido este tipo de estacionamientos en favor de las áreas de carga y descarga». «Y no es ni mucho menos la única; no han mostrado sensibilidad con los que vivimos en el centro y que ya lo tenemos suficientemente difícil», apostilla.
Apunta tanto ella, como otros vecinos que se han puesto en contacto con LA VERDAD, que la puntilla a su situación se la ha dado la nueva configuración de las zonas de estacionamiento que ha implantado la nueva Ordenanza SER. Desde su implantación hace un cuarto de siglo y hasta hace apenas dos meses, la normativa de aparcamiento regulado dividía la ciudad en seis zonas. En principio, cada vecino con tarjeta de residente podía aparcar en el área en la que se ubicaba su vivienda.
«No solo hemos perdido muchos estacionamientos en los últimos años, es que nos han doblado el precio de la tarjeta», apunta Delia
Existía, sin embargo, una salvedad: las zonas uno, dos y tres funcionaban de manera unificada, constituyendo un área única a todos los efectos. Esto permitía que un vecino del centro urbano pudiera aparcar, indistintamente y 'grosso modo', en La Fama, Vistalegre, Santa María de Gracia y San Miguel, así como en buena parte de San Antón, Santa Catalina y San Bartolomé. Ello también le permitía moverse con su vehículo, sin el coste adicional de un parking, por el casco histórico de la ciudad.
Troceo en 5 áreas de influencia
Pero ahora, el mapa urbano ha sido dividido a estos efectos en 'zonas de influencia', que trocean este entorno, hasta ahora unificado, en cinco áreas diferentes. Defienden fuentes municipales que esta decisión lo que busca es que «cada vecino aparque lo más cerca de su casa y que por eso se reservan espacios en el entorno residencial más inmediato». Añaden que habrá que esperar al 1 de octubre para que se empiece a notar el efecto práctico de este nuevo sistema, ya entonces comenzarán a funcionar las nuevas tarjetas de estacionamiento.
Sin embargo, los vecinos apostillan que ese planteamiento podría ser adecuado si las áreas de influencia fueran simétricas tanto en la oferta de plazas como en su demanda, algo que ellos niegan. De hecho, señalan que, hasta ahora, buena parte de aquellos residentes que vivían al sur de Primo de Rivera y Ronda de Levante cruzaban habitualmente estas arterias hacia el norte en busca de una plaza libre.
Lo hacía, por ejemplo, Vicente, que vive en la calle Barreras y que, desde la entrada en vigor de la ordenanza en julio ha tenido «serios problemas» para encontrar un hueco en su área de influencia. Leonor, que vive junto a la calle Santa Teresa, se encuentra en las mismas: «antes no me importaba andar un kilómetro para aparcar al norte y caminar a casa, pero ahora no tengo ni esa posibilidad».
Esto ocurre, según razonan, porque, por ejemplo, la mayor oferta comercial al sur de la plaza Circular hace que los vecinos tengan que competir con los propietarios de muchos negocios, que también tienen derecho a tarjeta de residente, dejando bolsas de aparcamiento menos tensionadas, por ejemplo, en Santa María de Gracia, que antes era un área refugio de aparcamiento.
«Antes, aunque la cosa estaba mal, nos apañábamos con los que había, pero ahora ya ni por esas», clama Delia, señalando que está a la caza de una moto. Mientras, Leonor se encuentra a la caza de una plaza de garaje, las cuales «empiezan a tener precios prohibitivos, por encima incluso de los 120 euros al mes». Los residentes del centro no ven la racionalidad de la nueva norma.
Temor a la apertura de la zona naranja a todos los conductores
Piensan los residentes que su situación en relación al aparcamiento en el centro urbano puede ir incluso a peor respecto de los problemas que ya encuentran ahora. Y es que la Ordenanza del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) establece que la zona naranja podrá ser utilizada por todos los conductores hasta las 18.30 horas y los sábados hasta mediodía, pagando un incremento del 20% sobre la tarifa de la zona azul. Sin embargo, esta posibilidad no ha sido implementada, por el momento, de manera automática y solo se habilitará en determinadas zonas de influencia tras el estudio de su situación y dinámicas. No obstante, apuntan fuentes municipales que esa posibilidad no es en este momento una prioridad para un futuro inmediato.
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