La maestra 'Doña Luisita', con el carné más antiguo de Anpe, cumple 106 años
Su primer destino, en Lorca, se vio interrumpido por la guerra; en la década de los cuarenta enseñó a los hijos de pescadores de Cabo de Palos
CELIA CANTERO
MURCIA
Jueves, 12 de noviembre 2020, 01:28
Se llama Luisa Cabello, acaba de cumplir 106 años y tiene el carné más antiguo de España del sindicato de enseñanza Anpe. Maestra y directora de colegio durante décadas, 'Doña Luisita' reside en su piso del murciano barrio del Infante, abarrotado de fotos familiares y algún dibujo infantil. En plena pandemia, repite de cuando en cuando su amor por la educación para enfatizar que «el cariño y el respeto es lo único que hace funcionar los colegios».
Nacida el 4 de noviembre de 1914 en Novelda (Alicante), donde estaba destinado su padre, un ferroviario aragonés hijo y nieto de militares, Luisa Cabello cuenta con voz firme y decenas de anécdotas, fechas y nombres, que se hizo maestra gracias al empeño de su madrina, compañera de profesión, y quien logró el permiso paterno para que la mayor de sus dos hijas ingresara en la Escuela de Magisterio de Murcia. «He tenido la inmensa suerte de tener buena cabeza y un carácter tímido y templado que me hizo pasar la infancia sentada en una silla leyendo. Es más, según mi padre, era más bajita que mi hermana porque ella era más alegre y vital y siempre estaba de pie, no como yo, que solo leía», cuenta entre risas.
El 4 de julio de 1936 obtuvo el carné de maestra y su primer destino fue Lorca, si bien el estallido de la guerra apenas dos semanas después la apartó de la profesión hasta entrado 1944, cuando «CC OO contrató a un abogado que recuperó en la sede del Banco de España en Madrid los títulos de maestro» que habían sido retirados por el régimen a miles de docentes represaliados.
En Albudeite promovió la jornada continua para que los menores ayudaran a sus padres en el campo por la tarde
«Nos dieron nuestros títulos, nos pagaron los atrasos y nos hicieron elegir destino, en mi caso Cabo de Palos», un pueblo en el que enseñó a leer a los hijos de los pescadores. De esos años de hambruna, analfabetismo y cambios de destino, Doña Luisa recuerda la religiosidad de las familias, la rigidez de las normas sociales y la autoridad de los docentes. «Trabajábamos en los patios con niños a un lado y niñas a otro, separados por una valla, pero nunca había problemas», insiste la maestra, que conoce las dificultades de la enseñanza actual y escucha sorprendida, y con rechazo, las vicisitudes a las que se enfrentan los escolares por el coronavirus.
Cuando se le pregunta, por ejemplo, por la enseñanza en remoto, contesta instintivamente: «los maestros tienen que estar en clase y, además, los niños se van a quedar ciegos con las máquinas». Doña Luisa, que sigue pagando las cuotas del sindicato Anpe, se queja de que «ahora no hay respeto, ni de los maestros, ni de los niños, ni de los padres». Viuda de maestro, llegó a dirigir la sección femenina del colegio Nuestra Señora de los Remedios de Albudeite, inaugurado en 1956, pero ya antes había participado activamente en la lucha por la escolarización obligatoria y en una campaña contra el absentismo escolar que redujo el abandono de las aulas un 20%, según cifra hoy el Ayuntamiento, implantando en consenso con las familias la jornada continua para permitir que los menores ayudaran a sus padres en el campo.
Se jubiló «llorando a lágrima viva» en 1980. «Me gustaba mucho la escuela y confiaba en que podría seguir en activo. Antes se permitía a los maestros que tenían bien la cabeza seguir hasta los 72 años, y yo siempre he sido de buena cabeza, pero llegó una carta del Ministerio y me jubilaron porque sí».