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La iglesia de Vistabella, en Murcia, afronta su 75 aniversario con más filtraciones de agua
Distintas alegaciones al expediente previo a la cesión del inmueble municipal a la Diócesis recogen el deterioro del edificio y apelan a defectos de forma
Con la mirada puesta en el cielo, por si hoy descarga lluvia de nuevo, y a una semana de empezar los actos de celebración del ... 75 aniversario de la parroquia, vecinos de Vistabella y feligreses de Nuestra Señora de Fátima se mantienen expectantes, incluso preocupados, respecto al proceso de cesión del inmueble parroquial, de titularidad municipal, a la Diócesis de Cartagena, y cuyo expediente fue publicado en el Boletín Oficial de la Región de Murcia el pasado 19 de agosto. Una preocupación sustentada en los informes emitidos por el servicio municipal de Patrimonio relativos al estado de conservación del edificio, fechado en abril de este año el último de los que han trascendido hasta el momento, e incluido en el expediente de desafectación de dominio público de la iglesia, pero también en las nuevas filtraciones de agua que ayer sufrió la cubierta del inmueble tras las fuertes lluvias del mediodía.
«Desde las labores de sellado y reposición de tejas que hicieron los técnicos municipales en marzo, estamos más tranquilos, aunque hoy [por ayer] he revisado el templo y volvemos a tener algunas goteras tras la lluvia». A pesar de estas nuevas filtraciones, el párroco de Nuestra Señora de Fátima, Joaquín Fulgencio Ferrando Ros-Olivares, se muestra ante todo conciliador y contrario a «adelantar los procesos», aunque también contundente: «Si yo tengo o hubiera tenido acceso a información oficial que avise de riesgo para las personas, llamo al obispo y cerramos la iglesia, porque cada vida es un regalo y jamás la pondría en peligro». Destinado al barrio de Vistabella hace poco más de tres años, asegura a este periódico que observa «con discreción y respeto» los pormenores y las reacciones a la situación que atraviesa la iglesia, construida en 1948 y dedicada al culto desde 1950. «Estamos en espera y seguimos abiertos a recibir este patrimonio y a hacernos cargo de él», explica, a lo que añade que espera «tener la fuerza, o que la tenga quien decida la Diócesis, para que esta parroquia tan querida pueda seguir prestando el servicio de culto e impulsando los proyectos sociales en los que está inmersa en las mejores condiciones posibles».
Decisión controvertida
«Lo más urgente es poner freno a la degradación de la iglesia, arreglar, asegurar y revisar la construcción», matizaba ayer a LA VERDAD -antes de que la lluvia hiciera aparición- el presidente de la entidad conservacionista Huermur, Sergio Pacheco, para quien en segunda instancia «tendrá que discutirse después su propiedad y su uso, y habrá que exigir a quien reciba la cesión una contraprestación para el municipio». Por este motivo, a mediados de septiembre y durante el tiempo en el que el expediente estuvo sometido a información pública, la entidad presidida por Pacheco presentó alegaciones y pidió ampliación de la documentación, porque «estaba incompleta». Sin saber ahora qué nuevos plazos afronta el intercambio de manos en la responsabilidad sobre el inmueble, solicita que «se deje el trámite de cesión en suspenso porque hay algo más urgente: la sospecha de que pueda haber problemas estructurales que requieran de un estudio completo y que, hasta donde sabemos, no se ha hecho».
A la luz de este contexto descrito por Pacheco y reflejado en el escrito de alegaciones, el presidente de Huermur afirma que «resulta incoherente y jurídicamente improcedente que el Ayuntamiento pretenda desafectar y ceder un inmueble en condiciones de deterioro y con patologías tan graves, pues ello equivale a abandonar el deber de garantizar la conservación y seguridad de un bien de titularidad municipal». En este sentido, desde Huermur advierten al Consistorio de que «los informes técnicos de 2024 y 2025, obrantes en los expedientes 2024/062/000165 y 2025/062/000190, acreditan de manera exhaustiva un estado de conservación muy deficiente del edificio» y, en particular, «describen patologías reiteradas y persistentes, tales como filtraciones de agua a través de la cubierta, desprendimiento de cascotes en el interior, humedades por capilaridad en muros, fisuras y grietas en bóvedas, paramentos y cornisas, así como la aparición de microorganismos en el ábside», sin olvidar «elementos en riesgo de caída, en el interior y el exterior, hasta el punto de recomendar la prohibición del paso de peatones en determinadas zonas por riesgo cierto de desprendimiento».
Es este riesgo el que mantiene en alerta a la Asociación de Vecinos de Vistabella. Su presidente, Nacho Álvarez-Castellanos, confirmaba ayer que el colectivo que representa no ha registrado alegaciones, aunque afeaba que «ninguna de las partes» les haya remitido información oficial alguna. «Estamos preocupados y, si este peligro es tal, hay que acordonar la zona ya», se lamenta.
«Cuando llegué a la parroquia solicité al Ayuntamiento la limpieza de los tejados e hicieron muy buen trabajo; aunque llega un momento en que esto desborda», relata Ferrando, quien desvela que tener goteras no es algo nuevo. Sin embargo, sobre el informe de Patrimonio que alerta de posibles desprendimientos, afirma que a él no le consta esa información ni que este peligro sea de tal calado. «Eso no significa que no haga falta un estudio en profundidad, aunque el Ayuntamiento ha hecho muchas tareas de subsanación y reposición en los últimos 2-3 años», matiza.
Compensación al municipio
Al menos dos de las alegaciones presentadas al expediente, las elaboradas por la asociación Europa Laica y, a título personal, por el coordinador de la regional Murcia Laica, Juan Celdrán, obvian el estado de conservación de la iglesia y se centran en defectos de forma en la tramitación. Unos defectos que, asegura Celdrán, «harían necesario llevar de nuevo el proceso de desafectación al Pleno, con otra publicación en el BORM y un plazo de un mes añadido». Y apostilla que, «de volver a salir a exposición pública el procedimiento, presentaría alegaciones porque un inmueble público no puede cederse gratuitamente a una entidad privada».
Desde el Ayuntamiento de Murcia, aseguran que, «una vez que las alegaciones sean aceptadas o rechazadas, habrá que acudir de nuevo al Pleno para aprobar definitivamente la desafectación o desistir de la misma».
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