Crimen en Torreagüera: «Sebastián quería hacer una masacre; pero la pistola se le encasquilló»
El detenido por la muerte a tiros de Alicia, la mujer de 78 años que intentó defender a su hija, declara hoy ante el juez
Agentes de la Policía Judicial inspeccionaron ayer el local de Torreagüera donde el pasado miércoles por la noche murió tiroteada Alicia, la mujer de 78 años cuando intentaba defender a su hija de su expareja. Los guardias civiles buscaban la bala que mató a la septuagenaria, de nacionalidad colombiana, ya que uno de los dos proyectiles, que le alcanzaron en el torso y en la cabeza, hizo un orificio de entrada y de salida. Por ese motivo, los investigadores se afanaban en peinar el bar para encontrar la bala.
Y según los testimonios de los testigos, el objetivo de Sebastián D. M. era hacer una masacre. «Entró armado con dos pistolas y dos cuchillos al grito de que nadie saliera; que íbamos a morir todos», según explicó Libardo, el hijo de la víctima. Dentro del bajo estaba Claudia (la expareja del agresor) Alicia (madre de la chica) y varios allegados. Un familiar de Alicia aseguró ayer a LA VERDAD que tras disparar a su expareja siguió apretando el gatillo de su pistola contra el resto de personas, «pero se le encasquilló». Ese dramático 'impasse' lo aprovecharon los familiares para abalanzarse sobre él, y ante ese ataque sacó los dos cuchillos e intentó apuñalarles. «Hasta tres personas fueron necesarias para reducirlo, desarmarlo y retenerlo hasta que llegaron agentes de la Guardia Civil, que lo detuvieron».
Asimismo, los especialistas de la Policía Judicial van a agotar las 72 horas de plazo que tienen para trasladar al arrestado ante el titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Murcia, porque aún ayer estaban recopilando declaraciones de testigos, que incorporarán a las diligencias. Está previsto que este sábado por la mañana pase a disposición judicial.
La misma mañana que Sebastián declare ante el juez, la mujer a la que mató estará siendo enterrada previsiblemente en el cementerio de Torreagüera, una vez que sus familiares y amigos la estuvieron velando en el tanatorio de la pedanía murciana.
Sebastián D. M., de 58 años y exvigilante de seguridad, que trabajó en una empresa de Alcantarilla hace años, fue condenado en noviembre del año pasado por el Juzgado de Violencia de Género número 1 de Murcia, por un delito de malos tratos, tras reconocer haber intentado agredir a su expareja. La sentencia le prohibía aproximarse y comunicarse con ella durante 16 meses. «Pero seguía yendo a su casa para amenazarla de muerte, tal y como hizo hace una semana. Esperamos que no salga nunca de prisión», concluyó el familiar de la víctima.