Jorge Olcina: «No estamos preparados ante el cambio climático, y no es ninguna broma»
«Necesitamos ciudades con más árboles y calles peatonales», advierte el director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante
La cada vez más tórrida Región de Murcia se juega mucho en la Cumbre del Clima, que comienza hoy en Glasgow (Reino Unido) con malos ... augurios. Las decisiones que se adopten en la COP26 son vitales para que se viva mejor en el Sureste de la península, el territorio español que más está acusando el proceso imparable de calentamiento global, y uno de los más afectados en el continente europeo. Para empezar, la ONU reafirmó el lunes que, según los 119 planes climáticos nacionales actualizados, se espera que las emisiones de CO2 aumenten un 16% para 2030. Esto apunta a una subida de 2,7°C para finales de siglo, muy lejos del objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento en 1,5°C.
Este escenario sería «un fracaso» para Jorge Olcina Cantos (Alicante, 1966), uno de los principales expertos españoles en cambio climático. «Y lo peor es que esta previsión tiene un alto grado de fiabilidad, porque no se está consiguiendo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Si eso ocurre, las evidencias que ya estamos registrando –pérdida de confort térmico, cambios en las precipitaciones y mayor frecuencia de eventos extremos– se incrementarán. El Sureste peninsular –Murcia, Alicante y Almería– es la región española que más está notando los efectos del proceso de calentamiento climático. Y parece que no se quiera ver, ni se quiera actuar con urgencia como estamos obligados a hacer», advierte a LA VERDAD el catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante y director del Laboratorio de Climatología de ese centro de estudios superiores.
Para este profesor y divulgador climático, la conferencia de Glasgow debe cerrar el artículo 6 del Acuerdo de París, que regula los mercados de carbono. «Pero va a ser difícil que se alcance un consenso mundial porque hay intereses muy diversos. La COP de Glasgow debería apostar decididamente por el desarrollo de programas de adaptación en todo el mundo, porque a la vista de que no están teniendo efectos las acciones de mitigación, tenemos que empezar a preparar los territorios y sus sociedades para los efectos del cambio climático. No estamos preparados, y no es ninguna broma», avisa.
El cambio climático no se traduce en cambios llamativos de una semana para otra, pero sus estragos son ya una evidencia desde hace años, señala Olcina: «El problema es que es un proceso de manifestación progresiva pero lenta. Vamos a ir comprobando estos cambios de forma gradual, como subida de temperatura y alteraciones en las precipitaciones, y de vez en cuando alguna manifestación extrema: DANA, temporal marítimo, sequía... Pero lo que ya es evidente es que nuestro clima es térmicamente más cálido y menos confortable, con abundancia de noches tropicales, debido también al incremento de la temperatura del agua del Mediterráneo frente a nuestras costas; un clima con lluvias menos cuantiosas en su conjunto pero más intensas y enérgicas en sus manifestaciones diarias; y un clima que registra con más frecuencia cada vez eventos extremos de temperatura, lluvia y viento».
«El Sureste de la península es la región española que más acusa el calentamiento»
Las alteraciones en la vegetación «son lentos», explica, «pero ya se están registrando modificaciones en algunas especies de montaña que necesitan frío». En la agricultura comienzan a verse afectados los viñedos, «y en los próximos años lo serán los cultivos de frutal».
La subida del nivel del mar, sin embargo, será más lenta en el Mediterráneo «por ser una cuenca cerrada y no afectada por fenómenos mareales». Eso sí, la «importante subida de temperatura» provocará temporales más intensos, como los producidos en los años 2017, 2020 y este 2021, «que están causando graves daños en primera línea de costa».
¿Qué tareas urgentes deben emprender las administraciones? «A nivel estatal, se debe seguir apostando por el cambio del modelo energético que nos conduzca a una economía descarbonizada en 2050, como nos exige la Unión Europea. Las escalas regionales y locales son muy importantes. Todas sus políticas deben tener como eje conductor el cambio climático porque va a alterar, ya lo está haciendo, las actividades económicas, la salud y la planificación territorial».
Las comunidades autónomas y los municipios deben preparar «de modo urgente» Planes de Adaptación al Cambio Climático, que deben ser las guías para el conjunto de políticas de una región o de un municipio en esta década, al menos, «pero apenas se ha hecho nada», opina, «y lo peor es que esto se viene anunciando desde hace años. Hemos perdido mucho tiempo y sin embargo el proceso de calentamiento climático, con las alteraciones atmosféricas que conlleva, ha seguido su camino de modo constante».
Confort térmico
¿Por dónde empezar? Para Jorge Olcina, hay que actuar de forma prioritaria a escala local porque «no tenemos las ciudades preparadas. Deben planificarse teniendo en cuenta las previsiones que están señalando los modelos climáticos para las próximas décadas. Necesitamos ciudades con más zonas verdes, con arbolado en las calles, para reducir la pérdida de confort térmico que ya registramos», aconseja.
El científico alicantino también recomienda mejorar los sistemas de alcantarillado, para adaptarlos a lluvias más intensas, y la construcción de edificios más eficientes energéticamente. Para Jorge Olcina, la ciudad del futuro tiene que reutilizar el agua y ser capaz de reciclar sus residuos: «Ciudades, en definitiva, que estén más pensadas para los ciudadanos y menos para los automóviles, con calles más anchas y amplias zonas peatonales. Son aspectos que hemos comprobado necesarios durante la pandemia», argumenta, «y que el cambio climático nos va a obligar a desarrollar en los próximos años».
«Hasta que las energías limpias puedan asumir el gasto energético de nuestro país pasarán muchos años»
En esta aún incipiente transición verde, la escalada en el recibo de la luz revela lo vulnerables que somos en un sistema energético que aún depende del gas. En opinión de Jorge Olcina, la apuesta por las energías limpias, aunque tardía, «no tiene vuelta atrás», pero «ahora nos vienen años de dificultad porque nuestro modelo energético está muy basado en las energías fósiles».
Cambiar este esquema supondrá costes más altos de la luz en el corto plazo, plantea, «porque la sostenibilidad es cara en los primeros años de implantación, pero a medio plazo resulta rentable y es la única vía para conseguir un medio más saludable. Hasta que las energías limpias puedan asumir el gasto energético de nuestro país pasarán muchos años. Y en ese intervalo la energía nuclear se debe mantener en sus condiciones actuales, y sé que este tema es conflictivo, y se debe apostar también por el hidrógeno y la eólica marina. Si no, podemos estar abocados a un colapso en el suministro de energía en el corto plazo».
La Estrategia Regional de Mitigación y Adaptación aún no ofrece resultados en su primer año de vigencia
Las actuaciones de la Comunidad Autónoma enfocadas a mitigar el calentamiento global han sido más teóricas que prácticas durante el primer año de funcionamiento de la Estrategia Regional de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático , documento que fue aprobado en Consejo de Gobierno el 11 de junio de 2020. En un informe de seguimiento facilitado a LA VERDAD por la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente se destacan los avances en cinco de las quince líneas de actuación contempladas: tener en cuenta la afección del cambio climático a través del procedimiento de evaluación ambiental;impulsar acuerdos ambientales voluntarios con el sector empresarial para la reducción de emisiones;introducir medidas de mitigación y adaptación a través de las licencias de obras de edificios:impulsar una administración pública regional de cero emisiones;y plantear la vulnerabilidad de la Región ante la asignación de fondos europeos.
Sin embargo, el Ejecutivo autónomo no concreta qué resultados se han obtenido, más allá de informar de que estas líneas estratégicas están activas después de publicarse en forma de órdenes, guías y ordenanzas.
Sí aporta la Comunidad Autónoma un dato referido al «esfuerzo ejemplarizante de reducir la huella de carbono de la Administración regional con el objetivo de conseguir las cero emisiones en 2050»:la estimación de un balance de emisiones de CO2 de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente cuantificado en -9.550 toneladas para el año 2019. «Esto es sinónimo de que nuestra Consejería tiene un balance de huella de carbono favorable mediante emisiones evitadas, gracias al aprovechamiento del biogás y a las instalaciones fotovoltaicas de la Entidad Regional de Saneamiento y Depuración (Esamur)», asegura el departamento de Medio Ambiente.
Esta balance favorable de la Consejería «podría compensar buena parte de las emisiones del sector público regional», afirma la Comunidad Autónoma.
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