Quince ideas para enfriar la Región de Murcia
La Estrategia de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático marca el camino para la transición a una economía baja en carbono y unos espacios naturales y urbanos más resistentes al calentamiento global
Adaptarse o morir. El cambio climático no admite bromas y obliga a tomar medidas para afrontar un aumento de las temperaturas que ya está ... condicionando nuestros estilos de vida. Especialmente en el sureste de la península, el territorio europeo más vulnerable al calentamiento global. Más calor y aumento de los incendios forestales, menos agua disponible, lluvias torrenciales cada vez más frecuentes y virulentas –como saben bien los vecinos de Los Alcázares–, subida del nivel del mar, expansión de enfermedades tropicales, proliferación de especies invasoras... Aunque las emisiones de gases de efecto invernadero afectan a todo el planeta, independientemente de su origen, el escenario pinta peor para zonas mediterráneas como la Región de Murcia, donde las consecuencias de este fenómeno irreversible se han acentuado en los últimos años. Y donde es necesario activar cambios:una combinación de grandes y pequeñas decisiones para reducir la liberación de CO2 a la atmósfera y contribuir a que el termómetro no suba de media más de 2ºC a final de siglo.
El Gobierno regional publicó hace unos días en el Boletín Oficial su respuesta a esta emergencia: la Estrategia de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático, un documento que estará dos meses en exposición pública y en el que en cien páginas se traza la hoja de ruta para la transición hacia un sistema productivo bajo en carbono y ecoeficiente; es decir, que sea rentable económicamente y ambientalmente sostenible. Bueno para el bolsillo y también para la salud.
Un primer borrador de este plan de acción –desarrollado por el Servicio de Fomento del Medio Ambiente y Cambio Climático (Consejería de Agua y Agricultura) tras un mandato de la Asamblea Regional en 2015– fue presentado en mayo de 2016 al Observatorio Regional del Cambio Climático. Después, en 2018, se sometió a consulta entre los diferentes departamentos del Gobierno regional, y en junio pasado se actualizó con esas aportaciones. La fase de participación pública, en la que recibirá las alegaciones de otras administraciones, empresas y organizaciones sociales, es el último paso antes de su publicación definitiva y posterior aprobación en Consejo de Gobierno.
Reducir el 10% de las emisiones de CO2 del tráfico supondría un ahorro de 15 millones al año en el gasto sanitario
La Estrategia de Cambio Climático aún no tiene presupuesto: cada departamento de la Administración regional tendrá un año de plazo desde su ratificación para proponer actuaciones específicas, explica a LAVERDAD el responsable del Servicio de Fomento del Medio Ambiente y Cambio Climático, Francisco Victoria Jumilla. Para este veterano técnico de la Comunidad, la sociedad ya tiene «plena consciencia» de que es necesario hacer sacrificios para adaptarse a la emergencia climática, «y más en las regiones mediterráneas como Murcia», advierte, «donde la temperatura aumenta el doble que la media europea».
La Comunidad Autónoma solo puede actuar sobre la mitad de los 9.500 millones de toneladas de CO2 que se emiten cada año en la Región, las generadas por los sectores conocidos como difusos –transporte, ganadería, agricultura, construcción, gestión de residuos y depuración de aguas, comercio...–. El objetivo es reducir un 26% estas emisiones en el año 2030 con respecto a las de 1990. El otro 50% de gases de efecto invernadero lo producen 21 grandes instalaciones industriales sometidas al comercio de derechos de emisión, regulado por una estricta normativa europea que genera cada año el desembolso de más de 40 millones de euros. «Este es un claro ejemplo de aplicación del principio de que quien contamina, paga», destacan fuentes de la Consejería.
Rebajar considerablemente las emisiones de los sectores difusos y hacer de la Región un territorio menos vulnerable al cambio climático precisará de quince líneas de actuación, según las previsiones del Ejecutivo autónomo.
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Medidas de adaptación en la evaluación ambiental
La Estrategia aún no tiene presupuesto ni está aprobada, pero algunas de sus propuestas ya se están poniendo en práctica. Por ejemplo, integrando la premisa de la adaptación al cambio climático en planes y proyectos sometidos al procedimiento de evaluación ambiental. De hecho, la Ley 21/2013 ya obliga a «una evaluación adecuada de la huella de carbono» mediante la reducción o compensación del 26% de emisiones de CO2 para 2030 «respecto a las emisiones de la alternativa elegida».
La transformación del suelo es un acelerador del cambio climático sobre el que avisa el documento: el sellado de sustratos agrícolas o forestales provoca la liberación del CO2 almacenado durante décadas o incluso siglos, hasta 100 toneladas por hectárea en los primeros 30 centímetros de profundidad. Ysi el cultivo que desaparece es leñoso, hay que tener en cuenta que entre troncos, raíces y ramas principales, cada hectárea almacena 150 toneladas de carbono. La misma cantidad quecada árbol puede absorber en su ciclo de vida. Por este motivo, se recomienda respetar al máximo los espacios agrícolas o naturales y reutilizar suelo usado anteriormente para construir viales, aceras, aparcamientos o edificios. Cada metro de terreno libre de cemento es ahora un tesoro.
También, el sellado del suelo aumenta el efecto 'isla de calor' en las ciudades:la temperatura bajo un grupo de árboles es 5°C más baja que a pleno sol y las zonas suburbanas con árboles maduros son 3°C más frescas que las de nueva construcción.
Afrontar el cambio climático obligará incluso a gestionar el agua de lluvia: captándola en los edificios y aumentando la permeabilidad en aceras y otros elementos urbanos para infiltrarla en el terreno y reducir los daños por escorrentía.
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Acuerdos ambientales voluntarios como alternativa
Para las actividades en funcionamiento anteriores a la ley 21/2013, y para un buen número de explotaciones agrícolas, comercios y sectores como el transporte, que no están sometidos al trámite de evaluación ambiental, los acuerdos voluntarios con la Administración son una solución recomendada. El procedimiento consiste en calcular la huella de carbono y compensarla o reducirla. Por ejemplo, mediante la utilización de energías renovables, la plantación de árboles o la sustitución de abonos nitrogenados por estiércol.
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Fomentar la eficiencia económica y ambiental
La economía circular es el paradigma de los nuevos modelos de producción y consumo ecoeficientes:priorizar el uso frente a la posesión, producir bienes más duraderos, incentivar el segundo uso, que unas empresas puedan aprovechar el calor o frío sobrante de otras, diseño de objetos que puedan refabricarse y reutilizarse, y que además generen residuos con valor.
En el uso de subproductos para generar nuevos bienes, un ejemplo es el aprovechamiento energético de los residuos agroalimentarios: las pieles de frutas y hortalizas, los desechos de productos cárnicos y estiércol de granjas pueden ser utilizados para la producción de biogás.
Especialmente importante para una comunidad exportadora como Murcia es el trasvase del transporte de mercancías desde la carretera al ferrocarril o a las autopistas del mar. El tren es mucho más ecoeficiente que la carretera: tres veces más económico y supone tres veces menos emisiones. El Corredor Mediterráneo sería un gran aliado.
El teletrabajo es otra medida aconsejada que la Administración regional ya está promoviendo.
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Reducción del vehículo privado y electrificación
Los vehículos privados generan en la Región de Murcia el 60% de los gases de efecto invernadero de todo el transporte. Los coches emiten más CO2 que la suma de la agricultura, la ganadería, la depuración de aguas y la gestión de residuos: entre 1,6 y 1,8 millones de toneladas de CO2 al año, con un gasto en carburante de 540 € por cada conductor. De ahí que uno de los principales objetivos de la Estrategia de Cambio Climático consista en reducir el uso del automóvil, que emite gases muy perjudiciales para la salud en el centro de las ciudades y muy cerca de donde respiran las personas.
Una de las alternativas viables a medio plazo para una economía baja en carbono aplicada al tráfico es el vehículo eléctrico, que debería contar con ayudas de las administraciones regional y municipales. En las zonas de aparcamiento de proyectos sometidos a evaluación ambiental ya se destina un mínimo del 10% del espacio a plazas equipadas con puntos de recarga para vehículos eléctricos. También es necesario seguir fomentando la bicicleta, cuyo uso está monetizado en diferentes estudios: un kilómetro en automóvil cuesta 0,15 euros a la sociedad, mientras que la sociedad gana 0,16 euros por cada kilómetro recorrido si se utiliza la bici.
Reducir el 10% de las emisiones de CO2 del tráfico en las ciudades de la Región de Murcia implicaría un ahorro en el gasto sanitario de unos 15 millones de euros al año, y si se alcanzara en 2030 una reducción del 26% en las emisiones del tráfico urbano se habrían eliminado los episodios de contaminación atmosférica, según los cálculos de la Comunidad Autónoma.
El programa de la Comunidad Autónoma combina pequeñas y grandes soluciones: apuesta por el coche eléctrico, la bici y las energías renovables; edificios que captan el agua de lluvia; protección de la cubierta vegetal; transporte por ferrocarril; teletrabajo...
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Consumo nulo de energía en edificios más 'verdes'
Junto con la obligación de compensar las emisiones de CO2 generadas durante la fase de construcción –unos 500 kilos por m2–, la Estrategia propone incorporar en las licencias de obra la obligación de recoger las aguas de lluvia y reutilizar las aguas grises, un buen aislamiento térmico y en general medidas de mitigación enfocadas al bajo consumo energético. La Directiva 2012/27/UE de edificios de consumo de energía casi nulo se aplica en los inmuebles públicos construidos a partir del 31 de diciembre de 2018, y deberán cumplirla todos los edificios nuevos de titularidad privada a partir del 31 de diciembre de 2020. «De las condiciones del urbanismo de hoy dependerán los costes de adaptación del futuro», puede leerse en el documento.
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Implicación de los sectores agrícola y turístico
Los expertos de la Administración creen imprescindible que los empresarios desarrollen sus propios análisis estratégicos de adaptación al cambio climático. Y ponen como ejemplo dos sectores que se verán especialmente afectados: la agricultura y el turismo. En cuanto a la agricultura, se propone que la investigación aplicada incluya a todos los subsectores, como productores agrarios, viveristas, comercializadores, transporte y logística. Y en lo que respecta al turismo, la Estrategia advierte de que, a causa del aumento de temperaturas, la temporada alta se redistribuirá entre el verano, la primavera y el otoño, y que los visitantes podrían abandonar las regiones del sur en favor del norte del país.
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'Presumir' del campo como sumidero de carbono
No solo hay que ser sostenible, también hay que saber comunicarlo. Especialmente a los consumidores europeos, que valoran los esfuerzos de los productores. Conectar con esta preocupación ciudadana se ha convertido ya en un factor de competitividad para el potente sector exportador de la Región de Murcia, que debe 'presumir' especialmente de la huella de carbono de sus cultivos leñosos: los frutales de hueso y cítricos retiran más CO2 del que producen. La ventaja competitiva que supone su condición de sumidero de carbono debe destacar en las estrategias de comunicación del sector agrícola.
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Adaptar espacios urbanos a la subida del nivel del mar
Parte del espacio urbano costero se verá inundado de forma permanente como consecuencia del aumento del nivel del mar. Este impacto del cambio climático es inevitable y además se acelerará con cada década que pase. Por este motivo, habrá que aplicar dos estrategias: «redefinición gestionada» de la línea de costa y «mantenimiento» con diferentes técnicas.
El Vivero (La Manga), donde el Ayuntamiento de Cartagena ha aprobado la construcción de 630 pisos, es la zona más vulnerable a la subida del nivel del mar
La Comunidad Autónoma está elaborando, con el apoyo del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria, un diagnóstico de precisión sobre la vulnerabilidad y riesgo, y las posibles medidas de adaptación de todo el litoral de la Región de Murcia. Este estudio identificará las zonas críticas y las infraestructuras y actividades más amenazadas, calculará el coste económico de la nueva situación y propondrá medidas de adaptación.
La Manga del Mar Menor es considerada una de las áreas vulnerables del litoral mediterráneo español a efectos del calentamiento global. Las imágenes que incorpora el documento muestran cómo el agua comenzará a inundar los bajos de los edificios durante las próximas décadas si no se toman medidas.
Un punto especialmente crítico es El Vivero, unos terrenos ganados al mar en la zona sur de La Manga que, según los modelos predictivos de Medio Ambiente, estarán cubiertos por el agua ya a partir del año 2050. Pese a estas evidencias, el Ayuntamiento de Cartagena acaba de dar el visto bueno a la construcción de 630 pisos en esa zona.
Una subida del nivel del mar de 5 milímetros/año, como la que se registra cada año en la costa mediterránea, necesita aportaciones de arena de 1,5 m3/año por cada metro lineal de playa.
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Conservación de flora y fauna y espacios protegidos
Será preciso establecer medidas adicionales de gestión para garantizar la conservación de los hábitats más sensibles –bosques relictos, entornos asociados a la presencia de agua dulce, vegetación de alta montaña y medio marino– a los futuros escenarios climáticos. También se recomienda controlar las especies invasoras y fomentar la conectividad entre ecosistemas, «de modo que permitan la migración de fauna, priorizando la conservación de los corredores existentes y evitando la fragmentación de hábitats».
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Mejor gestión forestal para salvar los montes
La falta de lluvia y el aumento de temperaturas están debilitando la salud de los montes de la Región, con unas masas forestales cada vez más a merced de los incendios y de las plagas. Mejorar el estado de los bosques incluye estas medidas:plantación de árboles y arbustos autóctonos y resistentes a la sequía, instalación de infraestructuras para retener el agua y el suelo, restauración de la cubierta vegetal, retirada del combustible forestal para aprovecharlo como bioenergía...
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Proteger la salud de los grupos más vulnerables
Las alergias y las enfermedades infecciosas de transmisión vectorial –como las que contagia el invasor mosquito tigre– son las principales afecciones para la salud vinculadas al cambio climático. Reducir la contaminación atmosférica será una oportunidad para disminuir la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la neumopatía obstructiva.
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Administración pública de emisiones cero
Cambio de vehículos de combustión por otros eléctricos en el parque móvil regional y sustitución de combustibles fósiles por energías renovables en las instalaciones. También, acciones formativas para funcionarios, empresas y profesionales sobre las posibilidades de la mitigación y las necesidades y oportunidades de la adaptación.
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Implicar a los municipios con acciones locales
La Administración local, la más cercana al ciudadano, tiene un papel fundamental en la mitigación y adaptación al cambio climático. Por este motivo, la Comisión Europea lanzó en 2008 el Pacto de los Alcaldes y en 2014 la iniciativa Majors Adapt. Los ayuntamientos adheridos a este acuerdo se comprometen a preparar un inventario de las emisiones locales de CO2 y a reducirlas en un 40% en 2030 mediante la eficiencia energética y fuentes renovables. Los municipios de Cartagena, Lorca y Águilas participan en un proyecto piloto de cooperación con la Administración regional.
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Reorientar las ayudas de la Unión Europea
El Fondo Europeo de Desarrollo Regional, en su programación hasta 2021, incluye la posibilidad de conceder ayudas para fomentar la economía baja en carbono, promover la adaptación al cambio climático y prevenir y gestionar riesgos.
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Más fondos europeos por ser zona muy vulnerable
Las comunidades de Murcia, Valencia, Baleares y Andalucía, junto con un buen número de regiones del sur de Europa, son las que presentan una mayor vulnerabilidad a los impactos del cambio climático. Esta posición de desigualdad y desventaja competitiva con respecto a las del norte debe ser compensada en el reparto de fondos comunitarios, argumenta el Ejecutivo autónomo.
«Faltan las medidas concretas, evaluables y presupuestadas»
El profesor de la UMU Miguel Ángel Esteve echa en falta el cálculo de afecciones como la reducción de recursos hídricos en la agricultura
Para el profesor de Ecología de la Universidad de Murcia Miguel Ángel Esteve, miembro del Observatorio de Cambio Climático desde hace más de diez años, el documento presentado a exposición pública no es una estrategia sino «unas bases o una estructura general en blanco que hay que rellenar» porque «faltan las medidas concretas, bien definidas, temporalizadas, evaluables y presupuestadas, incluso en campos o áreas que poco o nada mencionan esas bases estratégicas».
Esteve se refiere a «la mitigación de las pérdidas fugitivas de combustibles fósiles, más de un millón de toneladas de CO2; la adaptación a los impactos agrarios de la reducción de recursos hídricos propios y del aumento de temperaturas, que pueden ser muy importantes en sectores como el vino, los cítricos, los frutales de hueso o el secano en general; las inundaciones en relación con los planeamientos urbanos ya vigentes y/o consolidados; y las necesidades de un programa I+D+i propio y ambicioso para evaluar sobre todo los impactos regionales del cambio climático, del que desconocemos casi todo».
El veterano docente de la UMU también echa en falta «el uso potencial de ecotasas u otros instrumentos fiscales para cambiar la orientación de muchas decisiones económicas o de consumo; y las previsiones presupuestarias, en el marco de cinco años», así como «el cronograma de principales efectos esperables del plan y un sistema de seguimiento de las acciones con un registro de indicadores».
«Pese al loable esfuerzo técnico del área de Fomento del Medio Ambiente y Cambio Climático, que aporta un buen diagnóstico en términos de registro de emisiones y en materia de mitigación, su marginalidad en el conjunto de la Administración ha hecho imposible que la Región disponga de un verdadero plan estratégico», se lamente Esteve: «Nos enfrentamos a los impactos del cambio climático huérfanos de estrategia alguna, más vulnerables que nunca frente a la severidad del nuevo clima que se está instalando, y que modificará significativamente los límites del crecimiento. Y nuestros poderes públicos improvisando y mirando para otro lado».
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