Borrar
De Lucas es presionado por Luque, en el 1-4 en Nueva Condomina, en 2009. G. CARRIÓN / AGM
El 'gentleman' de Benipila
Fútbol | FC Cartagena

El 'gentleman' de Benipila

Quique de Lucas, fan de la moda y representante en Londres, marcaba tendencia y brilló en la etapa dorada del Efesé en Segunda, en 2009

RUBÉN SERRANO

Cartagena

Miércoles, 12 de diciembre 2018, 14:01

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuando España vestía con pantalones de pata ancha y zapatos de punta, al ritmo de Mikel Erentxun, Maná, M Clan y Bon Jovi, allá por el 2000, él ya marcaba tendencia en París y lucía un cabello rubio en el londinense estadio de Stamford Bridge. Quique de Lucas (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1978) fue un adelantado a su época, dentro y fuera del terreno de juego. Perteneció a las primeras hornadas de españoles que emigraron al fútbol extranjero, dentro de un Chelsea en plena ebullición sin Abramovich pero con Gianfranco Zola de abanderado. De Lucas era un extremo exquisito, de punta en blanco; nunca maltrató a la pelota y siempre procuró ser elegante, impoluto, en el golpeo y en el cuidado de su cuerpo, que ha desfilado por las pasarelas de moda y por los platós de televisión.

El catalán era un auténtico 'gentleman'. Y por su parecido con el actor estadounidense, los medios de comunicación no dudaron en apodarle el Brad Pitt del fútbol español. En Cartagena paseó su estilo a lo largo y ancho del césped del estadio Cartagonova. Durante la temporada 2009/10, De Lucas fue el 'gentleman' de Benipila: de exquisita educación y modales distinguidos, brilló en la mayor etapa dorada del Efesé en el fútbol profesional.

Con Juan Ignacio Martínez jugó 40 partidos y marcó 11 goles, algunos tan grabados en el imaginario albinegro como el de Montilivi; una diana suya le dio los tres puntos al equipo, en su estreno contra el Girona en Segunda 22 años después. Con otro, abrió la lata en el histórico 1-4 en la Nueva Condomina, ante el Real Murcia, su anterior club. También cantó bajo la lluvia, a lo Gene Kelly, en una tarde gris ante el Real Unión de Irún, perforando la portería desde los once metros. «Ni el Murcia ni yo quisimos renovar el contrato. Ese verano no sabía qué hacer, si irme al extranjero o incluso plantearme la retirada. Me convencieron, entre Juan Ignacio y Buitrago, y aquella temporada me permitió recuperar esa chispa que había perdido. Practicamos un fútbol maravilloso, disfruté muchísimo y esperé hasta al final al club antes de aceptar la oferta del Celta», relata el catalán.

Le marcó al Girona, abrió la lata en el histórico 1-4, cantó bajo la lluvia ante el Irún y desfiló en la Pasarela Gaudí

«Si en ese momento se hubieran profesionalizado según qué áreas del club, muy posiblemente el Cartagena estaría ahora en otra órbita. Eran otros tiempos», apunta. Pasó por el Celta, volvió a reengancharse a la élite y lo dejó en Londres, jugando en un equipo 'amateur', el Deportivo Galicia, fundado por gallegos que viven allí. Ahora, De Lucas tiene 40 años y es el dueño de una agencia de representación de futbolistas, Leader Sports Management, con sede en la capital inglesa. Cambió el césped por los despachos y no deja de viajar. «Ayudamos a los chicos jóvenes, que necesitan tomar decisiones en un momento importante de sus carreras y a veces están basadas en mentiras de gente de fuera del fútbol».

Con el Efesé, así como con su dueño Paco Belmonte, el catalán mantiene una relación muy estrecha. Entre su cartera de futbolistas tiene a Dani Abalo, el albinegro que este verano se marchó cedido al Langreo. La operación quedó totalmente enquistada, por la falta de ofertas hacia el futbolista gallego. «Espero que un corto periodo de tiempo el Cartagena vuelva a estar donde se merece, dando guerra en el fútbol profesional». El 'gentleman' de Benipila participa en tertulias deportivas en la televisión y no pierde de vista el mundo de la moda. Alguna vez demostró su 'glamour' en la Pasarela Gaudí, mientras defendía las camisetas de Espanyol, PSG, Chelsea, Alavés, Cartagena, Real Murcia, Celta y Hércules. «No me puedo quejar».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios