Ir al veterinario o cuidar a una mascota: esto es lo que dice la ley sobre los permisos laborales retribuidos

Las mascotas son un miembro más de la familia. Acompañan en la rutina diaria, se van de vacaciones, celebran su cumpleaños con tarta e incluso tienen su papel protagonista en las bodas. Sin embargo, hay aspectos que dificultan su cuidado, como el tiempo que requieren y el presupuesto para hacer frente a todos sus gastos.

El coste de las clínicas veterinarias es elevado y el seguro privado de mascotas tiene sus propias condiciones a la hora de cubrir la asistencia sanitaria del animal. En algunos casos, los gastos de los animales se pueden deducir en la Declaración de la Renta. Más allá del aspecto económico, muchos se preguntan si existe algún permiso laboral para atender sus necesidades.

Numerosos trabajadores se encuentran, en ocasiones, con la dificultad de conciliar el trabajo con el cuidado de su perro o gato. Aunque la Ley de Bienestar Animal introdujo una batería de medidas como la obligatoriedad del microchip, no incorporó permisos laborales retribuidos para que los empleados puedan ausentarse de sus puestos. Por lo tanto, en caso de enfermedad, asistencia a consulta veterinaria o intervención quirúrgica, el Estatuto de los Trabajadores no contempla ningún derecho al que acogerse.

No obstante, como indica Idealista, algunas empresas con políticas 'pet friendly' han implementado permisos especiales dentro de sus estrategias de conciliación laboral. Otras de las opciones que se podrían plantear sería la reorganización de la jornada para conseguir un hueco o el teletrabajo. Si esto no fuera posible, el trabajador tendría que recurrir a consumir días de asuntos propios o de vacaciones para poder atender las necesidades de su mascota.

Misma situación si un animal fallece. A pesar de que sí está contemplado para familiares cercanos, este derecho no se extiende a las mascotas. En este caso, dependería de la empresa y de lo que se establezca en sus convenios o políticas internas. Cabe recordar que si una persona decide faltar al trabajo por situaciones como ir al veterinario, se podría enfrentar a sanciones por parte de la empresa, ya que la ausencia no estaría justificada. El despido dependería de la gravedad del caso y de las políticas internas de la compañía.

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