Bolsas, petróleo y gas: el cierre de Ormuz amenaza los mercados mundiales
Los inversores afrontan un inicio de semana marcado por el ataque de EE UU a Irán y el miedo a que el petróleo supere los 100 dólares
Máxima tensión en los mercados financieros globales, que se preparan desde ya para hacer frente a un lunes cargado de volatilidad y, con casi total ... seguridad, una nueva ola de ventas tras el ataque de EE UU a Irán y la decisión del Parlamento iraní de aprobar el cierre del estrecho de Ormuz.
Si se confirma el movimiento, el peor escenario posible que manejaba el consenso se haría realidad, con un esperado repunte de los precios del petróleo -que algunas voces elevan ya por encima de los 100 dólares- que tendría su inmediato impacto en las Bolsas y el miedo a que la subida de la inflación por la energía impida a los bancos centrales mantener los tipos en niveles bajos.
«Lo que era un conflicto regional indirecto se ha convertido en una guerra de alto riesgo, impulsada por EE UU, dirigida contra la infraestructura de armas de destrucción masiva, con repercusiones impredecibles en los mercados energéticos, las rutas marítimas globales y la percepción del riesgo», apuntan los analistas de SPI Asset Management, en una nota a clientes recogida por Marketwatch.
Los inversores miran con especial preocupación el cierre del estrecho de Ormuz, por donde atraviesa el 30% de la producción mundial de petróleo. Cabe recordar, en todo caso, que el 70% del petroleo generado en la zona va a parar a China, que sería el principal perjudicado frente a EE UU o Europa en términos de abastecimiento. Pero los precios subirían para todos.
Es más, anticipando el conflicto, el petróleo, que se había mantenido contenido hasta mediados de junio, comenzó a repuntar para sobrepasar en apenas dos semanas los 80 dólares el barril. Desde mediados de junio, tanto el tipo Brent como el West Texas (las principales referencias en Europa y EE UU, respectivamente) se han disparado en torno a un 12%. Y es previsible que este lunes amplíen de forma notable ese diferencial.
La presión se ha trasladado también a los precios del gas natural licuado (GNL), pues por esa zona estratégica también pasa el 20% del suministro mundial. Los precios del gas natural TTF también han escalado cerca de un 14% en apenas dos semanas.
¿Y ahora qué?
Habrá que esperar a la apertura de los mercados esta semana para comprobar cómo reaccionan los inversores. Pero todo apunta a un movimiento natural de vender activos de riesgo como la Bolsa para buscar refugio en el oro o incluso el dólar estadounidense, ahora muy debilitado por la caótica guerra de aranceles.
«El mayor miedo de los mercados son los eventos de gran incertidumbre. Los inversores -muchos de los cuales acaban de entrar en el mercado- ven en estos conflictos el inicio de una oleada bajista de la que no quieren verse atrapados», advierten los analistas de XTB. «Sin embargo, la historia ha demostrado que mantener la calma y seguir una estrategia de inversión a largo plazo ha dado siempre buenos resultados», aconsejan.
El consenso coincide en que, pase lo que pase, para las Bolsas será un inicio de semana complicado. Según un reciente análisis de Deutsche Bank, desde 1939 se han producido 32 eventos geopolíticos similares al actual y el resultado ha sido de una caída del 6% en el S&P 500 hasta que toca su suelo, para después recuperar rápidamente el terreno perdido.
¿Temporal o permanente?
La gran duda es si el recrudecimiento del conflicto será algo temporal -lo que podría limitar el impacto en los mercados- o si se extenderá en el tiempo elevando la tensión y desatando un 'efecto dominó' para la economía, que tendría que enfrentarse a un nuevo repunte de la inflación por el alza de los precios de la energía. Todo cuando los bancos centrales ya habían dado por controlada la reciente crisis de precios. «Un aumento sostenido de entre el 20% y el 30% en los precios del petróleo suele reducir el crecimiento global en un 0,5%-1,0%, y elevar la inflación general de los consumidores globales en una magnitud similar», apuntan los analistas de Lombard Odier.
Frente a las visiones más catastrofistas, cabe recordar que los puntos álgidos del conflicto en la región -como el ataque de Hamás a Israel el pasado 7 de octubre de 2023 o las crecientes tensiones en Gaza- sí generaron un shock inicial en los mercados mundiales, pero no una reacción duradera, pues el pánico a una interrupción del suministro en el petróleo o el gas, nunca llegó a materializarse.
«Aunque existe el riesgo de que la confrontación se prolongue e intensifique, muchas partes tienen interés en reducir las tensiones», apuntan los analistas de Lombard Odier. Irán, por ejemplo, busca la eliminación de las sanciones impuestas por las naciones occidentales, lo que genera un incentivo para negociar. «Europa, Estados Unidos y China no desean precios globales del petróleo persistentemente altos, ya que estos afectarían sus esfuerzos por reducir los costes energéticos en sus economías», añaden los expertos.
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